lunes, 17 de julio de 2017

Ruta 111 Puerto de Cotos - Cabeza Mediana - Puerto de Cotos (13/07/2017)

Marcha de fin de temporada 2016/17, llegan las próximas vacaciones de verano, de ocio, de entretenimiento, de viajes, de playa...¿de montaña? De todo ello, menos, probablemente, de descanso. 
En este periodo que termina hay que recordar que se ha convivido con el frío, la lluvia, la nieve, la niebla, aunque también con el sol, los cielos despejados y las temperaturas agradables, es decir, hemos tenido que abrigarnos bien, nos hemos mojado, hemos desaparecido entre la niebla, pero también nos hemos tomado nuestros buenos bocadillos al sol o a la sombra, hemos disfrutado de restos históricos y paisajes como de pintura fresca en acuarela, en conclusión, nos hemos hermanado con la naturaleza. 
De mayor o menor nivel de dificultad, se han hecho rutas variadas, vistosas, rutas amigas, con su flora y fauna, cuando no era el sol era alguna nube blanca quien daba la bienvenida al grupo, en ocasiones parecía que iban saludando uno a uno, que agradecían la presencia de esos "mayores" de espíritu joven o, por mejor decir, jovial, pues "la edad es un Título que no se enmarca pero que define lo que significa el paso del tiempo" 

ASISTENTES: 9 
DISTANCIA: 12'5 kilómetros 
DESNIVEL: 550 metros 
DURACIÓN: 4 horas 45 minutos 

El día se desperezó con intención de ser veraniego, caluroso, como el recorrido en buena parte era por pinar, además de la suave y fresca brisa, en el ánimo de los caminantes flotaba el guarecerse por alguno de esos rincones, para no desaprovechar las agradables sensaciones que desaparecerían al acabar la marcha y volver a la ciudad. 
Descanso en el alto de Cabeza Mediana, fotos con el vértice geodésico, a la Cordillera de Somosierra a un lado y a los Montes Carpetanos al otro. Bocadillo y bebida bajo una gran sombra de un frondoso árbol, con unas piedras a modo de asiento, y una aire fresco que si no fuese por su característica aérea, se le recitaría un poema, no de amor pero sí de la pasión que se muestra cuando algo nos embelesa. 
En la vuelta, al paso por el arroyo de la Laguna Grande, se hace un alto para refrescarse con un agua que corría, a veces despacio, como invitando al remojón, otras más inquieta, dando a entender que tenía mucho por recorrer. 
Marcha serena, por sendas, senderitos y un par de praderas. También con unos toboganes, en subida y bajada, que exigían algún esfuerzo añadido, mayor para quienes más justos de fuerzas andaban que para quienes casi era de cumplido. 
Últimas hileras de pinos, últimas caricias de frescor, últimas pisadas ya pesadas por el cansancio, último recuento de la ida y vuelta al recuerdo del paso de un tiempo que empezó a primera hora de la mañana. 

Quiero daros las gracias de corazón por vuestra paciencia con mis interpretaciones en la forma de ver y comunicar las marchas, por lo condescendientes que habéis sido con ello, lo mismo que con los Relatos Breves y algún Poemilla, por lo que os quedo tremendamente agradecido al haberlo aceptado de tan buen grado. Considero recompensado el esfuerzo hecho si os han distraído durante unos minutos tanto las crónicas como los relatos. 

Feliz verano y felices vacaciones. 

Tino.

lunes, 10 de julio de 2017

Ruta 110 La Boca del Asno - La Granja - La Boca del Asno (06/07/2017)

Valsaín está dentro del término municipal de Real Sitio de San Ildefonso, está ubicado en la vertiente segoviana de la sierra de Guadarrama, a 75 km de Madrid y a 14 de Segovia, en un área de bosque a tres kilómetros de la localidad de San Ildefonso. Tiene 10.545 hectáreas de pinares y está considerado como un valioso ejemplo de explotación maderera sin degradar la naturaleza. El pueblo se alza entre las ruinas del Palacio de Valsaín, aún apreciables. 
El valle de Valsaín es un valle de la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama, tiene una anchura media de 6 km y una longitud aproximada de 9 km, lo que lo convierte en uno de los valles más extensos de la Sierra de Guadarrama, junto con el valle del Lozoya. Está cubierto casi enteramente por un bosque de pino silvestre, el más extenso de la sierra de Guadarrama y uno de los más importantes de la misma. Por debajo de los 1200 metros de altitud, existen también ejemplares de roble y castaño. Por encima de los 2000 metros, el bosque de pino silvestre deja paso a praderas alpinas y roquedos. 

