La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.
Marcha a Las
Machotas:
Las
Machotas, con sus historias y leyendas, son dos atalayas que proporcionan el
privilegio de unas panorámicas, casi exclusivas, para quien se anima a
remontarlas hasta sus cumbres. La Machota Alta o Pico del Fraile de 1461 m. y
la Machota Baja de 1404 m., cualquiera de las dos tiene sus tradiciones,
presumiblemente, debido a las formaciones graníticas que hay en ellas. Así, en
la Machota alta o grande, está la denominada Peña del Fraile por su similitud a
un fraile orando y del que se dice que se quedó petrificado por una gran
nevada, y, La Machota baja o chica, también es conocida como la de Los Tres
Ermitaños, debido a que hay tres rocas con el mismo nombre de tres personas que
cuidaron y conservaron las ermitas de la comarca.
En
esta ocasión, y debido a que después de la marcha había una parrillada, que se celebraba en el mismo
pueblo de Zarzalejo, hubo alguna modificación en el desarrollo habitual de la
caminata, de manera que un grupo hizo una pequeña andadura por los alrededores
de dicho pueblo, paseo por el Molino, y otro grupo guiado por un componente del
mismo conocedor de la zona, se decidió a hacer el recorrido ya anunciado más
arriba.
Si
esta fuera una crónica taurina, se diría algo así como que el día 14 de junio
de 2016, a las 09:30 horas de la mañana, doce senderistas, dieron cuenta de
unos 11 kilómetros 11, de la divisa del camino de Entrecabezas al Escorial y
con unos desniveles de unos 600 metros acumulados, tanto de subida como de
bajada.
|
Flor de peonía |
O también, según un enfoque naturista, no se olvidaría decir que se
atravesarían zonas con notable variedad de vegetación, como sería la presencia
de robles, castaños, lo mismo que enebro, jara y una amplia variedad de flores,
entre ellas algunas peonías, en cuanto a la fauna también la posible presencia
de jabalíes, lagartos y aves rapaces, igualmente se vio algún hoyo en forma de
embudo perteneciente a la denominada "hormiga león".
Históricamente
se mencionaría la Calzada Romana que hay por esa zona así como la fuente del
Rey, Felipe II en este caso, pues según alguna leyenda anduvo por los
alrededores de Las Machotas y se refrescaría en ella.
La
subida se comenzó, después de callejear por el pueblo, campo a través, hasta
conectar con un sendero que, en progresivo ascenso, llevaba al grupo hasta las
cercanías del collado de Entrecabezas. Una vez allí, y tras tomar agua fresca
en la fuente del lugar, se coge rumbo hacia la Machota alta, remontando un
desnivel de terreno, recuperando aire en algún falso llano, nuevo remonte,
nuevo respiro, paso por algún cerramiento de vegetación que, con mucha
imaginación y jugando a ser algún personaje de película de acción, alguien
pensaría que se abría camino con un machete hasta llegar a campo abierto, en
este caso, a las proximidades de la Peña del Fraile.
|
Peña del fraile |
Desde esta altura de la
Machota, inevitablemente, se activa el sentido de la vista para que se recree
con el premio de unas perspectivas, si no únicas, si especiales, acompañaba
también la claridad de un día despejado y el impacto en la piel de una suave
brisa, que ayudaba a distenderse del esfuerzo realizado en la subida y que, a
la postre, era un continuo fluir de agradables sensaciones, también se podría
interpretar como que era el agradecimiento del fraile cautivo por
haberle acompañado durante unos instantes en su retiro y soledad.
Hecha
esta visita, y teniendo pendiente la de la otra Machota, muy visible desde allí
y, pareciendo como que estaba un poco impaciente por la tardanza, después de la
obligada sesión fotográfica, se dirigen los pasos hacia la otra montaña
hermana. Para agilizar la llegada, se atrocha un poco dirección al sendero de
vuelta, acortando de esta manera el espacio y tiempo aunque, sin hacer
derroches de este segundo, si se invirtió un poco del mismo deteniéndose a ver "de
arriba a abajo" el paso de una escuadrilla de aviones participantes en
alguna posible ceremonia oficial y que también arrancó unas cuantas
instantáneas fotográficas. Sin más demora se vuelve al collado de inicio para
hacer un descanso y desenvolver, como si se tratase de un regalo, por el mimo
con que se hacía, el bocadillo que ha ido meciéndose en la mochila y que
revitalizará las energías necesarias para efectuar la segunda parte del
recorrido.
|
El Valmayor desde la Machota baja |
Tras
los pasos del actual guía, se comienza el camino hacia el segundo destino de
esta ruta, en una no muy desnivelada subida, pero sí con algún estrechamiento
en piedra siendo conveniente quitarse la mochila y pasar de perfil, a modo de
los dibujos egipcios de la época faraónica. Había tramos del recorrido en
piedra que, junto con una capa de tierra, produjo algún resbalón, pero pasado
el momento de desequilibrio o leve caída, no quedó más que en el recuerdo.
Entre canchales y pequeños collados se va viendo que la cumbre está cada vez
más cerca y, aquí también, era como si se fuese descorriendo el telón para
divisar un paisaje casi de fantasía. Ya en la cumbre y dado que el vértice
geodésico estaba en lo alto de una roca, algunos se animaron a treparla
mientras que otros hacían el recorrido alrededor para, desde cualquiera de los
dos puntos, ir girando sobre sí mismos e ir fijando la atención en la enorme
variedad de formas y colores que configuraban un paisaje casi exclusivo.
Cumplido
el tiempo de estancia, y con la misma sensación de ver el fin una película muy
agradable, se retomó el camino de vuelta hacia el punto de inicio. Desde la
mitad del recorrido en bajada y yendo por otro camino, se pasa por una zona muy
rica en vegetación y variedad de la misma. Se callejea nuevamente por el pueblo
y, tras unas cinco horas, se dio por finalizada la faena montañera para empezar la gastronómica que, con toda
dedicación, tenían ya preparada parte de otros componentes del grupo.
Baño
en la piscina, parrillada, concurso de mojitos, guitarra y armónica, partidas
de mus, coloquios....difícilmente se podría imaginar mejor colofón a una marcha
que, si en sí fue encantadora, el broche a la misma no fue menos.
Ya
solo queda mostrar el más sincero agradecimiento tanto a quien desinteresadamente
ofreció su casa, para que se organizara todo este revuelo, como a l@s artífices
del mismo, sin ell@s no habría sido posible ese tiempo de compañía, de
distensión y descanso.
Graci@s.