domingo, 26 de noviembre de 2017

Ruta 120: La Granja - Cerro del Puerco - La Granja (23/11/17)

  


Documentación:

En El Cerro del Puerco, el 30 de mayo de 1937, se desarrolló parte de la batalla de La Granja, en la que la participaron republicana fue de la 14ª Brigada Internacional y por parte franquista una centuria de Falange y una compañía de fusiles, además de otras tropas en la zona de Valsaín y de La Granja. Después de estos combates el cerro continuó en manos nacionales y se configuró como el punto principal del sistema de fortificaciones nacional en este área de la sierra. Estas constan de varias partes, la primera, poco antes de llegar a la cima del cerro, es un muro o parapeto con troneras, que se conserva muy bien y que es uno de los mejores de la Sierra de Guadarrama. Adosado interiormente al parapeto hay un pequeño fortín de hormigón, sin techo y con muros de casi un metro de espesor. En lo alto del cerro hay numerosas trincheras, unos 100 metros al oeste, bajando un poco por el cerro, los restos son muy buenos y numerosos. Aunque hay tramos derruidos, otros muchos se conservan muy bien y alguno se ha restaurado. Esta ladera oeste del cerro, que se asoma al valle de Valsaín y desde la que se divisan los Siete Picos, también presenta tres trincheras elevadas y casi paralelas, además de dos fortines cuadrados de hormigón. En el lado este del cerro, y dispersos por toda la zona, hay restos menos relevantes de otro fortín, trincheras, parapetos, casas de bóveda sin techo y otras edificaciones menores. Se conservan muy bien el parapeto de 30 metros que hay poco antes de llegar a lo alto del cerro y otro con inscripciones en la parte sureste del mismo. Están restaurados y en buen estado los muros-parapetos de la ladera oeste y algunas trincheras. Es ruinoso el estado de los fortines cuadrados, de parte de los parapetos y de las trincheras de la cima del cerro.
Señalar que esta es una de las partes de la Sierra en la que Ernest Hemingway localiza su novela “Por quién doblan las campanas” sobre la Guerra Civil Española.

Extraído de www.castillosnet.org





ASISTENTES:      22

DISTANCIA:        12’500 kilómetros

DESNIVEL:          450 metros

DURACIÓN:        4 horas 15 minutos




Crónica de la marcha:

Los días pueden ser bonitos o fantásticos, al paisaje le sucede lo mismo, según cada estación del año presenta un color, una ambientación, ni mejor ni peor, distinta. En esta ocasión, llegando al punto de salida, se veía que habían estado charlando los dos, día y paisaje, de lo que hablaron o acordaron había poco que pensar, a la vista quedó, si uno se puso sus mejores galas el otro no se quedó atrás, y cumplieron su compromiso. Tal vez el paisaje fue algo más atrevido pues no escatimó nada en el colorido, diríase que hasta bastante presumido. Ante este panorama el Eresma, abiertamente, alardea de su pasada alcurnia real, como diciendo ¡pues yo no me quedo atrás!, si se presta atención, mi corriente de hoy es con dedicatoria a todo aquel que me acompañe, sentirá como una tierna caricia en sus sentidos, solo tiene que entornar los ojos y vivirlos.
Por este ambiente, ¡ah! se olvidaba señalar que dentro del acuerdo ya mencionado, andando por la intimidad del pinar inicial, los árboles se habían alineado como haciendo un pasillo, como dando la bienvenida, a los caminantes, a los que ordenadamente iban a recorrer esa pequeña fantasía del sosiego y la tranquilidad.
Avanzando en línea recta, casi fundiéndose a veces con la naturaleza, se llega una especie de calzada lateral formada por piedras, calzada cargada de historia, cuando una piedra parece hablar de tal rey la otra habla claramente de aquella reina, las hay que recuerdan a los grandes títulos nobiliarios como condes, duques, marqueses, incluso de gente paria, a esta última podría entenderse que dedicaban alguna plegaria.
Cumpliendo la ley física de "cada paso dado es un espacio avanzado" se llega al dique de un pequeño embalse el que se atraviesa por su columna vertebral acondicionada para ello. Igualmente se pasa la localidad de La Pradera de Navalhorno, contigua a Valsaín, para adentrarse en otra zona de pinar pero ya algo más montañera. Desde aquí se va haciendo una continua y suave subida por donde, como apoyo al esfuerzo, se siente el ánimo, el soplo, de un ligero viento. Al hacer algún giro en curva, quedan al descubierto zonas del paisaje en altura que, cual si saliesen de una mágica chistera, se ofrecen a la vista dejando impresionada su imagen de forma duradera.
Llegando al objetivo de la marcha, se deja a la izquierda alguna trinchera para, poco más adelante, alcanzar otra más grande, hermana mayor de la anterior y en la que se hace el descanso habitual para el bocadillo, unas fotos y dar rienda suelta a la vista que, a modo de juguetona ardilla, puede ir recorriendo poco a poco, salto a salto, la llanura de imágenes que tiene delante y que se recorrerá, en pocos instantes, pero que quedarán en el recuerdo con la etiqueta de admirables.
Hecho el descanso en el Cerro del Puerco, se coge el camino de vuelta para dar por completa una marcha sencilla, fácil y entretenida. Sin lugar a dudas, para quienes pudieron quedarse, se tomó una comida casera que no era cualquiera, parafraseando al conocido y famoso cocinero, estaba "rica...rica"

