viernes, 17 de marzo de 2017

Ruta 96 Puentes medievales de Canencia (16/03/2017)

Canencia es un municipio español, situado en la parte septentrional de la provincia y comunidad autónoma de Madrid, en la vertiente sur de la sierra de Guadarrama El término municipal se halla en la parte meridional del Valle Alto del Lozoya, territorio administrativamente incluido en la comarca de la Sierra Norte.
El origen de Canencia se vincula al proceso de repoblación cristiana, llevado a cabo por la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, tras la conquista de la zona por el rey Alfonso VI de Castilla, a finales del siglo XI. A finales del siglo XIV, la construcción, en el término de Rascafría, del Monasterio de Santa María de El Paular supuso un punto de inflexión en el desarrollo económico y social de Canencia.
Uno de los atractivos turísticos de la localidad son sus puentes medievales, los cuales son el objetivo de la ruta de esta semana. 

Participantes: 19
Distancia      : 14, 26 kms.
Desnivel       : 414 m.
Duración      : 4 horas

Puente Canto
Comenzamos la ruta junto a la iglesia de Santa María del Castillo, siguiendo el camino marcado de la ruta, en 5 minutos alcanzamos el puente Canto.

“La construcción se fecha entre los siglos XIV y XV y tiene como característica principal que sus dos ojos son asimétricos. Se conserva en muy buen estado y recuerda la vieja ruta que se dirigía hacia Rascafría, jalonada de puentes de características similares, como el del Congosto en el término municipal de Lozoya.
El Puente Canto salva el arroyo Canencia, que discurre bajo el arco mayor. Está construido en mampostería, excepto contrafuertes y estribos, donde se utilizaron fuertes sillares. Entre la junta de los dos arcos asimétricos se ubica un mirador, reforzado por la presencia de un contrafuerte semicónico de sillería para contrarrestar la fuerza de las crecidas del arroyo. Es citado, como su homónimo lozoyano, en el libro de montería de Alfonso XI (siglo XIV), y hasta 1991 se utilizó como vía de tránsito de ganado y uso peatonal. Actualmente se usa para estos menesteres un puente nuevo paralelo al viejo puente Canto.”

Puente Matafrailes
A la izquierda del camino, que nos deja en este viejo puente medieval, y siguiendo aguas arriba el arroyo Canencia sale una vereda que nos debería llevar al pequeño puente de Las Cadenas, pero este puente lo hemos dejado para otra ocasión.
Siguiendo el sendero que se nos presenta a la derecha, y tras unos 4 kilómetros, llegamos al tercer puente medieval en el término municipal de Canencia, lo encontramos aguas abajo del arroyo del  mismo nombre, casi en su encuentro con el río Lozoya, el puente Matafrailes, pues así se denomina este puente.
“Este puente medieval también está ubicado en el término municipal de Canencia, pero, a diferencia de los dos anteriores, se sitúa alejado de la población, en los límites septentrionales del término municipal, casi en la linde con Gargantilla de Lozoya. Salva el arroyo Canencia aguas abajo, en su búsqueda del curso del río Lozoya.
No se conoce exactamente la fecha exacta de la obra original. Posee un solo arco, está construido de forma tradicional y ha sido restaurado en fechas recientes. La rosca del arco se hizo con delgadas lajas algo toscas y se apoya sobre sendos estribos de sillarejos. La altura del puente es considerable, puesto que los estribos sobre los que se apoya, están ubicados sobre dos altas rocas.”
Puente del Congosto
Una vez realizadas las fotografías correspondientes, seguimos nuestro caminar siguiendo un sendero bien marcado que nos llevara al tercer puente que visitaremos, se trata del puente del Congosto.
“El puente del Congosto (también conocido como puente Canto), situado en el término municipal de Lozoya, en la sierra Norte de Madrid, salva aguas abajo del embalse de Pinilla una estrecha y profunda garganta horadada en las rocas por la fuerza erosiva de las aguas del río Lozoya.
Se construyó sobre los estribos de la propia roca que forma las laderas. Se construyó con sillarejo basto y está formado por un solo arco de medio punto de 6 m de luz levantado directamente sobre la roca. En su parte central el arco tiene doble rosca con grandes dovelas. A ambos lados aparecen desagües de planta rectangular, los dos de la margen derecha completamente cegados. Muy cerca encontramos las ruinas de lo que fue un antiguo molino.
Los únicos datos históricos que se conocen sobre el puente, es que aparece citado en el Libro de la Montería, que el rey Alfonso XI de Castilla mandó escribir a mediados del siglo XIV, y que fue objeto de una reparación en el siglo XV.”

Río Lozoya
En este lugar idílico que nos da el paso del río, lo aprovechamos para reponer fuerzas del cansancio del camino recorrido, antes de retornar a la localidad de Canencia, final del recorrido.

       Jesús         





 
BREVE RELATO HISTORICO
Ejerciendo su cargo de Alcalde de Casa y Corte, debe trasladarse Jovellanos a la Cartuja del Paular a investigar e instruir un robo que se había producido en ella; desde su retiro obligado el poeta escribe una carta a Mariano Colon, duque de Veraguas (Anfriso), donde se percibe la tristeza que le invade. En esta Epístola de “Fabio a Anfriso”, el poeta hace una descripción del Valle del Lozoya donde se aprecia la nueva corriente neoclasica con aires románticos, de esta época ilustrada. En el poema podemos leer:
 “…Rodeado de frondosos y altos montes
se estiende un valle , que de mil delicias
con sabia mano ornó naturaleza.
Pártele en dos mitades , despeñado
de las vecinas rocas, el Lozoya,
por su pesca famoso, y dulces aguas.
Del claro rio sobre el verde márgen
crecen frondosos álamos , que al cielo
ya erguidos alzan las plateadas copas,
ó ya sobre las aguas encorvados,
en mil figuras miran con asombro
su forma en los cristales retratada.
De la siniestra orilla un bosque umbrío
hasta la falda del vecino monte
se estiende; tan ameno y delicioso ,
que le hubiera juzgado el gentilismo
morada de algún dios , ó á los misterios
de las silvanas Dríadas guardado…”

2 comentarios:

  1. Jesús, estupenda crónica de una atractiva ruta, enhorabuena. Saludos.

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  2. La ruta estuvo muy bien; con el atractivo añadido de los puentes medievales, y al llegar al puente del Congosto, el estruendo del río que bajaba bravo, sin salirse del camino erosionado y modelado por la fuerza de sus aguas. Una preciosidad, y con un sol, que hacía brillar los remolinos. Yo llegué con un pie un poco chungo, pero lo metí en el agua fría, y casi como nuevo. Temperatura perfecta, a pesar del sol. Me imagino que más adelante no se podrá ir por allí, ya que no había mucha sombra. Cuando la temperatura acompaña, da gusto. Como siempre, gracias a los guías.

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