domingo, 5 de febrero de 2017

Ruta 90 La Perdiguera con nieve



La Perdiguera
La Perdiguera es un pico de la Sierra de Guadarrama, tiene una altura de 1862 metros, dentro de la Cuerda de la Morcuera es la segunda montaña más alta tras La Najarra (2120m). Pertenece al término municipal de Bustarviejo. En sus laderas predominan los bosques de pino silvestre y, en las zonas más bajas, los de roble.

A este pico se puede acceder tanto desde el Puerto de la Morcuera, por la GR10 girando a la derecha a unos 3kms para ir paralelo a la alambrada que llega prácticamente hasta la antena de radio y el vértice geodésico, como desde el de Canencia, cogiendo la pista que sale a la izquierda a la altura del Hornillo y que lleva hasta Prado Toril, pasando antes al otro lado de la alambrada para llegar al alto después de remontar el cortafuegos. En ambos casos, con un ritmo de marcha tranquilo, se puede hacer la subida sin mayores dificultades. Con días despejados hay unas fantásticas vistas  de la zona de La Pedriza, de la Cuerda Larga -con la cercanía de La Najarra- y de Peñalara.


En la plomiza mañana del día 2 de febrero de 2017, se juntan inicialmente en el aparcamiento de la Fuente del Cura (Miraflores de la Sierra) 12 componentes de los jueves senderismo (AEPUMA), para contrastar la información recibida sobre las dificultades en subir con el coche al Puerto de la Morcuera. Como no parece haberlas en su inicio se decide continuar y se comprueba que se pudo llegar sin ningún tipo de problema, únicamente alguna placa de hielo en la zona de aparcamiento donde se dejaron los coches.

Pista forestal
Desde este punto y siguiendo durante unos kilómetros la pista forestal que está marcada como parte de ruta de Gran Recorrido (marcas rojas y blancas), al igual que como ruta de Pequeño Recorrido (marcas amarillas y blancas), y dejando a la izquierda de la marcha el desvío al refugio de La Majada del Cojo, se llega a una barrera con alambrada donde se gira a la derecha para, desde aquí, ir en un continuo pero suave ascenso hacia el Pico de La Perdiguera.

El azul del cielo está oculto tras una gris y húmeda capa de niebla que, aún queriendo ser amiga y dando a entender que no había que temerla, no deja de ser objeto de casi continuas miradas, para ver cuál va a ser su comportamiento y qué podría ocultar. El viento, de vez en cuando, la agita y hace que, pareciendo algo molesta, tuviese que dejar de observar a los caminantes y desplazarse entre los árboles
Senderistas en fila de uno
donde se arremolina como negándose a irse de allí.

Las pisadas son lo mismo por nieve blanda, que por nieve dura, sin descartar algún cerco de barro por haberse diluido ya la capa blanca que cubría el terreno. Se da algún necesario equilibrio, después de pequeños resbalones, demostrándose que se tienen años pero que aún se está en forma. Cubiertos con varias capas de ropa, tanto de abrigo como impermeables, en colores bien visibles, se discurre en fila, para aprovechar las pisadas precedentes, dándose la típica imagen de seguimiento y avance describiendo pequeñas curvas como si se fuesen salvando obstáculos para no darse con ellos. Sí se pasa por zonas de caza con puestos señalizados donde se
Puesto de cazadores
ocultan los cazadores para poder sorprender a sus presas.

La nieve, para caminar sobre ella, parece como que se cobra un pequeño peaje, haciendo que el avanzar sea más fatigoso pero que, antes o después, no se le va a tener en cuenta porque, de antemano, ofrece esa enorme gratificación a la vista, y a los sentidos, como es el de las galas  que da a la naturaleza con su presencia al vestirla toda de blanco. Como si de un cincel se tratara, las botas ya bastante húmedas, iban surcando el camino, dejando la huella temporal de haber estado allí, de caminar sobre una acogedora capa de nieve que, aún cuando se diluya y se borre ese rastro, quedará registrado en su libro de visitas quiénes le acompañaron en ese día.

Al tratarse de una jornada fría, con ligera llovizna y de un transitar algo fatigoso, antes de llegar a la cima, se hicieron dos grupos donde uno se quedó reponiendo fuerzas para después volverse y otro que se acercó al Pico donde también tomó el bocadillo para acto seguido descender y juntarse con el resto del grupo. Se anduvieron unos 11kms, con un desnivel de 300m y una duración de 4 horas y 15 minutos. Ya de vuelta al pueblo de Miraflores de la Sierra, una vez recuperada la temperatura basal, se hace una reposición de fuerzas con un apetecible y sustancioso menú.



                                                                                                                                  Tino

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Fernando, pero ni aprendiz siquiera,
      saludos.

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  2. Te leo siempre con gusto, tanto tus relato de las rutas como tus poesias o cuentos. Gracias porque asi queda constancia de nuestros esfuerzos.

    La ruta a la Perdiguera estuvo bien/pasable a causa del tiempo pero la comida fue superlativa. Aun se me caen las lagrimas recordando los callos a la madrileña que no pude terminar...

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  3. Daniel, gracias como siempre por tus comentarios. En cuanto a los callos es que era un plato, ¡que digo plato, una fuente, que ya te digo! Ahora menuda pinta tan buena tenían. Saludos, Tino.

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