domingo, 16 de noviembre de 2025

Ruta 206: Camino Natural del Valle del Lozoya. El Atazar – El Pontón de la Oliva

 

El día amaneció fresco, con ese olor tan característico de la sierra cuando el otoño ya ha tomado posesión del paisaje. Desde el aparcamiento de El Atazar el camino se adentraba entre jaras y encinas, con el embalse aún oculto por las curvas del terreno. Las primeras luces del sol caían oblicuas, perfilando las lomas.

Apenas comenzada la marcha, el sendero se abrió hacia la Iglesia de Santa Catalina, silenciosa y serena, como un pequeño guardián de piedra suspendido entre montañas. Su perfil recortado ofrecía un buen punto para ajustar mochilas, tomar aire y empezar a poner ritmo a la caminata.

Tras un tramo de subidas suaves y continuos balcones naturales hacia el valle, llegamos al Puente del Arroyo Robledillo. El sonido del agua corriendo entre rocas rompía la quietud del bosque. Las hojas caídas formaban una alfombra dorada, y fue un lugar perfecto para un breve descanso y un trago de agua fría.

Continuando el sendero, apareció la Presa de la Parra, una obra hidráulica pequeña pero imponente en su encaje entre paredes rocosas. El contraste entre la ingeniería y la naturaleza daba a este punto un aire casi secreto. El rumor del agua al filtrarse acompañó el paso durante varios minutos.

El sendero descendió ligeramente hasta la Presa de Navarejos, donde el agua se recogía tranquila entre paredes de roca y sombra. El lugar, fresco y húmedo, parecía detenido en el tiempo.

Unos cientos de metros más adelante apareció uno de los puntos más singulares de la ruta: el Árbol Curioso. Una encina deforme, retorcida, como si el viento y los años hubieran esculpido en ella una figura casi humana. Fue inevitable detenerse para ver la silueta.

La senda se volvió más pedregosa hasta llegar a la Cueva Canalización, una pequeña cavidad utilizada históricamente como parte de las obras del canal.

Poco después alcanzamos la Mina de ataque, un túnel excavado para la construcción del Canal de Isabel II. La historia se hacía presente en cada pared erosionada.

Tras un último tramo entre cortados calizos y senderos estrechos, apareció finalmente la Presa del Pontón de la Oliva, una de las obras hidráulicas más antiguas de Madrid. Impresionante, monumental, casi sobrecogedora con su enorme pared de sillares.

El día terminó con la luz del atardecer y la lluvia cayendo sobre la piedra y el sonido del río Lozoya acompañando los últimos pasos hasta el aparcamiento. Una ruta completa, variada, histórica y profundamente paisajística.

Ficha técnica de la ruta:

  • Realizada:   13 de noviembre de 2025
  • Distancia:  14,40 km
  • Duración:    5 h. 16 min.
  • Desnivel positivo:  160 m.
  • Desnivel negativo:  393 m.
  • Dificultad: Moderada
  • Tipo: Linear
  • TRACK


Ruta 205: Camino Natural del Valle del Lozoya. De Robledillo de la Jara a El Atazar

 

La mañana amaneció fresca en Robledillo de la Jara, con ese silencio limpio que sólo tienen los pueblos de la Sierra Norte. Tras dejar atrás las primeras calles empedradas, el camino nos llevó directamente a la Iglesia de San Pedro Apóstol, un pequeño templo rural que conserva la serenidad de otros tiempos. La piedra clara de su fachada, aún húmeda por el rocío, parecía custodiar el inicio de la ruta.

Apenas unos pasos después, nos acercamos a la Fuente de Robledillo de la Jara, un rincón sencillo pero imprescindible, donde el agua brotaba clara y fría. Fue allí donde ajustamos mochilas y botas, marcando el verdadero comienzo del sendero.

El camino ganó altura de forma suave mientras avanzábamos hacia la Fuente de La Rana, escondida entre robles jóvenes y jaras aromáticas. Su murmullo acompañó una breve parada, perfecta para recuperar aliento y disfrutar del paisaje que empezaba a abrirse a los alrededores.

A partir de aquí, el sendero se volvió más panorámico. Tras un ascenso sostenido alcanzamos el Mirador de Matachines, quizá uno de los mejores balcones naturales de la zona. Desde allí, el embalse del Atazar se extendía como una lengua azul entre montes verdes y grises, y el aire traía el aroma seco del matorral serrano. Fue imposible no detenerse un buen rato, simplemente a contemplar.

