sábado, 29 de octubre de 2016

Ruta 78 Belén de Peña Pintada-La Barranca


La Maliciosa
El Valle de la Barranca está situado a las faldas de la Bola del Mundo-Alto de Guarramillas (2.265 m) y la Maliciosa (2.227 m), en la Sierra de Guadarrama perteneciente al Sistema Central. Hay una ruta señalizada para subir a la Maliciosa (con su prominencia de unos 150m hace que sea una de las montañas más vistosas de la sierra de Guadarrama), empezando desde el aparcamiento de la Barranca, pasando por la fuente de la Campanilla y en continua ascensión hasta el Collado del Piornal para girar a la derecha y encarar hacia la cumbre. Originalmente, a este pico se le conocía como la "Montaña
Maliciosa" debido a la dificultad que tiene su ascenso, bastante escarpado, excepto por su vertiente norte. También es conocida
Alto de las Guarramillas
como «La Monja» por su parecido a un tocado de monja cuando está cubierta de nieve.


La Bola del Mundo o Alto de las Guarramillas, en su cima tiene unas antenas, cuya función era la emisión de la señal de radio y televisión hacia las dos mesetas, en 2010 el Gobierno de España decidió cerrar este repetidor de televisión y dejarlo para difundir las señales de Radio Nacional y Onda Madrid. 

Casi al final de la carretera de acceso al valle se encuentran las ruinas de un antiguo Hospital de tuberculosos, que fue durante unos años una Residencia para Disminuidos Psíquicos y que actualmente se encuentra abandonado. 

Catorce senderistas de Aepuma, de los que se juntan los jueves, salieron el día 27 de octubre de 2016, hacia las 09:45h, después de recoger las cartas credenciales de un día primaveral en pleno otoño, a hacerse unos nueve kilómetros, de los que cuatro y medio son en subida y con un desnivel aproximado de unos cuatrocientos metros. El comienzo de la ruta está a la altura del km 15'500 de la carretera que sube al Puerto de Navacerrada, donde también hay espacio para aparcar los coches. 

Vista desde el mirador
Se comienza la marcha por una pista paralela a la que sube al Mirador de las Canchas y que, alrededor de 1'5 kms antes de llegar a dicho mirador, confluye en esta pista principal y por la que se continuará hasta girar a la izquierda, para coger la senda que asciende a Peña Pintada. Antes se hace una visita a los miradores, inevitablemente, había que dar los buenos días a la Maliciosa, a Guarramillas, al Valle de la Barranca...ya que siempre están ahí ofreciendo su agradable panorama. 

Tras unos 700 metros de subida se llega a la peña de destino donde hay un Belén oculto en el vano de una roca, pequeñas figuritas de barro dando calor a la imagen de un niño, también de barro, ahí
Belen en Peña Pintada
están día tras día, noche tras noche, como iluminando un Olimpo terrenal que está a la altura de los sueños, de la tranquilidad, de los deseos...de la propia montaña. En el cielo, imaginariamente, también lucía una estrella pequeñita, no se sabe si porque estaba muy lejos o porque era así de tímida. Las nubes de la mañana se habían deshinchado temprano y se habían recogido ya hasta su próxima presencia en cualquier horizonte no muy lejano. 

Una vez arriba y después de unas bocanadas de vida, se dirigen unas miradas a los regalos que ofrece un paisaje poco menos que de ficción, pero que es real, casi como si estuviese envuelto con papel celofán para abrirlo a la primera oportunidad. Hay quien se entretiene fotografiando el semblante de la ilusión o con las ganas de dibujar en el aire, con un dedo, la silueta de las montañas que tiene delante, viendo cómo unas grandes aves se posaban sobre altas cumbres pero antes, y como bienvenida, revoloteaban sobre su cabeza. 


Cerca hay unas rocas, tan fuertes como la voluntad de superarlas, son de fiar, son amigas, si las demuestras cariño te lo devuelven, te protegen del frío, con su altura te acercan al sol, si se aproxima una tormenta te darán cobijo, si se echa la noche te abrigaran cogiéndote de la mano y guardándote en su interior. Para desarrollar alguna habilidad en la práctica de leves ascensos y descensos, unos cuantos senderistas prueban a transitar por las mismas, por reducidos pasos algo aéreos pero de fácil ejecución y con poco riesgo. 

