domingo, 12 de febrero de 2017

Ruta 91 Senda del Agua (La Barranca)


Panoramica de la ruta
El Valle de la Barranca es un valle de montaña situado a las faldas de la Bola del Mundo -Alto de Guarramillas- y La Maliciosa, en la Sierra de Guadarrama, perteneciente al Sistema Central. Administrativamente está dentro de los términos municipales de Navacerrada y Becerril de la Sierra, en el noroeste de la Comunidad de Madrid. En él hay un espeso bosque de pino silvestre por el que discurre el río Navacerrada, afluente del río Manzanares, remansado en dos pequeñas presas y que desemboca en el embalse de Navacerrada. Desde el punto de vista montañero hay varias ascensiones que se pueden emprender desde la Barranca, siendo la más conocida la que llega a La Maliciosa, con casi 1.000 m de desnivel, hay quien le llama el kilómetro vertical. En las paredes del Peñotillo, o falsa Maliciosa, y en la Cara Norte de la Maliciosa, se encuentran vías de ascenso, en roca de gran calidad, que están frecuentemente practicadas por escaladores de la zona y de Madrid dada su proximidad.
 
Asistentes: 14 y Boss (mascota del grupo en este día)

Kilómetros: 11 aproximados

Desnivel: 570 metros

Duración: 4 horas 45 minutos



Es temprano, el río Navacerrada ya está despierto dando tiritones en su curso, mientras, la nieve aún dormita antes de hacerse hielo, apenas se oyen cantos de pájaros, acurrucados en los árboles, se hacen un ovillo para guardar el calor, para no sentir el frío, las ramas parecen dar brazadas, para desentumecerse de la noche y coger temperatura, las montañas cercanas, algo encogidas, dan la sensación de invitar a que se les haga compañía.

Es una mañana de invierno, clareada, con pequeños cercos de nieve en espuma o con alfombras de hielo. El aparcamiento pasa de estar vacío a medio ocupado por los senderistas de Aepuma los jueves. Bastones, getres (guetres/ polainas), guantes y gorros de Thinsulate (aislante térmico), cortavientos y botas con Gore-Tex (membrana impermeable y transpirable), mochila con o sin seta superior, todo ello, entre otros imprescindibles elementos, son el equipo necesario a modo de armadura medieval para este tipo de singladura.

Superado un tramo de pista forestal se llega a la laborera senda Ortiz, senda amiga porque guarece del frío y del calor al visitante, con sus dos arroyos que la atraviesan dando color al paisaje y a los sentidos, es amiga por las vistas que ofrece, con sus típicos subibajas, sus característicos serpenteos, amiga por su fauna y vegetación, amiga también por su fácil caminar. Al final de su recorrido sitúa al senderista en una pradera donde estuvo un hospital del que ya solamente queda el recuerdo y hasta el que llegaba agua canalizada, por una tubería, y que será parte del recorrido, en sendero, que se hará en esta marcha.

Desde esta explanada y por pista forestal se llega hasta al mirador de las Canchas para desde ahí coger el mencionado sendero de la Tubería, o Senda del Agua o, incluso, de las Cabrillas por ir en paralelo a un cordal montañoso con ese nombre. Si la senda Ortiz tiene un atractivo particular, esta otra, parecida en sus características, pero por su diferente ubicación, tiene su propio encanto, dado que se va tuteando con unas seductoras crestas de montaña y que despiertan una cierta pasión a los montañeros que circundan por sus alrededores, de manera que, inevitablemente, trepan y destrepan sus costados como ejercicio de superación y satisfacción.

Boss vigilando que nadie se pierda
El día fue de los que se pueden envolver en papel de regalo, con la certeza de que va a gustar a quien lo reciba, pero como las jornadas anteriores fueron de lluvia, nieve y fuerte viento frío, el piso tan pronto estaba cubierto de nieve, como de resbaladizo hielo o agua que discurría camino de algún arroyo, todo ello hacía que hubiese tramos donde el caminar fuese con riesgo de caída. El grupo fue muy pendiente de esta circunstancia y, con una elogiosa precaución, fue avanzando ordenadamente tanto por la parte de suave y constante subida como en la que se hace un descenso más acusado y que requería poner más destreza en su tránsito. En el punto más alto del recorrido, correspondiente a las cercanías al montículo denominado de Emburriaderos, se hace el ritual descanso para tomar el bocadillo y aprovechar para "tomar" también un poco el sol que, aunque estuvo presente en todo momento, aquí al ser una zona sin arboleda y de altura, casi era posible recostarse un poquito en él para echar una cabezada.

Una vez hecho el descenso y libres de los riesgos del hielo, se opta por atrochar siguiendo un ruta de pequeño recorrido, en lugar de por la pista forestal, hasta que ya se retoma ésta a poca distancia del final de la marcha.

Bromeando, se dice que se llegó a la meta justo con las campanadas del reloj, siendo las dos del mediodía y que era la hora que se había propuesto como final del recorrido.

Así como se hizo in situ, no queda más que volver a agradecer, a todos y cada uno de los componentes del grupo, su participación y paciencia dadas las circunstancias ya mencionadas. Gracias.



                                                                                                                                 Tino

6 comentarios:

  1. Fernando, nuevamente muchas gracias. Saludos, Tino.

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  2. Gracias Tino por tu saber hacer.

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    1. Juanjo, gracias a ti también por tu colaboración en la marcha. Saludos, Tino.

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  3. Tino precioso relato y el anterior también, ya me contarás como lo haces.
    Gracias por tus relatos y guía por senderos.

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  4. Hola Miguel,
    ante todo perdóname la tardanza en responderte, acabo de ver tu comentario y te pido disculpas.
    Te agradezco enormemente tus palabras y créeme que me animan mucho, máxime, cuando tú también estás en este mundillo de la escritura. En cuanto a cómo me apaño para hacer los relatos, solo se me ocurre que poniendo toda la imaginación de la que soy capaz, ya que de técnica muy poquito, yo suelo decir que, en estos terrenos me comporto de una manera "asilvestrada" o, como se dice corrientemente, "voy a mi bola".
    En otro momento ya te comenté que no me atraen nada los concursos literarios y acciones similares, por ahora solamente me moviliza la espontaneidad y la libertad de expresarme dentro de ella, sin normas ni corsés. Saludos, Tino.

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