La ruta continuó hacia el Collado Fragüela, un paso abierto entre lomas que marca el tránsito hacia el valle del Atazar. La brisa corría limpia entre los collados, y el sendero, ya más suave, parecía invitar a un descenso tranquilo.

Finalmente, tras una sucesión de curvas y veredas, apareció el caserío compacto y blanco de El Atazar, encaramado en un altozano. La llegada al pueblo marcó el final de la travesía: un recorrido lleno de agua, miradores y silencio serrano que deja en el recuerdo una mezcla de calma y paisaje amplio, típicos de esta parte de la Sierra Norte.

Ficha técnica de la ruta:

  • Realizada:   30 de octubre de 2025
  • Distancia:  11,56 km
  • Duración:    4 h. 15 min.
  • Desnivel positivo:  287 m.
  • Desnivel negativo:  317 m.
  • Dificultad: Moderada
  • Tipo: Linear
  • TRACK


Ruta 204: Embalse de Navacerrada – Embalse de la Maliciosa – Embalse de Navacerrada

 

La mañana del 23 de octubre de 2025 amaneció fresca y luminosa en la sierra. Una fina niebla reposaba aún sobre el Embalse de Navacerrada, presagio de un día otoñal perfecto para caminar. Desde el parking del embalse, punto de inicio y final de la ruta, el aire olía a tierra húmeda y pinar.

Comenzamos la marcha bordeando el embalse en dirección sur. El agua estaba tranquila, apenas ondulada por una ligera brisa que hacía vibrar el reflejo de las montañas.

Pronto alcanzamos el puente sobre el río Navacerrada, donde el murmullo del agua marcaba un ritmo suave. El cauce, aunque modesto, corría con alegría.

Siguiendo el sendero, el bosque se fue cerrando y se abrió paso el embalse de los Almorchones, tranquilo y silencioso, rodeado de robles ya teñidos de amarillo.

Tras un tramo cómodo, el camino nos devolvió al río. De nuevo lo cruzamos por un puente rústico de madera, donde el agua sonaba más viva, acelerada al salvar pequeñas rocas y troncos.

La fuente de la Beceilla apareció en una curva del sendero. Su caño dejaba caer un hilo frío y cristalino, perfecto para refrescarse antes de afrontar la subida hacia cotas más altas.

La subida hasta el Collado de Majaespino despertó las piernas: sendero pedregoso, pendiente firme y un bosque que dejaba ver, entre troncos, destellos del valle. Al llegar arriba, la vista se abrió y el aire sopló más fresco.

Descendiendo suavemente hacia el valle del Embalse de la Maliciosa, el contraste fue evidente:

el embalse presentaba un nivel de agua muy bajo, dejando al descubierto orillas de tierra reseca y antiguas huellas del cauce. Aun así, la estampa tenía un carácter especial, casi silencioso, dominado por las paredes de la Maliciosa al fondo.

Después de reponer fuerzas comenzamos el regreso caminando hacia el Collado de los Escondidos, entre jaras y pinos jóvenes.

Poco después tras una pronunciada baja, nos encontramos con la fuente Peña la Colmena, a media ladera, ofreció otra breve pausa. El agua brotaba fresca y el lugar estaba rodeado de enormes rocas cubiertas de musgo, creando un rincón especialmente acogedor.

Un poco más adelante, la Fuente La Trece completó la serie de fuentes del día. Un pequeño descanso aquí permitió observar el cambio de luz, ya más cálida, anunciando la tarde.

Un pequeño ascenso final nos encamino hasta el Collado de las Cabezas fue uno de los puntos más panorámicos de la jornada. Desde allí, la vista al embalse de Navacerrada y a la cuerda de la Sierra del Guadarrama era amplia y limpia. El viento, constante, acompañaba mientras iniciábamos la recta final.

El camino terminó donde había empezado: en el parking del embalse de Navacerrada, sol descendía y las aguas reflejaban tonos dorados, perfecto broche para una ruta completa, variada y plena de naturaleza.

 Ficha técnica de la ruta:

  • Realizada:   23 de octubre de 2025
  • Distancia:  12,27 km
  • Duración:    3 h. 45 min.
  • Desnivel positivo:  325 m.
  • Desnivel negativo:  325 m.
  • Dificultad: Moderada
  • Tipo: Circular
  • TRACK