Tino
                                                                                                                               

Pequeño álbum de fotos:






                                                                                                                                                

domingo, 19 de noviembre de 2017

Ruta 119: Camorritos - Las Dehesas - Camorritos (16/11/17)

Cercedilla es un municipio situado en la sierra de Guadarrama, en el noroeste de la Comunidad de Madrid. El origen de Cercedilla data de la época del Imperio Romano, hacia el siglo I después de Cristo, cuando las Legiones imperiales seguían la ruta de la vía Antonina, de Titulcia a Segovia, y se toparon con la región del Valle de la Fuenfría. Allí, supuestamente, se establecieron y construyeron obras como las que hoy se conservan. La más importante es la Calzada Romana que atraviesa el Puerto de la Fuenfría y que hoy, a pesar del tiempo transcurrido, todavía es posible transitar por ella, ya que se conserva una buena parte de la calzada en Las Dehesas y en el citado puerto. Durante siglos la principal actividad económica de Cercedilla y motivo de su bonanza económica fue su situación estratégica junto a la Calzada Romana, a los pies del valle de la Fuenfría, esta circunstancia convirtió a Cercedilla en un punto clave para el comercio entre las dos mesetas al encontrarse en el paso a Segovia a través de la Sierra de Guadarrama.
En siglos posteriores y tras la cultura romana, otras civilizaciones dejaron huella a su paso. Así, en la época de los bárbaros hubo un traslado de la población del entorno de la calzada hacia la umbría de Siete Picos ya que se prefirió habitar la zona regada por el arroyo conocido como Regato del Puerto y los linares en dirección a Camorritos. De la presencia árabe no quedaron muchos restos aunque sí que hay referencias del paso de las tropas musulmanas por el cercano Puerto de Tablada. La historia de Cercedilla vuelve a ser relevante en la época de la Reconquista cristiana, tras la definitiva conquista del territorio y la caída de Madrid en manos de Alfonso VI, en 1065. Por aquel entonces, el paso de la Sierra tenía mucha importancia para los segovianos por ser el camino que facilitaba su repoblación. Esta repoblación dio lugar a un largo pleito por ver a quién pertenecían estas tierras, si a Madrid o a Segovia. La contienda duró años y finalmente fue el rey Alfonso X El Sabio quien decidió fundar el Real de Manzanares, con Cercedilla dentro de él.

