Documentación:
Los montes de Valsaín se encuentran situados en el
valle Valsaín o del río Eresma, en la vertiente norte de la Sierra de
Guadarrama y en el término municipal de Real Sitio de San Ildefonso,
perteneciente a la provincia de Segovia (Castilla y León). Están formados por
dos montes, el Pinar y Matas, ambos de utilidad pública y pertenecientes al Organismo
Autónomo Parques Nacionales, que lo gestiona mediante el Centro Montes y
Aserradero de Valsaín. Dentro de su límites, se han habilitado tres zonas de
esparcimiento y difusión de los valores naturales. Estas son: Boca de Asno, que
cuenta con un centro de interpretación, Los Asientos y El Robledo. También tiene
sus instalaciones en ellos el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM).
El valle de Valsaín se sitúa en la vertiente Norte de
la Sierra de Guadarrama coronado por los puertos de Navacerrada y de la
Fuenfría, paso histórico de la Sierra. La Sierra de Guadarrama lo cubre por su
parte Este, mientras que el cordal de La Mujer Muerta lo hace por la Oeste.
Entre ellos se extiende el valle con una orientación de Sur a Norte. La superficie
que ocupan los Montes de Valsaín es de 10.672 hectáreas, de las cuales, 7.622
son del Monte Pinar y 3.046 del Monte Matas; estando ocupadas por diferentes
especies arbóreas dependiendo de la altitud. Predomina el pino silvestre, que
ha recibido el sobrenombre de Pino de Valsaín que da una excelente madera y es
explotado desde tiempos inmemoriales, siendo el motor económico del valle.
Como el resto del sistema Central, los materiales que
forman el suelo del valle en el cual se asientan los montes de Valsaín son de
origen granítico y gneises. Son materiales rígidos que dan al suelo una acidez
destacada. Estos materiales se quebraron siguiendo una serie de líneas de
fractura que formaron las fosas y los macizos montañosos.
Los principales cursos de agua que recorren el valle
de Valsaín, y con él sus montes, son los ríos Eresma, el Acebeda y el Peces,
todos ellos en la parte alta de sus cuencas. Estos ríos se van conformando con
la suma de multitud de pequeños arroyos que bajan de las montañas que rodean el
valle. El río Eresma se va conformando por los arroyos que bajan por las
laderas norte de Siete Picos, El Telégrafo y Minguete, por su parte izquierda y
del arroyo del Puerto que baja del Puerto de Cotos. El Acebeda se conforma por
las aguas que bajan por las laderas del Montón de Trigo y La Pinajera. El río
Peces pasa por el borde oriental del Monte del Pinar.
La especie arbórea reina de este espacio es el pino
silvestre que ocupa la parte alta de los
montes, por encima de los 1200 metros, más abajo se establece el roble rebollo y
en la zona baja hay encinares. En las orillas de los ríos se forman bosques de
galería y, diseminados, podemos encontrar acebos, tejos, álamos, guindos,
fresnos y arces, que se combinan con los arbustos y matorrales como la retama,
la jara estepa, el enebro rastreo, el piorno y el brezo, se complementa la
vegetación con las praderas en donde pasta el ganado vacuno y equino.
Dentro del catálogo de la fauna de los Montes de
Valsaín destaca por su número, el buitre negro y los ejemplares de águila
imperial, también hay buitre leonado y otras rapaces nocturnas y diurnas. Se
pueden encontrar jabalíes, zorros, corzos, gatos monteses y nutrias. Hay especies
diferentes de reptiles siendo los más relevantes la víbora hocicuda, la culebra
de collar, la lagartija carpetana y el lagarto verdinegro. Hay reptiles como
las salamandras, los tritones y diferentes especies de ranas y sapos. En los ríos de los montes los peces más abundantes son
la trucha, los gobios y las bermejuelas.
(Información extraída de Wikipedia)
Datos Marcha:
Asistentes: 14
Distancia: 12 kilómetros
Desnivel: 500 metros
Duración: 4 horas 30 minutosTrack de la ruta
Crónica:
La mañana calmada quería abrirse paso ante un cúmulo
de nubes, con algunos empujoncillos las iba moviendo, quería desplazarlas,
intento vano, el hueco de una inmediatamente lo ocupaba otra, tras un entente,
parece que llegaron a un acuerdo, la mañana con calma se establecía unas horas
para, después, dejar su sitio a unas inquietas nubes con alguna carga en su
mochila, lo mismo de agua que en otros momentos se convertía en revoltosos copitos
de nieve, como trocitos de algodón, que más parecían acariciar que humedecer.
Reunido el grupo de hoy, después de haber cruzado una
carretera, tiene que enfrentarse a su primera prueba, pasar por una verja
giratoria donde el suelo estaba helado, parecía la primera entrega de las demás
pequeñas dificultades que se encontrarían en su recorrido. Se avanza por un
antigua carretera asfaltada, al ir caminando sobre nieve, casi hielo, se hacía
un chasquido que podía recordar a pasos de claqué, sin tener nada que ver con
los de Fred Astaire, y sí más con que se evitaba deslizarse para no caer.
Los vientos huracanados de días pasados habían
derribado muchos árboles, algo que en la época de tiempos mitológicos se
interpretaría como que los dioses enfadados habrían soplado, cual lobo del
cuento, para hacer caer hasta el último árbol. Se llega al Puente Minguete y se
gira a la derecha por un sendero cubierto de nieve. Un par de kilómetros en
bajada y se toma un camino a la izquierda para ir acercándose a Peña Gorda,
donde se hace un pequeño alto, y se empieza una bajada con buen desnivel e ir
acercándose a la zona de Las Pamplinas y desembocar, por último, en las
Pesquerías Reales, o lo que es lo mismo, en el curso del Río Eresma. Como si
fuese una carrera de obstáculos, lo mismo hay que salvar un pino por encima
como por debajo, por un lateral o tenerlo que saltar, cada cual se las arregla
para no tropezar. Llueve, nieva, hay quien piensa, ya estamos todos, hoy es
ganadería de Miura, bien...faena de aliño, unos adornos y estar a su altura.
Llegados a la Boca del Asno, puente en madera con
hielo, última prueba, se supera y a empezar el camino de vuelta. Se cruza la
carretera para introducirse de nuevo en el pinar, ahora el caminar es más
tranquilo, sendero despejado, cada uno puede ir con otro o consigo, se ha
distendiendo la atención, ya se puede pensar ¡y yo me lo quería perder! Marcha
variada, bonita, no ha pasado nada y eso gratifica. Como es habitual hay
quienes vuelven antes a la ciudad y quienes se retrasan para tomar en un pueblo
comida casera y después volver a casa.