lunes, 27 de marzo de 2017

Ruta 97 Las trincheras de la Jarosa 23/03/2017)




Con El Horcajo se designa a la unión de las dos elevaciones que rematan el extremo inferior de la loma del Cerro del Cebo de los Lobos. Ambas elevaciones forman la prolongación o tercera parte de la posición republicana Cerro Lobos, se enfrenta directamente con las inmediatas posiciones nacionales de Los Regajos y Cañas. Para la posición de la Loma de San Macario no existe ninguna referencia al nombre de esta posición por lo que se le asigna el de su cercana ermita de San Macario, esta posición se enfrentaba directamente con la nacional de Arjimiro.
Desde la ermita de San Macario sube una pista de tierra, que enlaza con la posición republicana Loma de San Macario. Después de un nutrido y bien conservado conjunto de nidos de ametralladora, el recorrido desemboca en
una pista de tierra transversal. Siguiendo la trinchera se continúa ascendiendo por la Cuesta del Horcajo, hasta alcanzar la loma del mismo nombre, extremo inferior de la posición republicana del Cerro Lobos. Ascendiendo por la loma del Cerro del Cebo de los Lobos, hasta alcanzar otro camino de tierra transversal, se llega a la pista de tierra que une la pista asfaltada de la garganta del arroyo de los Álamos Blancos con la pista de tierra que recorre La Cerradilla. Por la pista de La Cerradilla se alcanza la línea cimera de la loma de los Hornillos. Se inicia aquí el recorrido descendente por los restos militares de la posición Hornillos, hasta desembocar en una destacada vivienda a orillas del arroyo de la Calle de los Álamos. Junto al arroyo desciende la pista que devuelve al aparcamiento de la ermita de San Macario.

Participantes: 14
Distancia      : 13, 2 kms.
Desnivel       : 536 m.
Duración      : 3,5 horas 


Señalización
Mañana de primavera con textura de invierno, despensa de agua en un próximo pantano, hojas verdes con gotas de rocío y cielo cubierto, van viendo la llegada de unos huéspedes, cuyo aliento es saludar a un día de agradable trasiego. Como es hábito, se empieza la marcha y la charla, o tanto monta, monta tanto, la charla y la marcha, sumando pasos que remontan el terreno a la par que se va retomando algún recuerdo.

A estas citas por sendas y senderos, por prados y roquedos, por los deseos de compartir tiempos pasados y algunos venideros, en este día, poquito a poco, se auto invita una ligera nieve al principio, para ser más densa después, llegando a ser casi la protagonista al ir centrando la atención en ella. Con sus manos invisibles iba tamizando de blanco hasta la propia alegría que producía su presencia, ya se preocupaba en ir posándose de forma suave, casi imperceptible, ligera, con juguetones copos de nieve en primavera.

Se transita por zonas de pinar frondoso, de intentar adivinar si antes o después ya se ha andado cerca, por las proximidades, no todo el monte es igual, pero sí suele deleitar los sentidos de manera que las impresiones agradables parecen esparcirse por todas estas partes.
Trincheras
Las fotos que se van haciendo, si no son en blanco y negro, sí son en blanco y en esencia a evocaciones de buenos tiempos. Cada pisada va dejando una huella, no perecedera pero sí cierta, la certeza de haber disfrutado la intensidad de un aire abierto, saludable, amigo de lo bueno.

A veces agrupados, otras algo dispersos, los componentes del grupo van elaborando, en sus adentros, las pasiones que se van viviendo, escribiendo páginas de diálogos internos, experiencias que no pesan, que aligeran el bagaje de algún tiempo pasado y que enriquecen el vocabulario de sus afectos. Mirada interna con un haz de luz hacia la calma, la tranquilidad, hacia la vida en su extensión y comprensión, hacia debo aprovechar a vivir esto que después  contaré con detalle, con la alegría de haber disfrutado un tiempo, que tenía reservado para recapitular si lo tuve a mano o solo en el deseo.