El Real Sitio de San Ildefonso es un municipio perteneciente a la provincia de Segovia, comprende, por orden de número de habitantes, las poblaciones de La Granja de San Ildefonso, La Pradera de Navalhorno, Valsaín y Riofrío, dónde está situado el Palacio Real de Riofrío. Se encuentra situada a 11 km de Segovia capital, al pie de las montañas del sistema Central. Destacan entre sus monumentos el Palacio Real, sus jardines con sus fuentes, así como la Real Fábrica de Cristales (fábrica de vidrio de gran importancia histórico-monumental) que en la actualidad alberga la Fundación Centro Nacional de Vidrio (Museo del Vidrio y Escuela-Taller de Vidrio) y el instituto de la localidad, I.E.S. Peñalara; así como el Parador Nacional, sito en la Casa de Infantes y fundado en 2007. Fue residencia de verano de los Reyes. La historia de esta población está íntimamente vinculada a la de su Palacio Real. Ya existía antes de la construcción de dicho palacio otro en la cercana población de Valsaín, fundado por Enrique IV de Castilla, en principio, concebido como refugio de caza. Este palacio formó parte de las residencias palaciegas de Felipe II, en donde se celebraron los festejos nupciales, tras casarse este rey por cuarta vez en el Alcázar de Segovia. Este palacio, ahora en ruinas, tuvo el privilegio de ser el primer palacio de todos los Reales Sitios. También fue en Valsaín en donde Felipe II pensó construir un monasterio, que finalmente se construyó en la por entonces de San Lorenzo de El Escorial. Así por lo tanto, Valsaín al no tener ya el palacio fue perdiendo importancia respecto a la nueva población que estaba surgiendo con el nuevo palacio. Si no ha llegado a desaparecer la población, ha sido gracias a la actividad de corta de árboles en el pinar y el aserradero del cercano núcleo urbano (a menos de 1 km) de La Pradera de Navalhorno. 
Por último hay que destacar las numerosas rutas de senderismo por la Sierra de Guadarrama que se pueden realizar partiendo desde La Granja o desde Valsaín por unos hermosos parajes. 

ASISTENTES: 8 
DISTANCIA: 15 kilómetros 
DESNIVEL: 250 metros DURACIÓN: 4 horas 45 minutos 

Por la carretera del Puerto de Navacerrada a Valsaín y La Granja, pasadas ya las conocidas siete revueltas -giros de unos 180°- se llega al área de recreativa también famosa de la Boca del Asno como punto de encuentro para los componentes de la marcha de hoy. 
A las 09:15h de la mañana, se hacen los últimos preparativos para iniciar una marcha muy vistosa y sencilla, aunque con un pronóstico de tiempo de fuertes lluvias y tormentas. A modo de un diestro taurino, los participantes de la marcha, si no se santiguan antes de la faena, sí miran al cielo, se vuelven a ajustar las cintas de la mochila, dejan a mano el paraguas y el chubasquero y, también a modo de paseíllo, comienzan su andadura. Primeros pasos, primeras vistas relajantes, la faena ha comenzado, no hay aplausos pero sí se va afianzando el convencimiento de lo que se quiere conseguir. Algunos animales sueltos, libres, se alimentan y emiten sonidos propios, lo mismo con recelo que con curiosidad siguen con la vista a los visitantes, no hay constancia de su pensamiento, pero una pequeña expresión de perplejidad en la mirada sí parecen transmitir, como queriendo decir ¿y qué hace esta gente por aquí con la que va a caer? 
La marcha de hoy es casi toda paralela al curso del río Eresma, a veces se le acompaña y otras es él quien hace de compañero, en alguno de sus remansos parece invitar a darse un baño, aunque algún pliegue del agua parece que pone una mueca con la expresión de "mejor dejarlo para otro día". 
Puentes sobre el río, algunas ruinas con historia, pueblo de Valsaín, un pequeño pantano y, sobre todo, un pinar acogedor y tranquilo, prácticamente todo en llano, hacen de esta marcha sea relajada y de poco esfuerzo. A pesar del difícil pronóstico del tiempo, localmente no hubo más problemas que alguna llovizna de vez en cuando, lo que suponía un quita y pon del chubasquero o un abrir y cerrar el paraguas, excepto un poco antes del final que ya sí arreció la lluvia algo más. 
Una vez terminada la faena sí hubo "oreja" pero troceada en los judiones que tuvieron a bien tomarse en un restaurante típico de la zona. 