No es hasta el siglo XVI cuando aparece la primera referencia directa a Cercedilla. El autor es Fernando Colón, quien cita a Cercedilla en su Cosmografía -compuesta entre 1517 y 1523- como “lugar de treinta vesynos”. El aumento constante del tránsito por la calzada de la Fuenfría ocasionó que la población pronto creciera y, en el censo de 1530, los vecinos que habitaban Cercedilla eran 122. Este paso de la Sierra se había convertido en el recorrido obligado para las comitivas regias que se dirigían de Madrid a Valsaín, donde Carlos V había edificado una caseta de caza que Felipe II transformó en palacio en 1561.
Al comenzar la segunda mitad del siglo XVIII, la población siguió creciendo durante algún tiempo, pero pronto se inició la decadencia. Esto fue debido a la apertura de la nueva vía de Navacerrada en 1793, cuando reinaba Carlos III, ya que a partir de entonces las comitivas reales hacia La Granja abandonaron la calzada de la Fuenfría. En 1799, sufrió la primera reforma de importancia al integrarse a la provincia de Madrid, abandonando así su secular adscripción a Guadalajara.
Fue en el siglo XIX (1888) cuando Cercedilla volvió a tener relevancia. Por aquel entonces se inauguró el nuevo trazado ferroviario de Villalba a Segovia, que tenía parada en Cercedilla, y esto supuso una importancia para el desarrollo turístico del lugar.
Con el desarrollo turístico de la villa, a principios del siglo XX, se comenzaron a realizar construcciones recreativas, de refugio, y de tipo científico y se empezaron a potenciar actividades alternativas como el alpinismo. Así, para el año 1900, Cercedilla ya contaba con 1.187 habitantes y otros tantos residentes temporales, incluidas numerosas personalidades como el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, Joaquín Sorolla o Eulogio Varela.
El 12 de julio de 1923 se inauguró, con la asistencia de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el primer tramo del ferrocarril eléctrico de vía estrecha del Guadarrama, que unía la estación de Cercedilla con el puerto de Navacerrada, con los apeaderos de Camorritos y Siete Picos, extendiéndose al Puerto de Cotos. Desde entonces, el Puerto de Navacerrada inició su rápida expansión como centro recreativo de montaña y Cercedilla comenzó a crecer como nueva actividad de turismo y sus actividades derivadas.

(lnformación extraida de Wikipedia y páginas www.cercedilla.es, y, www.verpueblos.com.)



ASISTENTES: 31
DISTANCIA: 12'500 kilómetros
DESNIVEL: 500 metros
DURACIÓN: 4 horas 15 minutos

Cómo llegar

Track de la ruta


En Camorritos, antiguo apeadero del trenecillo que, renqueante y un poco escorado a la derecha, por la edad y por la cantidad de sueños que ha transportado a lo largo del tiempo, y que remonta hasta el Puerto de los Cotos, habiéndose recuperado, antes de nada, tomando un respiro en la estación de Navacerrada, se comienza la ruta de hoy para el grupo de senderismo de lo jueves. Grupo numeroso, variado, con ganas de andar, sin más, andar lo que haga falta, quien va más deprisa por quien se queda atrás, pero andar, el día lo merece, lo merece el lugar. Lugar cargado de historia, la más reciente y la pasada, ambas con su punto de recuerdo, ambas con su anclaje en la memoria, lugar también de senderos, de sendas, de calzada, de carretera, de botas montañeras que protegen los pies, tobillos, rodillas, como fieles compañeras.
A pesar de ser un tiempo sin agua, un verde luminoso acompaña, es zona de arboleda, aún se conserva entera, resistente al desaliento, extiende sus ramas, cual guerrero medieval hace con su lanza, desafiando al enemigo, combatiendo al presente y al furtivo, dando sombra como buen abrigo. Un senderito inicial serpentea, con hierba joven en sus laderas, protege el andar de los caminantes, les va guiando sin pérdida hasta el siguiente destino, un camino que sube desde el pueblo, que fue marcado a base de pasos, con la intención de subir a una zona como mirador, de lo más cercano y de lo que está más lejano, después con nombre de literatos con el mérito de  los premios logrados.

Llegados al vallado del Herrén de Cebrián, a poca distancia hay una bifurcación de caminos, la Vereda de Enmedio y la Vereda Alta, ambas desembocan en la misma Senda que baja hasta Las Dehesas, desde donde se sigue por la Calzada Romana primero y por la Carretera de la República después.
Tras los pasos de aquellos ancestrales protagonistas de nuestra historia, con el suelo ya fatigado por los años, se llega a otra senda que se coge a la derecha para, a poco de transitarla, hacer el alto en el camino, aquel del bocadillo. Cumplido este trámite, devocionario más que administrativo, se retoma la marcha, ya toda en bajada o llaneando, el mayor esfuerzo está hecho, ya es dejarse llevar con pasos firmes, pero también sin más compromiso que el pasear el cuerpo, la mente, los proyectos, lejanos o próximos...los deseos.
Mes de noviembre con un clima casi de zonas templadas, parece que, cual ave migratoria y con un cierto despiste en su calendario, quiere aferrarse a la manga corta y al refresco, dejando la sopa caliente para otro momento. La temperatura, la claridad, la ausencia de nubes, dieron paso a una mañana con la solemnidad de poder disfrutar, aunque un poco a destiempo, del paisaje, de la marcha y de toda esta bondad.
Llegados al punto de inicio se hace la habitual dispersión de quien va a clase, a casa o a tomar un económico menú como final de la función.

