sábado, 14 de enero de 2017

Ruta 87 Monte de Valdelatas



Dehesa de Valdelatas
Valdelatas ocupa una extensión de 330 hectáreas, de las que 255 se encuentran en el término municipal de Madrid y 75 en el de Alcobendas, estando gestionado por la Comunidad de Madrid. En Valdelatas hay varios arroyos, barrancos y vaguadas, siendo el cauce principal el arroyo que discurre por el valle de las Culebras. La variedad forestal está formada principalmente por encinas, pinos piñoneros y algo de pino resinero, las dos variedades de pino proceden de repoblación. La denominación de Monte de Valdelatas, como tal, aparece por primera vez en tiempos de Felipe II, como “una dehesa de leña, que se dice el Valdelatas…” el vocablo ‘lata’ tiene como acepción la de ‘vara o palo largo’, tal como se cortan de los árboles para formar las techumbres y mantenerlas.

La Diputación de Madrid hacia 1928, propuso la creación de un parque con especies resinosas y de crecimiento rápido debido al mal estado en que se encontraba el monte de Valdelatas. Años después se plantaron más de 100.000 pinos. Se creó también un vivero forestal dentro del monte. No obstante, tras la Guerra Civil, el monte de Valdelatas quedó arrasado, por lo que en 1942 se acordó un consorcio con el Patrimonio Forestal del Estado para su repoblación. En 1946 ya estaba instalado el vivero forestal en la base del cauce donde se encuentra la olmeda. En imágenes de 1956 se aprecia cómo la vegetación se va recuperando y en otras posteriores ya se observa un aumento de edificios en las zonas urbanizadas y, en particular, la creación del hospital psiquiátrico. Su construcción supuso la instalación de una depuradora que, desde entonces, vierte sobre el cauce, gracias a lo cual el arroyo ha recuperado un caudal constante que ha contribuido notablemente al estado actual de la olmeda.



Disuelto ya el velo de la fría niebla matinal, a las 10:00 de la mañana del día 12 de enero de 2017, se juntan 28 caminantes en la entrada a la Dehesa de Valdelatas, para retomar la actividad andariega del grupo senderista de los jueves UAM. Como hoja de papel en blanco por escribir o transitar, diseñando nuevas veredas, y después de unas fiestas de serpentinas y confetis, se retoma el trasiego aparcado pero no abandonado y menos olvidado, hoy por una zona cercana a la ciudad, a esa gran urbe que es Madrid, hábitat de colmenas humanas, de laberintos y agobios, de idas y venidas, de contaminación, de anomia, de incertidumbres....la ciudad de todos, de ese "Madrid me mata" y también de ese "De Madrid al cielo"

                                                                                                 

Sendero
Hoy las distancias son cortas y las expectativas agradables, si el pasado fue benigno, el presente y, por consecuencia, el futuro, solo puede vivirse como esperanzador, nada nuevo, lo más conocido y lo más esperado: disfrutar, vivir, caminar, sentir el placer de la brisa tranquila, de la compañía, del silencio, del no contar los pasos para no medir el tiempo, el recuerdo no es el pasado, es una experiencia vivida y que se puede guardar en el cofre de los sentimientos, parecería que la Tierra no corteja al sol girando a su alrededor sino que está a su lado dándole aliento y algo de calor. Una vez todos reunidos, lo mismo que se emprende la marcha, se va haciendo alguna presentación de quien va por primera vez con el grupo, suave descenso al principio del camino, con unas escaleras de madera para sortear un arroyo, hace que después se inicie otro suave ascenso con un caminar tranquilo. Se va avanzando tanto en el recorrido como en aquello que se quiere transmitir de las pasadas vacaciones, esta escena queda aderezada con una climatología que va al mismo ritmo de calma y adhesión a compartir todo lo bueno que se pueda imaginar.



Al ser el espacio de hoy limitado en su extensión, aconseja poner en marcha también algo de imaginación en el recorrido, avanzando y retrocediendo por distintas pistas y senderos, pero que no merman el disfrute del paseo, cruzándose con corredores, ciclistas, paseantes con mascota e incluso otro grupo senderista.
Pequeño acueducto
Lo mismo se transita junto a una torre de control de guardas forestales, que junto a unas ruinas o un pequeño acueducto, alguna finca o vivero, un área recreativa para descansar y ver cómo un silencioso transcurrir del tiempo también se posa sobre la hierba para gozar de la naturaleza. Como no podía ser de otra manera, a mitad de camino se hace la necesaria parada para tomar el bocadillo o algún otro alimento ligero pues al no mucho espacio de tiempo se irá a comer en casa. Se invierten unas tres horas para recorrer casi 10 kilómetros y un desnivel acumulado de unos 180 metros, en esta primera marcha de reinicio después de las vacaciones de Navidad.



Cumplida esta salida inicial de 2017 y dado que se estaba muy cerca de la Universidad, se acuerda ir a tomar una cerveza a la zona de la residencia de Erasmus e intercambiar diversas propuestas de actividades lúdicas para un futuro más o menos inmediato.



Los jueves senderismo ha arrancado la segunda fase de la temporada, a partir de aquí tiene por delante el desafío de al menos igualar a la anterior y, de mejorarla, solo será con el compromiso de hacer lo mismo con la siguiente. Ya solo resta agradecer a todos los asistentes en esta ocasión, y a los que se animen en un futuro, su presencia indicando que toda la dedicación en esta empresa es para el disfrute y beneficio de todos.



  


                                                                                                                                                        Tino

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