Tino 

lunes, 3 de julio de 2017

Ruta 109 La Cabrera (29/06/2017)

La Sierra de la Cabrera es uno de los montes-isla más importantes de la vertiente sur guadarrameña, denominación que se refiere a aquellas elevaciones montañosas que aparecen separadas de la alineación principal. Sus principales cumbres son Cancho Gordo, de 1.563 m y el Pico de la Miel de 1.392 m. La longitud de toda esta formación montañosa es de aproximadamente cuatro kilómetros. 
En términos geológicos, la Sierra de La Cabrera presenta un carácter aislado, producto de una erosión diferencial. Está formada por rocas con dos tipos de granito, de grano fino y grueso, que resultan especialmente visibles en las laderas meridionales. Estas presentan un relieve muy escarpado, con paredes rocosas casi verticales, muy diferente al de la vertiente septentrional, caracterizada por una pendiente más suave. En el entorno de la sierra, aparecen rocas sedimentarias, fundamentalmente calizas, y también metamórficas. 
Desde el punto de vista geomorfológico, el paisaje está conformado principalmente por pedrizas y berrocales, de forma redondeada en las zonas de menor altura y aguda en las cumbres. Hidrográficamente, la sierra es escasa en manantiales y arroyos. En lo que respecta a la vegetación, el melojo (variedad del roble) puebla el llano situado al pie de la sierra. Conforme se gana en altura, este árbol es sustituido por la encina y el enebro. La jara pringosa se adueña del paraje en sus zonas más altas, junto a los berrocales. En relación con la fauna, en la vertiente meridional son abundantes el conejo, la comadreja, la lagartija colilarga, el murciélago común, la paloma torcaz, el mochuelo y la urraca, entre otras especies. La ladera norte reúne poblaciones tanto de mamíferos (el tejón, la gineta y la liebre entre otros), como de aves (el milano real, la codorniz, el carbonero...)
En cuanto a los valores histórico-artísticos, en la sierra de La Cabrera se encuentra el convento de San Antonio, construido en estilo románico, aunque presenta transformaciones posteriores. Fue fundado en el siglo XI o XII y, en el XIV, pasó a formar parte de la Orden de San Francisco, quedando bajo la advocación de San Antonio de Padua. La «Tumba del Moro» es un conjunto de tumbas antropomorfas, situadas en la carretera que une los pueblos de La Cabrera y Valdemanco. No se conoce su origen, pero tal vez pueda tratarse de un enterramiento paleocristiano. Entre las cumbres del Cancho de la Cabeza, se encuentran los restos del Castro de la Cabeza, que se extiende cuesta abajo, a través de terrazas, es probable que sea un poblado ibérico. La Cañada Real de Extremadura discurre por el entorno de la sierra de La Cabrera, de norte a sur. 

ASISTENTES: 12+1 (Ecuán) 
DISTANCIA: 10'500 kilómetros 
DESNIVEL: 600 metros 
DURACIÓN: 4 horas 45 minutos 

A medida que se avanza desde la carretera se va apreciando como se va acercando una pequeña cordillera, la conocida como Sierra de la Cabrera, que será la que hoy, componentes de los dos grupos de senderismo, recorrerán con la expectativa de pasar una buena mañana de montaña, superando sus alturas y recorriendo sus senderos. 
Camino al Pico de la Miel, en poco trayecto, se hace en subida un buen desnivel y, después, a través de canchal, se llega al vértice geodésico como indicador de estar en la cima de ese Pico, tras alguna pequeña trepada, algún salto y más de un agarre en las rocas. Después de haber visto y casi acariciado, desde la altura, un panorama extraordinario, se hace el camino inverso en bajada, con cautela para evitar caídas tropezando en alguna piedra. 
Todos juntos, ya en el sendero, el caminar es ágil, alguna subida y alguna bajada, la PRM-13 (Ruta de Pequeño Recorrido) con sus marcas amarilla y blanca, va definiendo el camino hasta el siguiente destino, el Cancho Gordo, que si no se subió, por falta de tiempo, sí delimitaba el punto de regreso. 
Antes había habido un cruce con cabras y ovejas cuidadas por unos mastines, fieles cumplidores de su cometido, que no dejaban de ahuyentar a quienes veían como intrusos y como amenaza para ese rebaño que cuidaban y que debían entregar a su dueño, sano y salvo, sin ninguna baja. 
Se inicia el descenso, no largo pero sí algo difícil, pues entre la arenilla, las piedras y algunas ramas dificultando el paso del caminante, hacía que fuese lento y costoso el avanzar intentando conseguir no caerse. Una vez superada esta última dificultad, se regresa al punto de inicio a través de sendas paralelas al cordal recorrido en altura, dando la oportunidad de verlo desde otro ángulo con sus tres capas de colores: el verde de la vegetación, el gris de las rocas, el blanco de las nubes y el azul del cielo, de abajo a arriba y bien definidos los cuatro niveles. 
No estaría completa esta crónica si no se mencionase a algún "duendecillo" que, como en todo paraje de ilusión y fantasía, merodeando entre rocas diseñadas por algún genio, hiciese acto de presencia, como sucedió en esta ocasión, y que de principio a fin, lo mismo delante, en medio, que detrás, fue acompañando, a veces hasta dirigiendo, al grupo de caminantes dejando esa estela de alegría que irradia la inocencia y la bondad de un niño. 



Tino