La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.
Marcha a La Pedriza (Circular):
Ocho de la
mañana, llueve en Madrid, ocho de la mañana Chupinazo de San Fermín, nueve de
la mañana graniza en el Puerto de Cotos, conciliábulo, toma de decisiones,
fumata blanca: traslado a La Pedriza.
A las diez y
desde la barrera de acceso al Parque de La Pedriza, pues con el nuevo horario
no se puede entrar en coche desde las 09:30 horas, se comienza una ruta
improvisada como alternativa a la anteriormente programada de La Hoya Toril
(Cotos), que queda aplazada, por inclemencias de tiempo, para fechas futuras. Los
animosos marchantes asistentes, cuatro ♀
y seis ♂, con capas de agua y
paraguas en ristre, se encaminan por la Senda de Quebrantaherraduras hacia la
primera pista forestal que empieza antes de alcanzar el mirador de la
mencionada vía.
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Fuente del Terrizo |
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Vistas desde la pista forestal |
Con la
presencia de lluvia intermitente, pero sin intensidad, se va avanzando en el
recorrido, que será de unos diez kilómetros y medio en total y después de unas
cuatro horas desde su comienzo hasta el regreso al punto de partida. Para
disminuir la monotonía de marcha por pista, se va atrochando entre curvas
cumpliéndose, además, aquel principio de "la distancia más corta entre dos
puntos es la línea recta". Dentro de esta práctica, en un momento dado, se
elige un sendero bien marcado y señalizado con hitos pero que su punto de
destino no era el de remitir de nuevo a la pista que se dejaba. Alguna duda en
el guía hace sentir cierta inseguridad a
los acompañantes, por lo que éste toma la decisión de volver sobre sus
pasos
hacia el inicio del desvío, aprovechando, con una pequeña dosis de humor, y
dado que no se estaba corriendo ningún riesgo, rebajar la preocupación con una
pequeña sesión explicativa, a modo de Barrio Sésamo, proponiendo la diferencia
existente entre "perdido" y "desviado" de manera que con
"perdido" hay que buscar el Norte, mientras que con
"desviado" no hay más que darse la vuelta y volver al camino
correcto.
Así las
cosas, se llega a la Fuente del Terrizo que, para contrastar con el día lluvioso,
estaba seca, sin agua. Para mitigar alguna añoranza del Neolítico, si es que la
hubiere, en esta fuente se encontraba una mesa y asientos de piedra, en
original diseño, que
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Mesa y asientos de piedra |
sirvieron para tomar el bocadillo de una manera tan
gustosa que desapareció en minutos cuatro,
como diría nuestro ilustre Lope de Vega, cuando justificaba su dilatada
producción literaria con el dicho de "más de ciento, en horas
veinticuatro, pasaron de las musas al teatro".
Tras el
alimento se decide hacer la segunda parte del recorrido por la PR16, denominación
que también despierta un ameno coloquio sobre las siglas y otros conceptos de
uso montañero, así:
PR (ruta de
Pequeño Recorrido),
GR (ruta de
Gran Recorrido),
RV (Ruta
Verde),
Atrochado...Canchal...Collado…
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Vista del Yelmo |
Ahora se
trascurre por el típico y amable sendero que va dando pequeños giros, con
pasillos de vegetación en algunos tramos y, sobre todo, con los paisajes que, a
modo de la ventanilla de un tren va dejando ver, a mayor o menor distancia,
según se va avanzando. Afortunadamente, hay todo un intenso muestrario de
aglomerados graníticos que, aún así, no agotan la curiosidad de quien los
observa, pues se da toda una gran variedad de colores, de volúmenes en piedra y
claroscuros que deleitan los sentidos de quien se detiene a curiosearlos, entre ellos está también el representativo Yelmo
el cual, además del ocio que proporciona a escaladores, senderistas y
excursionistas, no deja de recordarnos al mítico Don Quijote -personaje creado
por el genial Miguel de
Cervantes- que en
desigual batalla, como en tantas otras ocasiones en sus historias de
Caballería, consiguió arrebatar a un barbero la bacía que éste llevaba en la cabeza para protegerse de la lluvia, creyendo
haber conseguido el Yelmo de Mambrino, del que se decía era de oro.