                                      
                                                                                                       Tino


domingo, 5 de noviembre de 2017

Ruta 118 El Berrueco - Sieteiglesias (02/11/17)

El término municipal de El Berrueco se encuentra en el norte de la Comunidad de Madrid entre dos alineamientos montañosos que los separa de las provincias limítrofes de Segovia y Guadalajara en las últimas estribaciones de la Sierra de Guadarrama. Se encuentra justo enfrente del Embalse del Atazar en el que desembocan numerosos arroyos, entre los que destacamos el Arroyo Jobalo y el Arroyo de la Dehesilla. Este embalse es el mayor de la Comunidad de Madrid, representa el 46 % del volumen embalsado de la región. Fue construido en 1972, siendo el quinto embalse en el sentido de la corriente que se encuentra el río Lozoya.
El origen del término de El Berrueco  parece deberse, según diferentes fuentes, al cerro de granito que domina el núcleo de población por el norte, de hecho la palabra "berrueco" significa literalmente "peñasco rocoso". La existencia de los primeros asentamientos ubicados en el territorio de El Berrueco se pueden situar más o menos en la Edad de Bronce. El asentamiento actual se sitúa en fechas no muy anteriores a los siglos X y XI. A finales del S. XIX se realizaron las obras del Canal de Isabel II promoviendo la apertura de canteras para la construcción del canal.

El Museo de cantería, es un proyecto que retoma el pasado. El Berrueco es un municipio
típicamente rural que guarda entre sus calles una antigua tradición cantera, que forma parte de la identidad local. Los vecinos de este núcleo urbano han utilizado la piedra como materia prima en la elaboración de instrumentos varios, y como elemento para la arquitectura popular de todos los tiempos. Este museo se sitúa entre las calles del municipio, pudiéndose recorrer a pie.

La torre de Mirabel es un monumento del siglo XVI, que se encuentra en el término de Puentes Viejas. A diferencia de la mayor parte de las atalayas fortificadas de la región madrileña, edificadas entre los siglos IX y XI durante el dominio musulmán, la Torre de Mirabel tiene un origen cristiano. Fue levantada en el siglo XVI junto a la desaparecida aldea de Santillana, que dependía del marquesado del mismo nombre. Su misión era la vigilancia de las dehesas y pastos de la zona, cuya utilización era objeto de constantes disputas por parte de los dos señoríos. A pesar de su aspecto fortificado, no cumplía ninguna función militar, sino que probablemente fue erigida con un carácter disuasorio para evitar el furtivismo y tal vez como refugio esporádico de los guardas de la propiedad.

Sieteiglesias fue un municipio perteneciente a la provincia de Madrid pero en 1973 pasó a formar parte del nuevo municipio de Lozoyuela-Navas-Sieteiglesias, con sede municipal en la localidad de Lozoyuela. El nombre del pueblo se debe a su carácter "sagrado", definido por el número 7 y no al número de iglesias de la localidad. De este municipio, caben destacar la necrópolis visigoda y la iglesia románica. La necrópolis data de los siglos IX y XI formando parte de los yacimientos arqueológicos que pueden visitarse en la Comunidad de Madrid. Está junto a la
iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y corresponde a los restos de una necrópolis rupestre medieval. Se localiza en una zona de afloramientos graníticos, en el berrocal de la Iglesia, junto al río Jarama. Se han localizado tumbas excavadas en roca y de similares características en otros municipios de la Sierra de Madrid como El Boalo, Cerceda, Colmenar Viejo o Becerril.

Del Puente Romano, resalta particularmente su peculiaridad y su buen estado de conservación. Está situado sobre el Arroyo Jóbalo a unos 300 m. de la carretera que une El Berrueco con Sieteiglesias y su presencia puede tener relación directa con la existencia de un auténtico sendero de trazado prerromano, posiblemente Neolítico, que se mantendría hasta la actualidad conservando idénticas funciones. Sieteiglesias se sitúa sobre una ramificación de la vía romana 25 del itinerario de Antonio, esta vía unía el valle del Jarama con Sepúlveda a través de la sierra, el camino iría de Torrelaguna al Berrueco, atravesando el puente de Sieteiglesias y cruzando la población de Mangirón y de ahí a Buitrago de Lozoya. En época medieval este camino se convertirá en una importante vía pecuaria.

