Documentación:
La villa de Bustarviejo es un municipio situado en la
Sierra Norte de la Comunidad de Madrid, asentándose en las faldas de la Sierra
de Guadarrama, en su vertiente meridional.
En otros tiempos villa rica y de gran importancia en
la zona, fue perdiendo poder y prácticamente fue olvidado por los capitalinos,
hasta que fue redescubierto como lugar de veraneo. Precisamente ese «olvido»
fue el que le hizo conservar el carácter de pueblo serrano. Sin embargo, en las
últimas décadas del s. XX, al igual que en gran parte de la Sierra, se vivió un
auge en la construcción de chalés y pisos, esencialmente como segunda
residencia.
El origen del nombre de Bustarviejo es desconocido.
Según la teoría más extendida Bustar proviene del latín bos-stare («dehesa o
pastizal de bueyes»), al igual que «bostar», palabra que sí aparece en el
diccionario de la RAE y significa «boyera. Corral o establo donde se recogen
los bueyes». El sufijo Viejo se refiere a los remotos orígenes del lugar, con
presencia visigoda y romana. Es destacable que esta terminación forma parte de
su nombre desde la repoblación que siguió a la Reconquista. En definitiva,
Bustarviejo vendría a significar «antigua dehesa o pastizal de bueyes"
Los 57,29 km² convierten al término municipal
bustareño en el cuarto más grande de la Sierra Norte y con una altitud de 1.222
m, es el cuarto pueblo más alto de la Sierra Norte y el quinto de la Comunidad
de Madrid. A pesar de tener un término municipal bastante rico en manantiales,
como demuestra la gran cantidad de fuentes que abundan en la zona, no es tierra
de buenos ríos. La mayoría de los arroyos son torrenciales: caudalosos y
violentos sólo en tiempo lluvioso o tras el deshielo. Pero al llegar el verano
los caudales disminuyen drásticamente y muchos se secan.
La especie arbórea más extendida es el pino,
procedente de diversas repoblaciones habidas entre principios y mediados del siglo
XX. El pinar más antiguo es el de la
ladera de la Cabeza Arcón. La especie autóctona más abundante es el rebollo.
Entre estos, también suelen crecer arces campestres, a los que en Bustarviejo
se les llama «castañeteros» En la zona Este y Sudeste del término municipal,
especialmente en el Macizo del Pendón, los árboles son prácticamente
inexistentes. Por ello, las jaras dominan el paisaje pedregoso. Entre las
distintas especies de matorrales que crecen en el municipio cabe destacar,
además de la ya citada jara, el escaramujo, el endrino, el poleo, la malva y el
romero entre otros.
Los mamíferos más abundantes son los jabalíes y los
zorros. También se pueden encontrar conejos, liebres, tejones, ginetas,
comadrejas, corzos, ardillas y erizos. Antiguamente era común la presencia de lobos
en las montañas que rodean el municipio. Hoy en día tan solo se producen
avistamientos puntuales aunque se empieza a extender su presencia desde
Somosierra, donde en junio de 2010 se confirmó de forma oficial su presencia
estable, quedando en la actualidad establecidos en los puertos de Canencia y de
la Morcuera, el primero de los cuales está en el término municipal de
Bustarviejo.
Tres especies de águilas habitan en el término: las águilas
reales, las culebreras y las calzadas. De ellas, las dos últimas son las más
frecuentes. También son frecuentes los ratoneros comunes, los aguiluchos, los
halcones, lo alcotanes, los cernícalos, los gavilanes y los milanos.
(Información extraída de Wikipedia)
(Información extraída de Wikipedia)
Datos Marcha:
Asistentes: 23
Distancia: 12 kilómetros
Desnivel: 525 metros
Duración: 5 horas 40 minutos
Crónica:
Mañana tranquila, de invierno, sin prisas, ajena al
traqueteo de la ciudad, el entorno se va desperezando, sus visitantes ya han
llegado, la nieve y el hielo de días anteriores van tomado sitio, escaso
viento, se está en zona de umbría, a pocos kilómetros espacio abierto, soleado,
es donde se empieza una subida, que hará ir entrando en calor, que irá poniendo
al grupo casi en línea, que se ajustará al esfuerzo de cada uno, pues quiere
dejar buen recuerdo, quiere hacer posible otro encuentro futuro.
A buen ritmo, se va avanzando por el camino, tanto en
tierra como en piedra, pero siempre con blanco de hielo o de nieve y
acercándose a la zona de pinar, de vegetación que algo protege y que siempre
depura el ambiente. La altura va abriendo un horizonte que se ofrece como
vecino, como amigo, como testigo de lo agradable, de lo apetecible, del
disfrute, asequible al buen gusto, al pequeño capricho de lo sencillo, a la
belleza de la realidad, a la naturaleza.
Llegados a un cruce de caminos se hace una pequeña
parada, algunas fotos, se bebe agua, se aligera ropa de abrigo, se charla,
mientras se espera a quien se retrasa. Todos agrupados de nuevo, se emprende el
camino por un pequeño sendero, eso sí, los que llegaron después se toman su
tiempo de fotos, agua, ropa de abrigo y charla. Al llegar a unas rocas que
marcan un vacío, hay quien se aproxima para gozar aún más de lo ya visto, pero
con la ayuda de ellas, parece todavía más bonito, facilitando formaciones en
piedra particulares y curiosas, como cinceladas en otros tiempos, para regalar
a la vista de algunas deidades.
Último tramo y ya está la cima a la vista, una vez en
ella, hay quienes se sientan directamente a tomar el bocadillo, como quienes,
cual aves, se mueven por las alturas, la ocasión lo merece, se vive doblemente,
el estar allí y, a modo de un descubridor medieval, tomar posesión de la propia
libertad en sentir el premio de un esfuerzo, de intentar alcanzar con las manos
el áurea del sol o de algún empeño.
El camino
de vuelta es más compacto, requiere solo dejarse llevar, como si se fuese a
ritmo de vals, acompasadamente, aunque sea lento el caminar, se gana terreno
fácilmente, bajar después de subir, es sinónimo de alcanzar la meta, de saber
que ha pasado el tiempo justo de ir pensando en la siguiente entrega, a la
oportunidad de visitar otra llanura u otra meseta, otro paisaje y otra armonía natural
casi siempre algo inquieta, en su clima y en sus ofertas.
Tino
Pequeño álbum fotográfico:
Pequeño álbum fotográfico:
Preciosa ruta, como siemore, en la que además de disfrutar del paseo y de la nieve tumos ocasión de coronar una cunbre aunque fuese modesta. Eso siempre es un plus para el montañero.
ResponderEliminarPersonalmente me pareció un pelin larga a pesar de que los km no lo aparentan, pero nos obligó a llegar a Madrid pasadas las 16,30. Cuando haya clases vespertinas hay que cuidar el tiempo.
Felicitar a Tino, también como siempre, por su buen hacer y por su paciencia con tantos y tan variados caminantes (incluso con uno "fantasma" que se sumó al grupo en la bajada").
Nota final: el relato de hoy es a mi gusto de los más completos. Me hagustado, sí señor.