La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.
Marcha a Las Ruinas
de Casarás-Eraso:
Cuenta
alguna leyenda urbana, no muy lejana y bien informada, que el autor de este
relato, cuando fue a documentarse sobre la historia del lugar que iba a
describir, en un principio se sintió como atenazado, algo bloqueado por la
información que iba recogiendo: enigmáticos Caballeros Templarios, recaudador
que se enriquece y mata a su amada con una daga sin saber que era ella, algún
nigromante, almas en pena apareciendo por los alrededores, ¿Convento o Casa de
Postas?, ¿Casarás o Eraso?... todo muy confuso y tenebroso. Hay que hacer notar
que este escribiente siempre fue algo sensible e influenciable cuando se veía
delante de testimonios sobre espíritus nocturnos por parajes que, si bien de
día eran acogedores y hasta entrañables, sobre todo por su belleza y placidez,
sin embargo, cuando la oscuridad los envolvía con un halo de misterio y dudas
sobre qué podría suceder en cualquier momento, llegaba a pensar que su
integridad estaba en riesgo... es evidente que se trata de una persona muy
sugestionable.
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Cartel informativo |
No
obstante, y a pesar de una buena carga de recelo, se marcó dos desafíos que
fueron, uno, no retraerse en acercarse a la información existente, por mucho
que temiera de los posibles riesgos que suponía hurgar en las andanzas, dichas
y desdichas de algún personaje errante por su historia pasada, y el otro
desafío, fue el de personarse en el lugar, junto con sus habituales compañeros
que le fortalecerían el ánimo, para intentar reconstruir algo de lo que allí
pudo suceder, además, una vez conocido que tenía que ir por el Camino Schmid al
Puerto de la Fuenfría con vistas al Cerro Minguete,
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Ruinas de Casarás
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al Montón de Trigo, a Siete
Picos, a la Peña del Águila, a Peñalara...al Pinar de Valsain, ¡cómo iba a
dejar pasar la oportunidad de dar satisfacción a sus sentidos gratificándolos con
un capricho de panorama, de trasportarse al bienestar de un cuadro dibujado por
la naturaleza y admirado desde lo más pretérito!. Así como parece que Enrique
IV acuñó la famosa frase "París bien vale una misa" pues se tuvo que
convertir al Catolicismo para poder gobernar, nuestro cronista también debió
pensar que moverse por esa cautivadora parte de la Sierra de Guadarrama, bien
valía arriesgarse a enfrentarse a toda una fantasmática que, probablemente,
solo
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Fuente de la Fuenfria |
existiría en el imaginario del pasado y del tiempo transcurrido.
Sobre
las nueve y media de la mañana, del día catorce de julio de dos mil dieciséis,
doce andarines, hoy por esos senderos guadarrameños, enfilan desde el Puerto de
Navacerrada hacia el inicio del denominado Camino Schmid, que desemboca en el
Puerto de la Fuenfría a través de su variante la Senda de los Cospes, para
dirigirse después, por una histórica calzada romana, que actualmente define al
Camino de Santiago entre las provincias de Madrid y Segovia, hacia un antiguo
edificio de tres plantas y del que solo se conserva un portalón con su verja y
restos de los muros que
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Indicador de la calzada romana |
soportaban el edificio, amén, de una variada amalgama
de leyendas, tan habituales en un medio tan natural como lo es el de la montaña.
La
andadura se hace de dos en dos, también en algún pequeño grupo o de alguien más
independiente que prefiere ir solo dando pasos al ritmo de sus pensamientos. El
caminar, tanto de ida como de vuelta, fue tranquilo, sin prisas, mientras el sol
se entretenía jugando al escondite entre los pinos y el viento abanicando a los
paseantes suave y dócilmente, se iba haciendo camino por unos claroscuros, en
distintas tonalidades verdes, combinados con azules celestes, por lo que no se
notaba el esfuerzo de los dieciséis kilómetros recorridos en total, ni de los
aproximados cuatrocientos cincuenta metros acumulados de subida y bajada. En
esto, también debió influir el recuerdo de la visita hecha a los restos de un
edificio situado en medio de un pinar, a la ladera de una montaña y que, en su momento, debió parecer
como un espejismo emergente entre el blanco de la nieve y que, al ser de un
posible uso real, también se asemejaría a un castillo encantado.
Pasadas
unas cinco horas y media concluye esta última marcha que abre la puerta a las
vacaciones veraniegas, hubo quienes se despidieron para regresar a sus casas y
quienes continuaron en compañía, hasta el pueblo de Navacerrada, para tomar un
buen menú como despedida de una temporada y empezar la cuenta atrás de la
siguiente.
“Este peón albañil de la
narrativa, os desea muy feliz verano y que os recuperéis, sin secuelas, de los
ladrillazos que os ha endosado con sus crónicas, el sol y la playa siempre han
dado muy buenos resultados en esa recuperación”
¡¡Un abrazo y hasta
septiembre!!
Formidable ruta que siento no haber podido asistir.
ResponderEliminarHabra que repetirla mas adelante.
La cronica como siempre explendida, de aqui nos vamos a un concurso de relatos.
No vemos en septiembre.
Feliz verano a todos