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El Cancho de los Muertos y las Torres |
Finalizando este
sendero, y antes de llegar al collado de Quebrantaherraduras, se percibe una
pequeña explanada con otras tantas rudimentarias mesas y asientos igualmente en
piedra, colocados a poca distancia, que por un momento parece trasportarnos al
hábitat de algunos de nuestros arcaicos antepasados, transmitiendo una singular
sensación de lo que fuimos en otras épocas y de cómo hemos evolucionado.
Retomada la
senda de inicio, tras haber hecho unos desniveles en subida y bajada
aproximados de unos 400 metros, se finaliza la marcha y se decide hidratarse,
con una cervecita fresca, y, vitaminarse con un buen y variado menú en el
pueblo de Soto del Real.
La presencia de la lluvia intermitente, no nos impidió realizar nuestra marcha, con más entusiasmo, si cabe, que en otras ocasiones. De esta manera, asumimos el reto que supone la práctica del senderismo: reto para el cuerpo, que tiene su efecto en la mente. La sensación de plenitud cuando acabas la marcha, bien vale la pena el esfuerzo y el pequeño inconveniente de mojarse un poco. El movimiento repetitivo durante la marcha, es un auténtico bálsamo para el alma; una ayuda inigualable para calmar las tensiones de la semana, que te permite resetear la mente, al tiempo que sientes tu cuerpo lleno de energía.
ResponderEliminarDicen que el ritmo ideal de la marcha, es el ritmo que te permite la conversación. Teniendo en cuenta lo mucho que me gusta hablar, en esta marcha conseguí el ritmo ideal de sobra. En la subida al Mondalindo, me quedé muda en muchos tramos. Fue un silencio impuesto, no de comunicación con la naturaleza. Lo aclaro por si lee esto Gloria, la amiga de Alejandro, aunque todo se andará. Nunca mejor dicho.
La Pedriza, nunca decepciona. Siempre encuentras algo nuevo en ella, con que deleitarte: formas distintas en las piedras, la luz de un día nublado, parajes que ya conoces pero que ves desde otro ángulo… Yo me deleité con un árbol que tenía el tronco rosa. Lástima que no viniera Fernando, que seguramente me habría dado una explicación, dada su afición a los árboles.
Por último, como siempre, nuestros guías magníficos. En un momento improvisaron ruta nueva, cuando nos falló la de Cotos. Había pensado meterme con Tino, por llevarnos por un sendero dudoso, pero con la lección de Barrio Sésamo, que me divirtió un montón, quedó claro que nos habíamos desviado, no perdido. Y un recuerdo para Ana: a pesar de que atrochamos (esto lo dijo Jesús. Yo siempre decía atajar) por algunos tramos cuesta arriba, no llegamos “en estado agónico”.
En resumen, por lo que a mí respecta, disfruté de la naturaleza sin hacer un esfuerzo máximo, incrementé mi optimismo, llevé ritmo ideal, y aprendí vocabulario técnico (para iniciados), todo en muy buena compañía. No se puede pedir más.
Gracias por los comenratios Leo.
ResponderEliminarCreo que a partir de la temporada que viene habra que realizar un concurso de cronicas ya que se te da muy bien. Tino corre peligro. jejejeee
Leonor, gracias por tus opiniones y confianza en los sherpas en cuanto a su función de guías y a su pequeña didáctica montañera. Nos alegra que la marcha saliese bien, a pesar de la improvisación y de la ligera lluvia que acompañó durante un tiempo, lo mismo que, como ya has cogido una buena forma, no te resultara pesada la marcha.
ResponderEliminarDigo lo mismo que Jesús en cuanto a las crónicas, a ver qué pasa la próxima temporada��
Saludos.