En toda crónica se suele pormenorizar los detalles de lo visitado y visto, en esta parece haberse disuelto casi todo ello en pensamientos, ¿será porque la estimulación ambiental para lo que más daba era para ello?


                                              
                                                                                                                                 Tino

viernes, 17 de marzo de 2017

Ruta 96 Puentes medievales de Canencia (16/03/2017)

Canencia es un municipio español, situado en la parte septentrional de la provincia y comunidad autónoma de Madrid, en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama El término municipal se halla en la parte meridional del Valle Alto del Lozoya, territorio administrativamente incluido en la comarca de la Sierra Norte.
El origen de Canencia se vincula al proceso de repoblación cristiana, llevado a cabo por la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, tras la conquista de la zona por el rey Alfonso VI de Castilla, a finales del siglo XI. A finales del siglo XIV, la construcción, en el término de Rascafría, del Monasterio de Santa María de El Paular supuso un punto de inflexión en el desarrollo económico y social de Canencia.
Uno de los atractivos turísticos de la localidad son sus puentes medievales, los cuales son el objetivo de la ruta de esta semana. 

Participantes: 19
Distancia      : 14, 26 kms.
Desnivel       : 414 m.
Duración      : 4 horas

Puente Canto
Comenzamos la ruta junto a la iglesia de Santa María del Castillo, siguiendo el camino marcado de la ruta, en 5 minutos alcanzamos el puente Canto.

“La construcción se fecha entre los siglos XIV y XV y tiene como característica principal que sus dos ojos son asimétricos. Se conserva en muy buen estado y recuerda la vieja ruta que se dirigía hacia Rascafría, jalonada de puentes de características similares, como el del Congosto en el término municipal de Lozoya.
El Puente Canto salva el arroyo Canencia, que discurre bajo el arco mayor. Está construido en mampostería, excepto contrafuertes y estribos, donde se utilizaron fuertes sillares. Entre la junta de los dos arcos asimétricos se ubica un mirador, reforzado por la presencia de un contrafuerte semicónico de sillería para contrarrestar la fuerza de las crecidas del arroyo. Es citado, como su homónimo lozoyano, en el libro de montería de Alfonso XI (siglo XIV), y hasta 1991 se utilizó como vía de tránsito de ganado y uso peatonal. Actualmente se usa para estos menesteres un puente nuevo paralelo al viejo puente Canto.”

Puente Matafrailes
A la izquierda del camino, que nos deja en este viejo puente medieval, y siguiendo aguas arriba el arroyo Canencia sale una vereda que nos debería llevar al pequeño puente de Las Cadenas, pero este puente lo hemos dejado para otra ocasión.
Siguiendo el sendero que se nos presenta a la derecha, y tras unos 4 kilómetros, llegamos al tercer puente medieval en el término municipal de Canencia, lo encontramos aguas abajo del arroyo del  mismo nombre, casi en su encuentro con el río Lozoya, el puente Matafrailes, pues así se denomina este puente.
“Este puente medieval también está ubicado en el término municipal de Canencia, pero, a diferencia de los dos anteriores, se sitúa alejado de la población, en los límites septentrionales del término municipal, casi en la linde con Gargantilla de Lozoya. Salva el arroyo Canencia aguas abajo, en su búsqueda del curso del río Lozoya.
No se conoce exactamente la fecha exacta de la obra original. Posee un solo arco, está construido de forma tradicional y ha sido restaurado en fechas recientes. La rosca del arco se hizo con delgadas lajas algo toscas y se apoya sobre sendos estribos de sillarejos. La altura del puente es considerable, puesto que los estribos sobre los que se apoya, están ubicados sobre dos altas rocas.”
Puente del Congosto
Una vez realizadas las fotografías correspondientes, seguimos nuestro caminar siguiendo un sendero bien marcado que nos llevara al tercer puente que visitaremos, se trata del puente del Congosto.
“El puente del Congosto (también conocido como puente Canto), situado en el término municipal de Lozoya, en la sierra Norte de Madrid, salva aguas abajo del embalse de Pinilla una estrecha y profunda garganta horadada en las rocas por la fuerza erosiva de las aguas del río Lozoya.
Se construyó sobre los estribos de la propia roca que forma las laderas. Se construyó con sillarejo basto y está formado por un solo arco de medio punto de 6 m de luz levantado directamente sobre la roca. En su parte central el arco tiene doble rosca con grandes dovelas. A ambos lados aparecen desagües de planta rectangular, los dos de la margen derecha completamente cegados. Muy cerca encontramos las ruinas de lo que fue un antiguo molino.
Los únicos datos históricos que se conocen sobre el puente, es que aparece citado en el Libro de la Montería, que el rey Alfonso XI de Castilla mandó escribir a mediados del siglo XIV, y que fue objeto de una reparación en el siglo XV.”

