lunes, 29 de enero de 2018

Salida 127 Ruta: Pinar Valsain-Pesquerías Reales-Boca Asno-Puente Cantina. (25-01-18)

Documentación:

Los montes de Valsaín se encuentran situados en el valle Valsaín o del río Eresma, en la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama y en el término municipal de Real Sitio de San Ildefonso, perteneciente a la provincia de Segovia (Castilla y León). Están formados por dos montes, el Pinar y Matas, ambos de utilidad pública y pertenecientes al Organismo Autónomo Parques Nacionales, que lo gestiona mediante el Centro Montes y Aserradero de Valsaín. Dentro de su límites, se han habilitado tres zonas de esparcimiento y difusión de los valores naturales. Estas son: Boca de Asno, que cuenta con un centro de interpretación, Los Asientos y El Robledo. También tiene sus instalaciones en ellos el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM).
El valle de Valsaín se sitúa en la vertiente Norte de la Sierra de Guadarrama coronado por los puertos de Navacerrada y de la Fuenfría, paso histórico de la Sierra. La Sierra de Guadarrama lo cubre por su parte Este, mientras que el cordal de La Mujer Muerta lo hace por la Oeste. Entre ellos se extiende el valle con una orientación de Sur a Norte. La superficie que ocupan los Montes de Valsaín es de 10.672 hectáreas, de las cuales, 7.622 son del Monte Pinar y 3.046 del Monte Matas; estando ocupadas por diferentes especies arbóreas dependiendo de la altitud. Predomina el pino silvestre, que ha recibido el sobrenombre de Pino de Valsaín que da una excelente madera y es explotado desde tiempos inmemoriales, siendo el motor económico del valle.
Como el resto del sistema Central, los materiales que forman el suelo del valle en el cual se asientan los montes de Valsaín son de origen granítico y gneises. Son materiales rígidos que dan al suelo una acidez destacada. Estos materiales se quebraron siguiendo una serie de líneas de fractura que formaron las fosas y los macizos montañosos.
Los principales cursos de agua que recorren el valle de Valsaín, y con él sus montes, son los ríos Eresma, el Acebeda y el Peces, todos ellos en la parte alta de sus cuencas. Estos ríos se van conformando con la suma de multitud de pequeños arroyos que bajan de las montañas que rodean el valle. El río Eresma se va conformando por los arroyos que bajan por las laderas norte de Siete Picos, El Telégrafo y Minguete, por su parte izquierda y del arroyo del Puerto que baja del Puerto de Cotos. El Acebeda se conforma por las aguas que bajan por las laderas del Montón de Trigo y La Pinajera. El río Peces pasa por el borde oriental del Monte del Pinar.
La especie arbórea reina de este espacio es el pino silvestre  que ocupa la parte alta de los montes, por encima de los 1200 metros, más abajo se establece el roble rebollo y en la zona baja hay encinares. En las orillas de los ríos se forman bosques de galería y, diseminados, podemos encontrar acebos, tejos, álamos, guindos, fresnos y arces, que se combinan con los arbustos y matorrales como la retama, la jara estepa, el enebro rastreo, el piorno y el brezo, se complementa la vegetación con las praderas en donde pasta el ganado vacuno y equino.
Dentro del catálogo de la fauna de los Montes de Valsaín destaca por su número, el buitre negro y los ejemplares de águila imperial, también hay buitre leonado y otras rapaces nocturnas y diurnas. Se pueden encontrar jabalíes, zorros, corzos, gatos monteses y nutrias. Hay especies diferentes de reptiles siendo los más relevantes la víbora hocicuda, la culebra de collar, la lagartija carpetana y el lagarto verdinegro. Hay reptiles como las salamandras, los tritones y diferentes especies de ranas y sapos. En los ríos de los montes los peces más abundantes son la trucha, los gobios y las bermejuelas.

(Información extraída de Wikipedia)


Datos Marcha:

Asistentes: 14
Distancia:  12 kilómetros       
Desnivel:   500 metros
Duración:  4 horas 30 minutos


Cómo llegar

Track de la ruta



Crónica:

La mañana calmada quería abrirse paso ante un cúmulo de nubes, con algunos empujoncillos las iba moviendo, quería desplazarlas, intento vano, el hueco de una inmediatamente lo ocupaba otra, tras un entente, parece que llegaron a un acuerdo, la mañana con calma se establecía unas horas para, después, dejar su sitio a unas inquietas nubes con alguna carga en su mochila, lo mismo de agua que en otros momentos se convertía en revoltosos copitos de nieve, como trocitos de algodón, que más parecían acariciar que humedecer.
Reunido el grupo de hoy, después de haber cruzado una carretera, tiene que enfrentarse a su primera prueba, pasar por una verja giratoria donde el suelo estaba helado, parecía la primera entrega de las demás pequeñas dificultades que se encontrarían en su recorrido. Se avanza por un antigua carretera asfaltada, al ir caminando sobre nieve, casi hielo, se hacía un chasquido que podía recordar a pasos de claqué, sin tener nada que ver con los de Fred Astaire, y sí más con que se evitaba deslizarse para no caer.
Los vientos huracanados de días pasados habían derribado muchos árboles, algo que en la época de tiempos mitológicos se interpretaría como que los dioses enfadados habrían soplado, cual lobo del cuento, para hacer caer hasta el último árbol. Se llega al Puente Minguete y se gira a la derecha por un sendero cubierto de nieve. Un par de kilómetros en bajada y se toma un camino a la izquierda para ir acercándose a Peña Gorda, donde se hace un pequeño alto, y se empieza una bajada con buen desnivel e ir acercándose a la zona de Las Pamplinas y desembocar, por último, en las Pesquerías Reales, o lo que es lo mismo, en el curso del Río Eresma. Como si fuese una carrera de obstáculos, lo mismo hay que salvar un pino por encima como por debajo, por un lateral o tenerlo que saltar, cada cual se las arregla para no tropezar. Llueve, nieva, hay quien piensa, ya estamos todos, hoy es ganadería de Miura, bien...faena de aliño, unos adornos y estar a su altura.
Llegados a la Boca del Asno, puente en madera con hielo, última prueba, se supera y a empezar el camino de vuelta. Se cruza la carretera para introducirse de nuevo en el pinar, ahora el caminar es más tranquilo, sendero despejado, cada uno puede ir con otro o consigo, se ha distendiendo la atención, ya se puede pensar ¡y yo me lo quería perder! Marcha variada, bonita, no ha pasado nada y eso gratifica. Como es habitual hay quienes vuelven antes a la ciudad y quienes se retrasan para tomar en un pueblo comida casera y después volver a casa.


                                                                                                                           Tino


Pequeño álbum fotográfico:






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