(Información extraida de Wikipedia y páginas web rutasconhistoria.es, y ,todosobremadrid.com)



ASISTENTES: 16
DISTANCIA: 11'5 kilómetros
DESNIVEL: 260 metros
DURACIÓN: 4 horas 15 minutos.

Track de la ruta


Cómo llegar



Un cielo rizado, mediante nubes en pequeños borbotones con distintas tonalidades de grises, de azul claro o intenso, dibujaba una mañana calmada, serena, que invitaba al paseo, a la andanza tranquila, sin prisa, no había riesgo de lluvia, solo un leve aliento, de aire, de viento.

Al comienzo el camino es paralelo a la orilla del Atazar:
aguas tranquilas
casi en el recuerdo
es época de sequía
no de aguaceros.
Los pasos por la arena
dibujan deseos de lluvia
van dirigidos al tiempo
a nubes de consuelo.
El hueco no está completo
más vacío que lleno
pocito con rayas marcadas
de lo que antes fue agua.
Una barquilla aún navega
con poco viento, casi brisa,
vendaval en otro momento
así avanza ahora hacia la orilla
Se ve algún sueño flotar
botella con mensaje dentro
alguna petición particular, pero
quién saldrá a su encuentro.

Avanzando en el camino y dejando atrás ese embalse, en otros momentos lago de caudales y ahora medio seco, se camina hacia la solitaria torre de Mirabel que, tras unos siglos de existencia, está en medio de una llanura, como testigo silencioso de lo que sucedió, y que le gustaría contar a los caminantes, si tuviese esa posibilidad pero que, al no ser así, deja entrever que aún se encuentra joven, con vitalidad y que a pesar de su soledad, ha sido capaz de sobrevivir a las inclemencias del tiempo y a otros acontecimientos. Ahora sola, cuida de vez en cuando de alguna ave a la que deja posar para que descanse antes de volver a echar a volar. Hecha la visita visual, pues está como encadenada en una finca particular y no se puede acceder a ella, se continua por una pista de arena, denominada Camino de Santillana, delimitada por haciendas de cultivo y ganado, como contraste a otro relieve de altura no muy lejano, con siluetas en sombra al ser un día poco despejado.


Llegados al pueblo de Sieteiglesias a la entrada y aprovechando unos asientos se toma el almuerzo. Poco después se hace la visita a la Necrópolis medieval que data de los siglos IX - XI y que su uso pudo llegar hasta bien entrada la Edad Media. En ella el grupo, al no ser una visita guiada, se va informando a través de las placas informativas al lado de las tumbas esculpidas en la piedra de granito. Recorridas las instalaciones, y después de unas fotografías como recuerdo y testimonio del lugar tan particular, se retoma el camino hacia otro destino que es un puente denominado romano, aunque su nacimiento y desarrollo fue en la Edad Media. Cuando se le empieza a ver, a no mucha distancia, se le aprecia un buen semblante, elegante, casi como vestido de domingo, y no es que haya hecho un pacto con
el diablo sobre la eterna juventud a cambio de su alma, sino que después de haberle salido canas se le rejuveneció, respetando sus cualidades y apariencia, para que quedara como cuando se construyó.
A partir de aquí ya solo queda terminar de regresar al punto de comienzo en El Berrueco, pasando por un pequeño monte desde el que hay una panorámica estupenda, a pesar de no ser un punto de mucha altura, pero que como si fuesen fotogramas del mejor reportaje, se pueden ir recorriendo con la vista diversas expresiones de un variado, agradable y sencillo paisaje.
Para terminar la marcha, como colofón a lo visto anteriormente, se hace una visita a la iglesia del pueblo y, después, sobre la marcha, se van ojeando las distintas obras en piedra del museo al aire libre que está montado por las calles del pueblo.
Ya en los coches, y habiendo hecho también un pacto de intercambio de comida por su valor en euros, se vuelve a Sieteiglesias para cumplir lo acordado y cerrar esta excursión con unas ricas viandas en las que destacó una buena y abundante paella de arroz.

                                               

                                                                                                                                 Tino