domingo, 19 de noviembre de 2017

Ruta 119: Camorritos - Las Dehesas - Camorritos (16/11/17)

Cercedilla es un municipio situado en la sierra de Guadarrama, en el noroeste de la Comunidad de Madrid. El origen de Cercedilla data de la época del Imperio Romano, hacia el siglo I después de Cristo, cuando las Legiones imperiales seguían la ruta de la vía Antonina, de Titulcia a Segovia, y se toparon con la región del Valle de la Fuenfría. Allí, supuestamente, se establecieron y construyeron obras como las que hoy se conservan. La más importante es la Calzada Romana que atraviesa el Puerto de la Fuenfría y que hoy, a pesar del tiempo transcurrido, todavía es posible transitar por ella, ya que se conserva una buena parte de la calzada en Las Dehesas y en el citado puerto. Durante siglos la principal actividad económica de Cercedilla y motivo de su bonanza económica fue su situación estratégica junto a la Calzada Romana, a los pies del valle de la Fuenfría, esta circunstancia convirtió a Cercedilla en un punto clave para el comercio entre las dos mesetas al encontrarse en el paso a Segovia a través de la Sierra de Guadarrama.
En siglos posteriores y tras la cultura romana, otras civilizaciones dejaron huella a su paso. Así, en la época de los bárbaros hubo un traslado de la población del entorno de la calzada hacia la umbría de Siete Picos ya que se prefirió habitar la zona regada por el arroyo conocido como Regato del Puerto y los linares en dirección a Camorritos. De la presencia árabe no quedaron muchos restos aunque sí que hay referencias del paso de las tropas musulmanas por el cercano Puerto de Tablada. La historia de Cercedilla vuelve a ser relevante en la época de la Reconquista cristiana, tras la definitiva conquista del territorio y la caída de Madrid en manos de Alfonso VI, en 1065. Por aquel entonces, el paso de la Sierra tenía mucha importancia para los segovianos por ser el camino que facilitaba su repoblación. Esta repoblación dio lugar a un largo pleito por ver a quién pertenecían estas tierras, si a Madrid o a Segovia. La contienda duró años y finalmente fue el rey Alfonso X El Sabio quien decidió fundar el Real de Manzanares, con Cercedilla dentro de él.

No es hasta el siglo XVI cuando aparece la primera referencia directa a Cercedilla. El autor es Fernando Colón, quien cita a Cercedilla en su Cosmografía -compuesta entre 1517 y 1523- como “lugar de treinta vesynos”. El aumento constante del tránsito por la calzada de la Fuenfría ocasionó que la población pronto creciera y, en el censo de 1530, los vecinos que habitaban Cercedilla eran 122. Este paso de la Sierra se había convertido en el recorrido obligado para las comitivas regias que se dirigían de Madrid a Valsaín, donde Carlos V había edificado una caseta de caza que Felipe II transformó en palacio en 1561.
Al comenzar la segunda mitad del siglo XVIII, la población siguió creciendo durante algún tiempo, pero pronto se inició la decadencia. Esto fue debido a la apertura de la nueva vía de Navacerrada en 1793, cuando reinaba Carlos III, ya que a partir de entonces las comitivas reales hacia La Granja abandonaron la calzada de la Fuenfría. En 1799, sufrió la primera reforma de importancia al integrarse a la provincia de Madrid, abandonando así su secular adscripción a Guadalajara.
Fue en el siglo XIX (1888) cuando Cercedilla volvió a tener relevancia. Por aquel entonces se inauguró el nuevo trazado ferroviario de Villalba a Segovia, que tenía parada en Cercedilla, y esto supuso una importancia para el desarrollo turístico del lugar.
Con el desarrollo turístico de la villa, a principios del siglo XX, se comenzaron a realizar construcciones recreativas, de refugio, y de tipo científico y se empezaron a potenciar actividades alternativas como el alpinismo. Así, para el año 1900, Cercedilla ya contaba con 1.187 habitantes y otros tantos residentes temporales, incluidas numerosas personalidades como el Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, Joaquín Sorolla o Eulogio Varela.
El 12 de julio de 1923 se inauguró, con la asistencia de los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el primer tramo del ferrocarril eléctrico de vía estrecha del Guadarrama, que unía la estación de Cercedilla con el puerto de Navacerrada, con los apeaderos de Camorritos y Siete Picos, extendiéndose al Puerto de Cotos. Desde entonces, el Puerto de Navacerrada inició su rápida expansión como centro recreativo de montaña y Cercedilla comenzó a crecer como nueva actividad de turismo y sus actividades derivadas.