De vuelta con el resto del grupo, y después de la habitual foto de familia, se emprende la bajada hacia el inicio de la ruta. Se percibe una expresión relajada en los caminantes, no hay fatiga, sí la satisfacción de haber pasado la mañana, de un buen día, sin más esfuerzo que el de haber disfrutado de una agradable expansión. 




domingo, 23 de octubre de 2016

Ruta 77 Visita al Hayedo de Montejo


Entrada al Hayedo
Hoy es un día muy diferenciado para el grupo de senderismo de AEPUMA-jueves, pues se trata de la visita, no marcha, al Hayedo de Montejo. Cuando se dice haya se puede pensar en el presente de subjuntivo del verbo haber, pero no, hoy no, hoy hablamos de un árbol, un árbol cuidadoso y muy cuidado, un árbol elegante y bien vestido pues sus hojas, aunque no van teñidas, sí cuidan su verdor, es un árbol algo estilizado, podría decirse que hasta presumido, tan es así que algún que otro acebo, habitualmente arbusto, poniéndose bajo el manto de una haya, se hace árbol también, exhibiéndose bien espigado y afectuoso con su mentor. Hay una excepción en esta dualidad y es cuando se produce otra entre dos propias hayas, pues
Cartel informativo
se juntan tanto la una a la otra que llegan a fundirse como dos hermanas siamesas. 

Hoy es un día diferente porque se sale de lo habitual, los guías son unos entendidos en vegetación y se extienden en su explicación, el camino es prácticamente sin desniveles de subida y bajada, buena parte en senderito delimitado por troncos secos que definen el límite hasta donde se puede pisar o pasar, el recorrido es el marcado por la Organización, en definitiva, es como ir a un museo de la Naturaleza e interactuar con ella de manera recíproca, nos detenemos para observarla y, a la vez, ella probablemente nos observa a nosotros, pues también estamos incluidos entre sus variedades.

Este hayedo, vecino de la Sierra de Ayllón, es muy admirado por sus características en una zona poco frecuente para esta especie de árbol cuyo fruto es el hayuco, con propiedades medicinales y parecido a la avellana, y que algún
avispado ratoncillo, como buen roedor, se hace un homenaje comiéndoselo y disfrutando de su sabor. El río Jarama, fluyendo en sentido contrario a nuestra marcha, se deja ver y oír, mostrándose suavemente cantarín, menos en sus remansos que es cuando aprovecha para darse un respiro y aclararse un poco la voz. 

Arbol entre rocas
Para mayor cuidado del terreno y mejor transitar por la zona, se formaron dos grupos de visitantes, yendo separados por un espacio de lugar y tiempo que evitaban cualquier posible aglomeración y riesgo de deterioro del medio ambiente. Una vez finalizada la visita, aproximadamente la mitad de los asistentes, decidieron prolongar el tiempo de estancia por el pueblo de Montejo de la Sierra y a la vez saborear la cocina casera de un mesón del lugar. 

Antes del colofón a esta crónica queda por señalar un pequeño acontecimiento sin más historia y trascendencia que la que se le quiera dar. Paseando solo nuestro cronista, mientras llegaban los demás compañeros y por un área recreativa de la zona, cuando ya estaba clareando el día difuminándose los últimos vestigios de la noche, percibió que por allí pasaba una mujer, deslizándose por el suelo más que andando, vestida de negro, pequeña, delgada y con una ropa extemporánea, pero lo que más le sorprendió fue el relato que hizo... 




Visita realizada el 21 de octubre de 2016

sábado, 15 de octubre de 2016

Ruta 76 Marcha de la Fuente del Cura a la Ermita de San Blas

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.

Imagen de San Blas
Son las 09:30 de la mañana, de los catorce senderistas convocados, falta uno que llegará un poco más tarde y que se unirá al grupo sobre la marcha, por lo que se emprende la ruta a través de una buena pista, cómoda y ancha. A mitad del camino espera una imagen de San Blas -cuya fiesta se celebra el 3 de febrero con una romería desde el pueblo- el santo recogido en su pequeño altar, a veces parece estar meditando, otras seguro que está por rezar. Un cartel define bien esta ruta como Sendero Local desde La Fuente del Cura a la Ermita de San Blas, proporcionando además información sobre cómo el pueblo de Miraflores cuida a su santo. 

