sábado, 23 de junio de 2018

Salida 140: Marcha común a Peñalara 21-06-18


CRÓNICA:
  
Peñalara, como reina de las cumbres madrileñas, acogió a un numeroso grupo de caminantes, ya en el final de su temporada, pareciendo sentirse bien acompañada, dejó correr brisas de aire fresco y ofreciendo los mejores adornos de su medio.
Con algo de esfuerzo, pero con mejor sentimiento, notando también el empuje de la mochila, se va ascendiendo, quien puede más por quien no puede tanto, el verso se va rimando, con alguno libre o quizá liberado, cada paso va formando parte de esa estrofa de color y aromas, de paisaje en el equipaje de la fantasía, de nieve tardía cuidada por algún deseo o melodía.
El diario de un senderista decía que, a veces, las noches se confundían con los días, que eran luminosas, cargadas de filantropía, que este lugar había que cuidarlo, hoy en persona, mañana desde la presencia de otrora, que era recreo de unos y otros, que había que mimarlo para todos.
Por el aire, como ecos, en Peña Citores, se oyen nombres del Batallón alpino de Guadarrama, con vistas de la llanura segoviana a un lado y al otro de Madrid, esa ciudad multirracial y aún por definir.
Caminando sobre las arterias de unas piedras por el cielo, perdón, por el suelo, las piernas se resienten, miran hacia arriba y piensan, si no fuera por lo que es, nos parábamos y aquí nos quedábamos pero, ¡ay, José Agustín Goytisolo y tus palabras para Julia (su hija)! "Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo." hay que seguir, la meta lo merece, este esfuerzo nunca va a producir ningún desvelo.
Ya en la cumbre el grupo completo, es el momento de mirar y admirar todo lo que se puede apreciar desde esa altura, uno se puede sentir ave o espuma, ligero o bruma, la sensación no es nueva, es buena, girando el cuerpo como una noria, pero despacito, muy despacito, la vista muy poco a poco, va dando pequeñitos brincos, desde la Cuerda Larga, poniéndole fin en la Najarra, a Siete Picos, La Mujer Muerta, el Montón de Trigo, el Pinar de Valsain, el Risco de Claveles y la Laguna de los Pájaros, todo a la vista, todo al alcance de la mano.
Ya por último, cumpliendo el dicho de lo que puedas hacer hoy no lo dejes para mañana, en descenso, con total consenso, el grupo se encamina hacia el Refugio Zabala, lugar emblemático en otro tiempo, hoy estación para controlar el decurso del viento y poder pernoctar, si lo impone el tiempo. A sus pies la laguna chica, la laguna grande, quién rinde pleitesía a quién, no se sabe, pero se adivina que están todos a la par, yo no soy menos ni tú eres más.

Tino.

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