Río Lozoya
En este lugar idílico que nos da el paso del río, lo aprovechamos para reponer fuerzas del cansancio del camino recorrido, antes de retornar a la localidad de Canencia, final del recorrido.

       Jesús         





 
BREVE RELATO HISTORICO
Ejerciendo su cargo de Alcalde de Casa y Corte, debe trasladarse Jovellanos a la Cartuja del Paular a investigar e instruir un robo que se había producido en ella; desde su retiro obligado el poeta escribe una carta a Mariano Colon, duque de Veraguas (Anfriso), donde se percibe la tristeza que le invade. En esta Epístola de “Fabio a Anfriso”, el poeta hace una descripción del Valle del Lozoya donde se aprecia la nueva corriente neoclasica con aires románticos, de esta época ilustrada. En el poema podemos leer:
 “…Rodeado de frondosos y altos montes
se estiende un valle , que de mil delicias
con sabia mano ornó naturaleza.
Pártele en dos mitades , despeñado
de las vecinas rocas, el Lozoya,
por su pesca famoso, y dulces aguas.
Del claro rio sobre el verde márgen
crecen frondosos álamos , que al cielo
ya erguidos alzan las plateadas copas,
ó ya sobre las aguas encorvados,
en mil figuras miran con asombro
su forma en los cristales retratada.
De la siniestra orilla un bosque umbrío
hasta la falda del vecino monte
se estiende; tan ameno y delicioso ,
que le hubiera juzgado el gentilismo
morada de algún dios , ó á los misterios
de las silvanas Dríadas guardado…”

martes, 14 de marzo de 2017

Ruta 95 Dehesa de Navalvillar (09/03/2017)



El Cuartel General de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET) se encuentra ubicado en la Base "Coronel Maté", situada en el kilómetro 1,800 de la carretera comarcal M- 607 en el término municipal de Colmenar Viejo. En 1965 empezó a dar su primeros pasos la Unidad de Aviación Ligera de la División Acorazada número 1. En el año 1972, el Ministro del Ejército dispuso la organización de la FAMET. Posteriormente transformada en Cuartel General, en 1989, al mando de un General de Brigada, con la misión de coordinar todas las acciones operativas de las distintas Unidades y de apoyo logístico para aumentar la capacidad operativa de las Unidades terrestres, en el conjunto del Ejército de Tierra español.
Existen referencias a esta dehesa desde el siglo XI, donde se menciona que el Rey Alfonso X cazaba el oso en su parajes, en otro tiempo hubo masa forestal.  Debido a su situación en las estribaciones de la Sierra de Guadarrama, ha sido lugar de asentamientos desde la antigüedad, entre los restos se encuentran viviendas visigodas de los siglos VI y VII y minas de metales. Los posibles metales que se barajan como principal motivo de la explotación son: cobre, plata o hierro, algunas teorías indican la probable utilización de estos metales por los visigodos.

Ya en época moderna la dehesa ha sido usada para: rodajes cinematográficos -más de doscientos (Espartaco, El Cid Campeador y gran cantidad espagueti westerns, entre ellos El Bueno, el Feo y el Malo)- también para prácticas de tiro militar, almacén de material municipal y lugar de ocio.


