El día amaneció fresco, con ese olor tan característico de la sierra cuando el otoño ya ha tomado posesión del paisaje. Desde el aparcamiento de El Atazar el camino se adentraba entre jaras y encinas, con el embalse aún oculto por las curvas del terreno. Las primeras luces del sol caían oblicuas, perfilando las lomas.
Apenas comenzada la marcha, el sendero se abrió hacia la Iglesia de Santa Catalina, silenciosa y serena, como un pequeño guardián de piedra suspendido entre montañas. Su perfil recortado ofrecía un buen punto para ajustar mochilas, tomar aire y empezar a poner ritmo a la caminata.
Tras un tramo de subidas suaves y continuos balcones naturales hacia el valle, llegamos al Puente del Arroyo Robledillo. El sonido del agua corriendo entre rocas rompía la quietud del bosque. Las hojas caídas formaban una alfombra dorada, y fue un lugar perfecto para un breve descanso y un trago de agua fría.
Continuando el sendero, apareció la Presa de la Parra, una obra hidráulica pequeña pero imponente en su encaje entre paredes rocosas. El contraste entre la ingeniería y la naturaleza daba a este punto un aire casi secreto. El rumor del agua al filtrarse acompañó el paso durante varios minutos.El sendero descendió ligeramente hasta la Presa de Navarejos, donde el agua se recogía tranquila entre paredes de roca y sombra. El lugar, fresco y húmedo, parecía detenido en el tiempo.
Unos cientos de metros más adelante apareció uno de los puntos más singulares de la ruta: el Árbol Curioso. Una encina deforme, retorcida, como si el viento y los años hubieran esculpido en ella una figura casi humana. Fue inevitable detenerse para ver la silueta.La senda se volvió más pedregosa hasta llegar a la Cueva Canalización, una pequeña cavidad utilizada históricamente como parte de las obras del canal.
Poco después alcanzamos la Mina de ataque, un túnel excavado para la construcción del Canal de Isabel II. La historia se hacía presente en cada pared erosionada.
Tras un último tramo entre cortados calizos y senderos estrechos, apareció finalmente la Presa del Pontón de la Oliva, una de las obras hidráulicas más antiguas de Madrid. Impresionante, monumental, casi sobrecogedora con su enorme pared de sillares.
El día terminó con la luz del atardecer y la lluvia cayendo sobre la piedra y el sonido del río Lozoya acompañando los últimos pasos hasta el aparcamiento. Una ruta completa, variada, histórica y profundamente paisajística.
Ficha técnica de la ruta:
- Realizada: 13 de noviembre de 2025
- Distancia: 14,40 km
- Duración: 5 h. 16 min.
- Desnivel positivo: 160 m.
- Desnivel negativo: 393 m.
- Dificultad: Moderada
- Tipo: Linear
- TRACK