Cartel informativo
En una nota, junto a la pequeña ermita, y probablemente de algún romero de cualquier año de estos, encontré un escrito, sin decir para quien, pero que yo lo hice un poco mío y lo cuento aquí también: 

"Dibujos de montañas con sus cumbres blancas, dibujos de árboles con largas ramas, dibujos de rocas, nubes, aves y otros animales, de senderos, de cielos, dibujos de personas, mujeres y hombres andando, charlando o en silencio, sin edad definida, tampoco es relevante, se habla de hoy o de ayer, de un amigo o una amiga, se habla, a pesar de ir andando, sin fatiga, dibujos en carboncillo, en acuarela, en lienzo, en papel, enmarcados o en una pared, dibujos a trasmano o hechos con mucha fe. 
Es temprano, aún tengo tiempo, hasta que empiece a caminar, para recordar que anduve por estas y otras sendas, a veces no quería avanzar, solo quería soñar, abrazar ilusiones, canturrear canciones, sentirme acompañado por el viento y escuchar sus susurros de aliento.
Estoy en Miraflores antes denominada Porquerizas hasta que, puede ser o no, la reina Isabel de Borbón -esposa de Felipe IV- de camino en un mes de noviembre hacia El Paular y al contemplar una pradera de flores dijo la expresión "¡Mira flores!. 
Ahora me envuelven multitud de colores, también en su momento el olor de la hierba recién cortada me hacía pensar, sentir, añorar que de niño corría por el campo, saltando sin saber por qué, probablemente por ser un niño al que gustaba correr, saltar y al aire, acariciar"

Ermita de San Blas
Llegados a ese pequeño aposento del santo, ya todos los componentes del grupo juntos, como parece algo suave la marcha hecha hasta allí, se acuerda extenderla algún kilómetro más. De esta manera, se senderea improvisando, ahora a la izquierda, después a la izquierda también para, más adelante, girar a la derecha, continuando todo recto y, de nuevo, llegar a la altura de San Blas en su aposento. 

Antes del refrigerio, alguien pregunta sobre las medidas de la marcha y, quien está más ducho en ello le pone al corriente, son unos 11kms, con un suave desnivel en subida y bajada de unos 260m acumulados, la duración aproximada también será (mira el
Senda
reloj y después de unos cálculos) de unas 4 horas en total. 

Dispersos pero no muy alejados de la imagen, se apura el último bocado antes de emprender la vuelta al punto donde habían empezado y, eso sí, pidiendo razón de la bota de vino pues, ante la ausencia de su dueño, quien se encargó de custodiarla además de esto tendría que haberse acordado de llevarla. 

Detrás de la ermita otro cartel indica la panorámica que se puede ver, y, dentro de ella aparecen formaciones de tanta consideración como La Pedriza, La Najarra, Cabeza Menor y Cabeza Mayor, pero al no ser
Mirador detras de la Ermita
un día despejado se quedó por disfrutar de ese panorama, no muy cercano pero tampoco lejano. 

Por otra pista paralela a la de ida se hace el camino de vuelta, hacia el final de este trayecto comenzó a lloviznar, después a llover, ante ello se activan los antídotos para no mojarse, o lo menos posible, y se ponen en acción los chubasqueros, paraguas y cualquier otro artificio que haga esa función. Cruce de carreteras, entrada al pueblo, calles por arriba, calles por abajo, las que eran en cuesta se subían con algo de trabajo y, de nuevo, en el área recreativa desde donde se hizo la partida, dándose por terminado este caminar del día que, entre lo previsto y lo improvisado, dejó buen recuerdo de esta pequeña y cómoda travesía. 

sábado, 8 de octubre de 2016

Ruta 75 Puente de la Marmota

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.

Puente de la marmota
Este puente fue construido en el SXVIII, durante el reinado de Fernando VI, para mejorar uno de los accesos al Pardo, zona de caza para los reyes de esa época. El nombre de marmota no tiene nada que ver con el durmiente animal sino que es una deformación de la palabra "mamotar" (cerro de la marmota) con que se conocía un cerro cercano al puente con forma de 'mama' femenina. La marmota, roedor emparentado con la ardilla pero que no habita por la Península Ibérica, posiblemente agradecería ese reconocimiento de dar nombre a un puente histórico pero, a buen seguro, tampoco va a dejar de hibernar durante siete meses por ello y perder su fama de dormilona.

