Despedida:
Estimado amigo blog, no se por cuánto tiempo habrá, o
no lo habrá, un domingo que, viajando en el asiento de un autocar, yendo a la
montaña, con el móvil en la mano, como siempre, oyendo música en mis
auriculares, como siempre, ya no iré pensando en escribir, como hacía antes, ya
no iré fantaseando para hacer una crónica, como hacía antes, ya no iré
imaginando personajes para el siguiente relato, como hacía antes, ya no iré
preparando el cuaderno de bitácora, como hacía antes...ya solamente iré mirando
por la ventanilla, iré mirando el paisaje, iré mirando qué mirar, si imaginario
o real. No iré pensando en la siguiente ruta, no iré pensando qué tiempo hará,
no iré pensando en tantos o cuántos kilómetros, en tanto o cuánto desnivel, en
tantos o cuántos iremos, en tantos o cuántos nos quedaremos a comer. No se por
cuánto tiempo, de momento, lo seguro, es que será hasta la próxima temporada, por
entonces…puede volver a ser todo o nada.
Estimado amigo blog, probablemente no me echarás de
menos, porque quien te cuide seguro que lo hará mejor que yo, también te
atenderá mejor que yo, no te pondrá en ningún aprieto como hice yo, no te
colará historias que no venían a cuento por algún rincón, llevarás un
trascurrir más sosegado, más lógico, más equilibrado.
Estimado amigo blog, solo espero que, si más adelante
me dedicase a otro blog, escribiendo, imaginando...en un autocar, yendo a la
montaña, procures entenderme, nunca será por hacerte de menos, nunca por
rivalizar contigo, todo lo contrario, siempre actuaré recordando y apreciando
lo que aprendí de ti cada domingo, siempre tendrás tu ascendencia conmigo, por
haber sido quien consiguió que del desconcierto, de la duda y la inseguridad,
pasara a la certeza, a soñar y a amasar esperanzas con las que pude disfrutar.
Y nada más, estimado amigo blog, espero que me entiendas, seguro que en no tanto tiempo, quedaré como aquel simple
recuerdo que pasó tan rápido como el guiño, como el pestañeo, de un ojo con
tacto tierno.
¡Adiós! Tino.