Participantes: 20

Distancia: 10,62 kms

Desnivel: 275m

Duración: 4 horas



En una mañana de invierno, pero con investidura de día primaveral, los marchantes de hoy, acompañados por el sonido y movimiento de helicópteros de la Base, en la que cerca también se rodaron películas de cine, pareciendo evocar alguna escena bélica de Apocalipsis now, pero sin la música wagneriana de la Cabalgata de las Valquirias, hacia las 09:45h comienzan la ruta de este jueves por zona de monte muy despejada pero con un agradable telón paisajístico de fondo.

Hoy se van a eludir metáforas como que el sol es una enorme pepita de oro que puso en el espacio el dios Apolo, que la luna es un beso lanzado al aire por la diosa Venus, que el cielo es un chal de seda que bordaron unas Ninfas para Artemisa y que el viento son los suspiros de las enamoradas que cortejaban a Adonis ... bueno, aunque pensándolo mejor, si se deja en
que son una gran pepita de oro, un beso, un chal de seda y unos suspiros...tal vez quedaría bien la imagen.

Superada la Base del inicio y adentrándose por una pista forestal, se encaminan primeramente a un cercado donde se encuentran unos yacimientos arqueológicos, de los distintos que hay en esta Dehesa de Navalvillar. Hecha la visita, ojeada la documentación de los pequeños carteles explicativos y las fotos de la parcela, se reemprende la marcha hacia una plataforma en alto y de madera, en la zona denominada Peña Gorda, donde hay unas vistas fantásticas del entorno como es la Cuerda Larga y el Cerro San Pedro, como más próximos, y con la complicidad de un día no menos prodigioso. Fotos del paisaje, fotos individuales y de
grupo, es en lo que se invierten unos cuantos minutos...minutos cuyo ADN es el de testimoniar que se está disfrutando y que, por ellos, se sustraerían a cumplir su misión de medir el tiempo, haciendo que no se notara que se habían detenido, disimulando y mirando para otro lado, alargando todo lo posible ese momento.

Una vez puesto en marcha el reloj, tras descender de la plataforma de la imaginación, se va caminando hacia otra zona de rodaje de alguna célebre película llegándose al punto de poder recrearse en ser un personaje de la época Romana, un personaje del lejano Oeste o simplemente un senderista en busca de nuevos espacios para vivir nuevas sensaciones.

Continuando por pista forestal o atravesando por el medio del campo, siempre con la sosegada compañía de vacas pastando junto a sus terneros, se va haciendo una aproximación a una mina abandonada situada en un alto y desde el que también se tienen vistas espléndidas. Visita del lugar, hora de tomar el bocadillo, de charlar, de usar el icono de una cámara fotográfica en el teléfono móvil y de volver a reanudar el camino ya de vuelta. Lo más inmediato es salvar la corriente del Arroyo del Pocito de los Lobos para después remontar hacia otra parcela de excavaciones y desde aquí ya continuar todo seguido hasta el punto de comienzo, siendo sobrevolados por un helicóptero doble hélice del FEMAT en su aterrizaje. Marcha sencilla y cómoda, de monte bajo, pero de altas impresiones por todo lo visto y vivido. Hoy todos los componentes del grupo, dada la proximidad de la Universidad, o bien vuelven a ella o bien a sus casas a comer.


                                                                                                                      Tino

lunes, 6 de marzo de 2017

Ruta 94 La Ventana de La Barranca (02/03/2017)


El valle de la Barranca, ya documentado en ocasiones anteriores, es hoy el lugar donde una vez más se realizará la marcha semanal. Ya ha ofrecido la vivencia de Peña Pintada, de la Senda del Agua y ahora de la Ventana. No olvidándose de la Senda Ortiz, de las Cabrillas y de la emblemática fuente de la Campanilla antes o después de la visita al Mirador de las Canchas.




Asistentes: 29
Distancia: 8'5 kilómetros
Desnivel: 600 metros
Duración: 3'30 horas

Son las nueve y media de la mañana del día dos de marzo, mientras los medios de comunicación compiten por ver quién es el mejor, en música o en noticias, se va formando parte del grupo de senderismo de la UAM que sale los jueves. Después, cuando hayan cumplido su experiencia de este día en la montaña, contaran algo de lo acontecido y vivido con afecto, no será noticia, pero formará parte del bagaje e historia personal de cada uno de ellos.