Zona de inicio de la ruta
Esta mañana de septiembre, al principio borrosa pero después transparente, se juntan 16 senderistas de la UAM-jueves para dejar su estela personal en ese camino que, pausadamente, van a recorrer como momento de reflexión, de experimentar de nuevo lo que significa olvidarse de la prisa, del agobio, del estrés. Momento propio, personal, de manera que si se protegen los pies con botas, si se camina con bastones, también se protegen los sentimientos con estímulos de bienestar, naturales, traídos de la mano lo mismo por una brisa como por un complaciente sonido o una relajante melisa. 

Llegando al punto de destino, se cruza por el camino una mariposa
Senda del camino
blanca, muy blanca, agita sus alas acariciando el aire, se para y se posa en una flor amarilla, muy amarilla, como compañeras y vecinas se miran, se miman, la mariposa danza entorno a la flor y ésta le mira con candor, los pétalos semejan que aplauden esa actuación. La corriente de agua de un río que fluye cerca se anima a poner música, pequeños sonidos como gorjeos de pájaros, se acompasan sinfónicamente, sin director ni batuta, sólo con la intención de proporcionar sosiego a quien lo escucha. 

El sol no saluda, no lo necesita, porque sabe que con una sonrisa
Indicación Camino de Santiago
se va a hacer querer. Sol y sombra, frío o calor, para sentir un ardor no tan lejano, más próximo que extraño, presente y pasado, estudio y trabajo, al cabo, caminos hacia un juvenil verano. 

Estimado lector, comprobarás que este pseudoescritor no solo se pierde por los caminos, también lo hace divagando y la perdiz mareando, entre las ideas y las palabras, diluye lo esencial y ensalza el gusto personal, te cuenta cuentos casi para niños -yo diría que se los inventa- y deja vacía la cuota de cómo se debe narrar con un cierto tino. 

El Manzanares desde el puente
Sin que sea un copia-pega de la crónica anterior, ante la falta de dos marchantes, una veterana y otro debutante, se decide que el grupo comience el itinerario del día y que un guía, ¡peligro, el mismo de la ocasión anterior!, se quede a esperar, de nuevo acompañado del mismo atrevido amigo, hasta que el cupo de asistentes quede cumplido. A los no muchos minutos, ya todos los desmarcados juntos, se ponen de camino en pos de sus conocidos. Marcha ligera, sendero estrecho, tres hombres y su compañera, avanzan en uniforme hilera, hay una bifurcación en el camino pero como el orientador, en esta ocasión, no charla sino que solo se fija en la rayita de su navegador, sí elige la línea correcta que, en no mucho
Llegando al puente
tiempo, hará que toda la compañía se vea junta y contenta. 

Árboles grandes, medianos o pequeños, pino, encina y enebros, definen el paso por senderos más anhos o más estrechos partícipes del Camino de Santiago, el apóstol, pues están marcados por sus flechas amarillas, así de sencillas a la par que orientativas. 

A la vuelta, tras una senda, se camina por una gran recta de arena blanca, hasta la vista se cansa de mirarla y, cual pista de aterrizaje o despegue, parece que invita a lanzar un deseo para que éste se eleve al cielo y navegue. Quedó por decir que al llegar al puente, sobre el río Manzanares, atravesándolo, y no muy lejos, había unos corzos o ciervos, esta es zona de caza, pero lo único que se dispararon fueron unas fotos, nunca ni cartuchos ni balas, solo unos flashes y unas miradas. 

Un buen bocata, frutos secos y tientos a una bota de vino que, por más que se la presiona, nunca se acaba ni tampoco deja resaca. Y como con pan y vino se anda el camino, cayeron unos 12kms en alrededor de 4 horas, subiendo y bajando, no más de 360m de desnivel, tal y como como diría aquel. 

TRACK

sábado, 1 de octubre de 2016

Ruta 74 Cascada del Purgatorio

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.

Esta marcha otoñal del día 29/09/16, antesala al comienzo del curso 2016-2017 en la UAM, reúne a 21 alumnos y/o senderistas, a las 09:00h de la mañana, en el aparcamiento del Real Monasterio de Santa María del Paular -que fue desde su fundación en 1390 y durante 450 años, un monasterio cartujo, y que actualmente, desde 1954, es una abadía benedictina- para marcar, con paso tranquilo, el camino que va hasta la denominada Cascada del Purgatorio. Como a la hora de partida faltaban por llegar algunos componentes del grupo, y para no retrasar la salida, se decide comenzar la aventura quedándose uno de los guías, acompañado de otro compañero, hasta la llegada de los que faltaban. Ya todos juntos, los que esperaban y los esperados, se ponen también en ruta a un buen ritmo de marcha, pero cuidadín con este guía si le das conversación, porque metido en la charla se distrae de su función y, anda que te anda, habla que te habla, se va por otra dirección, de manera que en esta ocasión sus sufridos acompañantes se metieron unos 2 kilómetros demás como premio de consolación
Puente sobre el río Aguilón
.


Cruzando la carretera que sube al Puerto de los Cotos, se encaminan hacia el Puente del Perdón. En 1302 (SXIV) se construyó el primer puente, enfrente al Monasterio de Santa María del Paular, para salvar el río Lozoya, que sirvió a los monjes cartujos de vía de acceso hacia el Molino de papel de Los Batanes, de este molino salió el papel con el que se imprimió la primera parte de Don Quijote de La Mancha, publicada en Madrid en 1605. La dura climatología de la zona deterioró tanto el puente que fue reemplazado en el SXVIII por el que existe actualmente.


Superado este bien conservado puente, se avanza por la zona de Las Presillas, lugar lúdico de esparcimiento enmarcado en un paraje como pintado al óleo en un cuadro.

Cascada del Purgatorio
Ya en la cascada, hay quien parece oír este rumor: "agua saltarina, diríase que algo juguetona, seguro que dichosa, dichosa por tu suerte, por hacer lo que quieres y, a veces, lo que no debes, agua desbocada, retazos de adolescencia, rebelde y ruidosa, agua de vaivén, de salpicones en la piel, das piruetas de bailarina, con tutú de espuma y zapatillas anudadas a tus vuelos, haces tu ritual danza, no del velo, sino de unos requiebros al cielo, a ese Purgatorio de enmiendas, de espera y de quedar absuelto. Rincón de ensueños, de pañuelos para enjugar lágrimas de alegría, de otro tiempo, donde el pensamiento era una melodía, de...cual pétalos de margarita: si me...no me...la madurez se hace futuro y el futuro se hace poesía"


Todos juntos, en este espacio íntimo de relieve particular por sus características geográficas, toman el apetecido bocadillo, estableciéndose, por momentos, como un coloquio entre el nutriente y el nutrido. Cumplido este requisito, se abre el turno de fotografías, de acercamiento a la caída del agua e incluso, para que los/as más atrevidos/as, se remanguen los pantalones y pongan a refrescar pies y piernas en los pequeños remansos de agua existentes del río Aguilón.
Cartel informativo


De vuelta al monasterio, se circula en fila cuando es sendero y en pequeños grupos cuando es pista. En Las Presillas se hace un alto para tomar una cerveza fresca y decidir dónde ir a comer como despedida a esta práctica por empezar el nuevo curso y tener que volver a las clases después de las caminatas.


Transitando de nuevo por el puente de inicio, conviene recordar el porqué de la denominación al mismo. Y fue que las autoridades locales tenían por costumbre efectuar los juicios junto a él, los reos recurrían su sentencia ante el tribunal en el mismo puente y, si eran
Puente del Perdón
perdonados, se libraban de la misma pero, si no era así, los alguaciles les conducían a la Casa de la

Horca, situada a unos dos kilómetros en dirección al Puerto de Cotos, donde eran ejecutados, de aquella tradición al posible perdón es de donde le viene el nombre al puente


Andados unos 11kms, en unas 4 horas y con un desnivel de unos 300m subida/bajada, se trasladan a un restaurante a la vera de un pequeño río cuyo rumor relaja y distiende al grupo envuelto en una amena charla mientras toma un apetecible menú.