Documentación:
El Parque regional de la Cuenca Alta
del Manzanares, creado en 1985, es el espacio natural protegido de mayor superficie de la Comunidad de Madrid (España) y uno de los de mayor valor ecológico y paisajístico. Está
situado en el noroeste de la región y se
extiende alrededor del curso alto del río
Manzanares. Sus principales municipios
de referencia son Manzanares el Real y
Hoyo de Manzanares.
La Unesco lo declaró Reserva de la Biosfera en 1993.
Se asienta sobre la Sierra de Guadarrama, con la excepción del Monte de El Pardo y su apéndice oriental, el Monte o Soto de Viñuelas. Su lugar más destacado es La Pedriza, el conjunto granítico
más importante de Europa, que
recibe el tratamiento de Reserva Natural Integral, por albergar ecosistemas
escasamente modificados.
Su amplio rango de altitudes, que va desde
los 2383m de las Cabezas de
Hierro hasta los 600m del barrio
madrileño de El Goloso, da lugar
a la formación de numerosos ecosistemas, entre los que destacan la alta
montaña, los encinares, los enebrales, los jarales, los melojares y las zonas
húmedas.
La Pedriza, en este paraje, situado
en el término municipal de Manzanares el Real,
se sitúa uno de los canchales berroqueños (graníticos) más espectaculares de la
Península Ibérica.
Aquí se reúnen los ecosistemas de roquedo más importantes del Parque Regional,
a los que se añaden los pinares y las zonas húmedas, formadas por el curso del río
Manzanares y sus encharcamientos. El
lugar, muy frecuentado por los escaladores —que tienen a su disposición
alrededor de 1000 vías de escalada—, integra bloques graníticos de gran tamaño y formas caprichosas. Algunos de los más
curiosos son el Risco del Yelmo,
Las Cuatro Damas, Los Fantasmas y las Piedras Caballeras. En La Pedriza se encuentran enclaves de gran
singularidad, bien conocidos por senderistas y excursionistas, caso de la
Charca Verde, los Chorros del río Manzanares, la Cueva del Ave María o la roca
natural del Puente de los Pollos.
La Pedriza contaba,
desde 1930, con un nivel de protección especial, mediante la figura
de Sitio Natural de Interés Nacional, que fue derogada en 1985 con la creación del actual Parque. En 1979 se constituyó un Parque
Natural alrededor del valle alto del río
Manzanares, con una superficie de 4304
hectáreas —en la práctica, se trataba de una tímida ampliación en torno al
espacio protegido de La Pedriza — que
puede considerarse como el antecedente más cercano del Parque Regional de la
Cuenca Alta del Manzanares.
La propiedad del terreno corresponde, en
un 65%, a particulares. Un 22% pertenece a la Comunidad de Madrid
y un 7% al Estado español. El
6% restante está en manos de los distintos municipios integrados.
(Información extraída de Wikipedia)
(Información extraída de Wikipedia)
Datos Marcha:
Asistentes: 11
Distancia: 11’500 kilómetros
Desnivel: 500 metros
Duración: 5 horas
Artículo
Hoy La Pedriza, con las rocas color almendra de
mazapán y espolvoreadas de blanco azúcar, recibe a once caminantes, que después
de juntarse, comienzan su andadura desde la entrada al Parque por la conocida
Senda de Quebrantaherraduras.
Como si fuese el mejor escenario de una obra de
teatro, van apareciendo los protagonistas: viento tirando a rebelde, nubes con
aguanieve, el sol, medio encogido, parece indicar "si no me dejan, yo voy
a hacerme sitio pues no he madrugado para ahora quedarme en el olvido".
Mientras, algún caminante, entre la expectación y poniendo el mejor semblante,
a veces mira al suelo, otras al cielo, sin desdeñar el entorno, las sombras y
luces en algunas rocas, que producen contornos entre agradables y dulces, quien
no lo disfruta es porque se entretiene con algo igual, no mejor, lo mismo el
vuelo de algún ave o de variadas plantas en su esplendor.
Pista, desvío, senda…nieve, tierra,
piedras...kilómetros andados, fotos como cuadros pintados. La ropa de abrigo no
sobra, entre ella y el frío van representando la obra, es el teatro de este
día, el sol por fin se ha abierto camino, incluso se ha hecho el mejor
inquilino.
Llegados a La Cruz de Mierlo, donde se dice que
está enterrado un pastor, rehén de bandidos, lugar cual Meca del montañero
equitativo por querer recordar que, si se cometió una injusticia, el tiempo y
sus gentes no lo olvidan.
Descanso, bocadillo, fotos en tres dimensiones,
rocas en escorzos causando las mejores impresiones, reconocimiento a un
paisaje amigo del buen gusto, vecino de la calidad... simplemente, La Pedriza,
nada más.
De nuevo en la senda de regreso, la vegetación
se deja acariciar por el aliento de unos senderistas satisfechos, contentos por
compartir unas horas de vida natural, de un entorno tan casi perfecto que
podría parecer artificial, de fundirse en un viento, si algo bravío, también
amigo. De esta manera, el camino espera su turno para recibirlos, para
desvelarles sus guardados secretos, para quienes van a verlos. Camino hacia
abajo, se llega a un cerro que, si por un lado era bastante común, por otro
tenía un a modo de balcón luminoso, pues estaba frente a la zona anterior de La
Pedriza, con sus joyas, lo mismo que girando un poco la capacidad de la
fantasía tener enfrente el Castillo de Manzanares el Real, su pantano y
agitando suavemente las manos, desde su atalaya, el
Cerro San Pedro que se acicala, peinando la nieve que le cubre, para salir bien
en las fotos y, tímidamente, mandando recuerdos a los que hacía poco fueron sus
fieles devotos.
Tino
Pequeño álbum fotográfico:
No puedo comentar de la ruta, porque no pude ir. Pero que envidia, y que bonita La Pedriza con nieve.
ResponderEliminarEl relato, muy melancólico. A veces, "la memoria inducida por sueños o encuentros repentinos, nos cae encima y nos hace sentimentales". No recuerdo donde leí esto, pero me ha venido a la cabeza al leer tu relato.
Leonor, muchas gracias por tu comentario. Ciertamente, además de ser un auténtico apasionado de La Pedriza, en el día de la marcha ésta tenía ese sabor dulce al "encuentro repentino" que haces en tu cita. Para mí, la melancolía es intrínseca al sentimentalismo y, guiada por los sueños, puede llegar a ser una manifestación de alegría. De nuevo,muy agradecido. Recuerdos, Tino.
ResponderEliminarComo siempre, he leido tu crónica y tu relato - a salto de lineas lo reconozco- y me ha encantado, tambien como siempre.
ResponderEliminarLa ruta fue preciosa (y ademas en la Pedriza, mi favorita) pero que gracias a ti se hizo aun mas atractiva.
Y encima, a tus excelencias como guia sumas la de escritor. Un lujo.
Gracias Tino
"Escubiello" el del mensaje anterior, soy yo , Daniel
ResponderEliminarDaniel, muchas gracias por tus comentarios.
ResponderEliminarSabes que en cuanto a La Pedriza te considero mi maestro, por lo que tu opinión sobre esta marcha es la de un superior, de manera que para mí pasa a ser un auténtico halago. En cuanto a tu juicio favorable de las ideas que escribo, crónica y relato, solo puedo sentirme muy bien atendido también, aunque, como dices, lo leas a vista de pájaro. Muy reconocido, un discípulo. Tino.