A la marcha de hoy le acompaña un clima especial, por el cielo azul iban jugueteando unas pequeñas nubes con forma de lacitos blancos, posándose por algunas esquinas de ese firmamento que tenían a mano.

Superado un tramo de pinar, más o menos llano, y después de haber cruzado un río, se comienza una subida que es de concentración, atrás va quedando alguna que otra preocupación, pero ahora se mira para arriba, se mira para abajo, se toma aire, este esfuerzo, a pesar de todo, se hace con gusto, se hace con agrado, mientras tanto se va avanzando. Podría pensarse que en la vida cotidiana, y más cuando fue de plena actividad, se superaron unas cuestas mayores, muy difíciles y de más esfuerzo, si entonces se salió airoso, ahora por qué no. Pequeño descanso y de nuevo en ruta, la meta no se ve, pero se la imagina, será bienvenida y gratificante, tanto para quien llega después como para quien lo ha hecho antes incluso, como sucedió, para quienes en esta ocasión tuvieron que aplazarla, lo conseguirán igualmente.

Hay espacios de tiempo en los que el silencio se engalana con requiebros de trinos de pájaros, los árboles solo respiran y miran, valoran la compañía que se les hace, miran la tranquilidad, la quietud del aire pero, algo envidiosos, empiezan a girar sus hojas verdes, para presumir de su ya visible primavera, sus cargadas ramas serán las que con los próximos calores ensombrecerán el camino para soslayar el tórrido calor.

En el horizonte alguna montaña se contornea, presumida, coqueta, quiere que se la mire también, que se le preste atención, quiere que no se olvide su espacio en ese concierto de la Naturaleza, siente que como está distante no se le da importancia, sin darse cuenta que siempre se irá camino hacia ella, que será la meta última, normalmente la más anhelada.

No, no hay olvido de los caminantes, a la postre protagonistas de esta historia, ellos con su tesón y entrega describen las líneas que llevan directo a la pasión, al encuentro con uno mismo en un ambiente distinto al habitual.



La Ventana
Pasados unos dos kilómetros de caminar, más en vertical que en horizontal, se llega a una pequeña explanada donde hay quien decide reposar del esfuerzo y reponer fuerzas, mientras otros caminantes, sin contar con los más andarines que ya están llegando a lo alto, continúan la marcha después de remontar una graciable roca, graciable porque impone un poco de respeto pero no asusta, se deja llevar, ofrece alguna pequeña grieta y salientes de apoyo, para evitarse el remordimiento de provocar alguna caída, quienes la superan, al ir alejándose, la devuelven una mirada de amigo, de aprobación pues saben que a la vuelta se portará igual si no mejor.

Caminando por el roquedo hacia esa formación natural con forma de ventana, es como si se acelerase el paso, no es que se quiera llegar primero, pero sí cuanto antes para hacerse unas fotos, dentro, delante o detrás de ella, saludar a los que allí están y contárselo a los que en otro momento vendrán. Cuál de todas las ventanas es: la ventana al futuro, la de palacio, la de la catedral, la indiscreta de Hitchcock, qué más da, que cada cual le asigne una función, ella siempre estará dispuesta a recibir a todo aquel que quiera ir a acompañarla y romper así, momentáneamente, su aislamiento.

La Maliciosa
Ya solo va quedando volver, con algo de cansancio, donde están los demás, bajar hacia la fuente de la Campanilla y, tras un pequeño alto en el camino, volver al punto de partida para echar, por el momento, la última mirada a un valle llamado de La Barranca, tanto acogedor como recogido, hospitalario como amigo, que siempre sonríe y agrada a través de la Maliciosa, Las Canchas y el alto de Navacerrada.

Como es habitual hay quienes tienen que volver a clase y quienes se recogen en algún restaurante para tomar un económico y apetitoso menú.



                                                                                                                                 Tino

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