Marcha al Tejo Milenario - Rascafría:
Ya nacida la
mañana del día 30 de junio, habiendo quedado atrás la población de Rascafría y
estando inmersos en un pinar de compacta vegetación, con mucha presencia de
helechos, once conocidos o amigos o compañeros o...nueve hombres y dos
mujeres...senderistas, acuerdan ponerse en marcha para embarcarse en una
pequeña travesía que se superará con el tesón de la entrega a un empeño y el
deseo de practicar una afición.
En esta
ocasión hay valor un añadido, que es el de acercarse, si no a la eternidad, sí
a un testigo tan longevo como el paso de más de mil quinientos años o, lo que
es lo mismo, de haber vivido, compartido con la tierra, con el hombre, todos
los acontecimientos habidos en ese dilatado espacio de tiempo, que aporta una
particular expectativa al caminar hacia ese testimonio, como si de galopar a
través de los siglos se tratase.
El comienzo
de la marcha se hace desde un área de descanso y discurriendo por un sendero
paralelo al decurso del arroyo de la Angostura que, como no podría ser de otra
manera, su corriente de agua también se convierte en una corriente de recuerdos,
para quien deja posar su pensamiento sobre su fresca y trasparente superficie,
y que como un barquito de papel, con sus vaivenes y balanceos, llegará a un
imaginario y buen puerto.
Presa del Pradillo |
A la altura
de un salto de agua, que produce la Presa del Pradillo, se hace el primer alto
en el camino para contemplar esa pequeñita catarata que si no impresiona, como
cualquier otra mayor, sí trastea produciendo unos remolinos y saltos de agua
aprendices de trapecista sin red. Retomada la marcha al poco tiempo, ya por
pista forestal, se va avanzando en una suave pero constante subida, cogiendo y
dejando algún desvío, ahora quien iba delante se queda atrás, ahora los
primeros esperan a los que vienen después, siempre en continuo y regular caminar hasta ir acercándose al
núcleo de la marcha que no es otro, además del propio ejercicio, que el de
conocer a un protagonista
reflejado en libros, documentales, protegido por las
leyes, no con historia sino que es la Historia misma: el Tejo Milenario de
Balondillo (Varhondillo) junto al arroyo del mismo nombre.
Tejo milenario |
Al acercarse
es como si se acelerase el pulso, se pueden cerrar los ojos para sentir que se
es un personaje de las Crónicas de Narnia, apareciendo en un bosque encantado,
similarmente al cuento, este tipo de árbol, también guarda sus leyendas del
bien y el mal y sus mitologías. Cristianos de otras épocas, pueblos Celtas y de
otros orígenes, lo tomaron como símbolo de la eternidad, como símbolo de la
vida o la muerte, como lugar sagrado de reunión a su alrededor. Una vez delante
de él apetece preguntarle, que explique, que cuente, que …es solo un árbol,
solamente, pero también, ¡nada más y nada menos! que un superviviente a duras
inclemencias climatológicas, a pestes, a guerras, a desencuentros, bueno,
igualmente partícipe de cambios, de esperanzas, de alegrías es, en definitiva,
uno de los privilegiados compañeros de buena parte de la Historia.
Alguna
leyenda irlandesa, proponía que para casarse con una doncella, era
indispensable que el pretendiente le llevase, entre otros presentes, bayas
carmesíes del tejo. Esta escena podría evocar también alguna otra de nuestro
escritor sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, que en la mística de alguna de sus
leyendas, la hermosa dama se movía envuelta en la oscuridad de un paraje
fantasmático y por la que su amante suspiraba hasta que conseguía un encuentro
con ella.
A este
árbol la característica de tener como un racimo de troncos y estar muy
cubierto de expandidas ramas y hojas, le confiere una imagen peculiar y
diferenciada de la mayoría del resto de árboles. No es un ejemplar milenario
único pues hay dispersos otros por la nuestra geografía.
Desde un
aspecto jocoso y lúdico, también se puede mencionar el sentido de la expresión
"tirar los tejos". El origen de esta expresión proviene de un antiguo
juego llamado el tejo, que
consistía en tirar un trozo de teja, caído de algún tejado, contra un palo de
madera clavado en el suelo y cuyo objetivo era derribarlo. Como se jugaba al
aire libre, parque u otro espacio abierto, y donde en las proximidades solía
haber alguna chica, se generalizó que el chico, para ligar con ella, lo tiraba en sus cercanías y así tenía la
oportunidad de aproximarse, al ir a recogerlo, y entablar conversación
con ella.
Peñalara al fondo |
Volviendo a
nuestro caminar, después de haber tomado un ligero menú de bocadillo, agua y
algunos frutos secos, en el agradable remanso donde se ubica nuestro milenario
árbol, se retoma la pista forestal de vuelta, teniendo que hacer una rectificación
sobre el trayecto previsto, para que fuese más adaptado a las posibilidades de
todos los caminantes, sin forzar un recorrido que entrañase algún riesgo. De
esta manera, se va marchando, en algún tramo, paralelo a esa no menos mítica
elevación que es Peñalara, adornada con alguna trencita blanca de nieve de la
que no se quiere desprender a pesar del calor. Atrás van quedando también otros
simbólicos arbustos o pequeños árboles como son los acebos.
El último
tramo del recorrido, de unos aproximados 16 kms desde el comienzo, con subida y
bajada acumulada de unos 500 m, se hace transitando por la RV-1 (Ruta Verde) y
a la vez por la PR-25 (Pequeño Recorrido), dejando a la izquierda de la marcha
el Pantano del Pradillo y terminando en el área de La Isla tras unas 5 horas de
caminar. Para dar por aprobado el Acta de la ruta, se toman unas cervezas
frescas y también un menú, ahora de dos platos y postre, que reconfortaron el
espíritu y, aún más, el estómago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario