La Perdiguera |
A este pico se puede acceder
tanto desde el Puerto de la Morcuera, por la GR10 girando a la derecha a unos
3kms para ir paralelo a la alambrada que llega prácticamente hasta la antena de
radio y el vértice geodésico, como desde el de Canencia, cogiendo la pista que
sale a la izquierda a la altura del Hornillo y que lleva hasta Prado Toril,
pasando antes al otro lado de la alambrada para llegar al alto después de
remontar el cortafuegos. En ambos casos, con un ritmo de marcha tranquilo, se
puede hacer la subida sin mayores dificultades. Con días despejados hay unas fantásticas
vistas de la zona de La Pedriza, de la
Cuerda Larga -con la cercanía de La Najarra- y de Peñalara.
En la plomiza mañana del día
2 de febrero de 2017, se juntan inicialmente en el aparcamiento de la Fuente
del Cura (Miraflores de la Sierra) 12 componentes de los jueves senderismo
(AEPUMA), para contrastar la información recibida sobre las dificultades en
subir con el coche al Puerto de la Morcuera. Como no parece haberlas en su
inicio se decide continuar y se comprueba que se pudo llegar sin ningún tipo de
problema, únicamente alguna placa de hielo en la zona de aparcamiento donde se
dejaron los coches.
Pista forestal |
El azul del cielo está
oculto tras una gris y húmeda capa de niebla que, aún queriendo ser amiga y
dando a entender que no había que temerla, no deja de ser objeto de casi
continuas miradas, para ver cuál va a ser su comportamiento y qué podría
ocultar. El viento, de vez en cuando, la agita y hace que, pareciendo algo
molesta, tuviese que dejar de observar a los caminantes y desplazarse entre los
árboles
donde se arremolina como negándose a irse de allí.
Senderistas en fila de uno |
Las pisadas son lo mismo por
nieve blanda, que por nieve dura, sin descartar algún cerco de barro por haberse
diluido ya la capa blanca que cubría el terreno. Se da algún necesario
equilibrio, después de pequeños resbalones, demostrándose que se tienen años
pero que aún se está en forma. Cubiertos con varias capas de ropa, tanto de
abrigo como impermeables, en colores bien visibles, se discurre en fila, para
aprovechar las pisadas precedentes, dándose la típica imagen de seguimiento y
avance describiendo pequeñas curvas como si se fuesen salvando obstáculos para
no darse con ellos. Sí se pasa por zonas de caza con puestos señalizados donde se
ocultan los cazadores para poder sorprender a sus presas.
Puesto de cazadores |
La nieve, para caminar sobre
ella, parece como que se cobra un pequeño peaje, haciendo que el avanzar sea más
fatigoso pero que, antes o después, no se le va a tener en cuenta porque, de
antemano, ofrece esa enorme gratificación a la vista, y a los sentidos, como es
el de las galas que da a la naturaleza
con su presencia al vestirla toda de blanco. Como si de un cincel se tratara,
las botas ya bastante húmedas, iban surcando el camino, dejando la huella
temporal de haber estado allí, de caminar sobre una acogedora capa de nieve
que, aún cuando se diluya y se borre ese rastro, quedará registrado en su libro de visitas quiénes le acompañaron
en ese día.
Al tratarse de una jornada
fría, con ligera llovizna y de un transitar algo fatigoso, antes de llegar a la
cima, se hicieron dos grupos donde uno se quedó reponiendo fuerzas para después
volverse y otro que se acercó al Pico donde también tomó el bocadillo para acto
seguido descender y juntarse con el resto del grupo. Se anduvieron unos 11kms,
con un desnivel de 300m y una duración de 4 horas y 15 minutos. Ya de vuelta al
pueblo de Miraflores de la Sierra, una vez recuperada la temperatura basal, se
hace una reposición de fuerzas con un apetecible y sustancioso menú.
Tino
Tino, eres un poeta
ResponderEliminarGracias Fernando, pero ni aprendiz siquiera,
Eliminarsaludos.
Te leo siempre con gusto, tanto tus relato de las rutas como tus poesias o cuentos. Gracias porque asi queda constancia de nuestros esfuerzos.
ResponderEliminarLa ruta a la Perdiguera estuvo bien/pasable a causa del tiempo pero la comida fue superlativa. Aun se me caen las lagrimas recordando los callos a la madrileña que no pude terminar...
Daniel, gracias como siempre por tus comentarios. En cuanto a los callos es que era un plato, ¡que digo plato, una fuente, que ya te digo! Ahora menuda pinta tan buena tenían. Saludos, Tino.
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