lunes, 20 de febrero de 2017

Ruta 92 Marcha Álamos Blancos (16/02/2017)

Embalse de la Jarosa
El Cerro de los Álamos Blancos estaba ocupado por la posición republicana del mismo nombre, asciende desde La Jarosa al Cerro de la Salamanca por la loma del Cerro del Cebo de los Lobos. Estaba enfrentada a las posiciones nacionales de Cabeza Líjar, Loma de Falange y Loma de Requetés. Las intenciones del ejército nacional fueron tomar el camino más directo a Madrid, por la carretera de La Coruña, es de suponer que conquistar la posición Álamos Blancos carecía de interés. Éste es un recinto cerrado por muros y berrocales, contenía en su seno los distintos puestos y creaba una interesante plaza fuerte elevada. El conjunto quedaba realzado por el entorno natural en el que se erigió, un interesante cerro cubierto por álamos temblones. En el plano militar cabe resaltar el intermitente muro que cierra la posición, especialmente en la esquina noroeste, lo mismo que los puestos de tirador parapetados que cubren la esquina noreste hacia Cabeza Líjar y dos nidos de ametralladora, uno cubre la esquina sureste y el otro las elevaciones que dominan la esquina suroeste del recinto.

 - Asistentes: 17 
- Distancia: 10 kilómetros 
- Desnivel: 350 metros 
- Duración: 3horas y 15 minutos 

Arbol singular
En una media anochecida mañana, un rayo de luz se filtra como testigo de un amanecer que, en el trascurso del día, impondrá su ley con un relajado y complaciente sol. A las diez menos cuarto de la mañana, envueltos en una blanca y húmeda cortina de vapor, los senderistas de hoy se van diluyendo por una pista que, más adelante, dejarán para que vayan emergiendo sus siluetas por otra pista que se desvía a su izquierda, una vez disipada su brumosa acompañante la niebla.

Desvelado el misterio que envolvía el paisaje, se van dando forma a los agradables estímulos que acompañaban en el anonimato y en la soledad, con sus sonidos y colores, si no distintos a los habituales, sí como con la sensación de haber emergido de la chistera de un mago. De la misma manera que aparecen, como piezas de un juego infantil, un reducido grupo de ponis. Parecía un anacronismo esta escena, habituados a verlos en otros ambientes, pero no, no pueden desentonar nunca unos caballitos en medio de la naturaleza, en medio de su propio medio, en todo momento lo que despertaron fue
Manada de ponis
sorpresa e ilusión, amplias sonrisas y un arremolinamiento a su alrededor. Por este mismo lugar se ve un árbol cuyo tronco hizo falta tres personas con los brazos abiertos, entrelazando las manos, para poder rodearlo.

Avanzando el camino se llega al Arroyo de la Chorrera que no presenta mayor dificultad su paso, continuando por la pista se alcanza la pradera de la Pinosilla, rodeada de unos árboles de los que algunos pueden tener hasta doscientos años, donde se gira levemente a la derecha para, superando un no muy pronunciado desnivel, se orienta la marcha hacia el cerro de los Álamos Blancos, punto de destino de esta marcha. Si anteriormente ya se había visto y visitado los restos de una construcción de la pasada Guerra Civil, ahora hay
Pequeño belén
más cantidad de ellos situados en un alto y algo tapados por la vegetación. Al igual que en el alto de Peña Pintada -La Barranca- se pudo ver un pequeño belén en el vano de unas rocas, aquí también había otro de similares características. 

En este alto se toma el bocadillo, un pequeño descanso, fotografías y vuelta al punto de partida. Como el día está ya despejado, se puede acercar con la vista las montañas limítrofes, aún enharinadas en sus altos, también se puede divisar el almacenamiento de agua para la ciudad en dos pantanos bien definidos a pesar de la distancia. Termina la marcha en el mismo Puerto del León, después de un suave recorrido lo mismo que de un desnivel tampoco nada exigente. Parte del grupo, al tener que ir a clase, decide marcharse a la Universidad mientras que otra parte se queda allí para tomarse una sabrosa y caliente comida de menú. 

Tino

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