(lnformación extraida de Wikipedia y páginas www.cercedilla.es, y, www.verpueblos.com.)



ASISTENTES: 31
DISTANCIA: 12'500 kilómetros
DESNIVEL: 500 metros
DURACIÓN: 4 horas 15 minutos

Cómo llegar

Track de la ruta


En Camorritos, antiguo apeadero del trenecillo que, renqueante y un poco escorado a la derecha, por la edad y por la cantidad de sueños que ha transportado a lo largo del tiempo, y que remonta hasta el Puerto de los Cotos, habiéndose recuperado, antes de nada, tomando un respiro en la estación de Navacerrada, se comienza la ruta de hoy para el grupo de senderismo de lo jueves. Grupo numeroso, variado, con ganas de andar, sin más, andar lo que haga falta, quien va más deprisa por quien se queda atrás, pero andar, el día lo merece, lo merece el lugar. Lugar cargado de historia, la más reciente y la pasada, ambas con su punto de recuerdo, ambas con su anclaje en la memoria, lugar también de senderos, de sendas, de calzada, de carretera, de botas montañeras que protegen los pies, tobillos, rodillas, como fieles compañeras.
A pesar de ser un tiempo sin agua, un verde luminoso acompaña, es zona de arboleda, aún se conserva entera, resistente al desaliento, extiende sus ramas, cual guerrero medieval hace con su lanza, desafiando al enemigo, combatiendo al presente y al furtivo, dando sombra como buen abrigo. Un senderito inicial serpentea, con hierba joven en sus laderas, protege el andar de los caminantes, les va guiando sin pérdida hasta el siguiente destino, un camino que sube desde el pueblo, que fue marcado a base de pasos, con la intención de subir a una zona como mirador, de lo más cercano y de lo que está más lejano, después con nombre de literatos con el mérito de  los premios logrados.

Llegados al vallado del Herrén de Cebrián, a poca distancia hay una bifurcación de caminos, la Vereda de Enmedio y la Vereda Alta, ambas desembocan en la misma Senda que baja hasta Las Dehesas, desde donde se sigue por la Calzada Romana primero y por la Carretera de la República después.
Tras los pasos de aquellos ancestrales protagonistas de nuestra historia, con el suelo ya fatigado por los años, se llega a otra senda que se coge a la derecha para, a poco de transitarla, hacer el alto en el camino, aquel del bocadillo. Cumplido este trámite, devocionario más que administrativo, se retoma la marcha, ya toda en bajada o llaneando, el mayor esfuerzo está hecho, ya es dejarse llevar con pasos firmes, pero también sin más compromiso que el pasear el cuerpo, la mente, los proyectos, lejanos o próximos...los deseos.
Mes de noviembre con un clima casi de zonas templadas, parece que, cual ave migratoria y con un cierto despiste en su calendario, quiere aferrarse a la manga corta y al refresco, dejando la sopa caliente para otro momento. La temperatura, la claridad, la ausencia de nubes, dieron paso a una mañana con la solemnidad de poder disfrutar, aunque un poco a destiempo, del paisaje, de la marcha y de toda esta bondad.
Llegados al punto de inicio se hace la habitual dispersión de quien va a clase, a casa o a tomar un económico menú como final de la función.

                                      
                                                                                                       Tino


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