sábado, 16 de julio de 2016

Ruta 71 Ruinas del convento de Casarás

La descripción de la marcha como siempre realizada por nuestro cronista Tino.


Marcha a Las Ruinas de Casarás-Eraso:

Cuenta alguna leyenda urbana, no muy lejana y bien informada, que el autor de este relato, cuando fue a documentarse sobre la historia del lugar que iba a describir, en un principio se sintió como atenazado, algo bloqueado por la información que iba recogiendo: enigmáticos Caballeros Templarios, recaudador que se enriquece y mata a su amada con una daga sin saber que era ella, algún nigromante, almas en pena apareciendo por los alrededores, ¿Convento o Casa de Postas?, ¿Casarás o Eraso?... todo muy confuso y tenebroso. Hay que hacer notar que este escribiente siempre fue algo sensible e influenciable cuando se veía delante de testimonios sobre espíritus nocturnos por parajes que, si bien de día eran acogedores y hasta entrañables, sobre todo por su belleza y placidez, sin embargo, cuando la oscuridad los envolvía con un halo de misterio y dudas sobre qué podría suceder en cualquier momento, llegaba a pensar que su integridad estaba en riesgo... es evidente que se trata de una persona muy sugestionable.
 
Cartel informativo


No obstante, y a pesar de una buena carga de recelo, se marcó dos desafíos que fueron, uno, no retraerse en acercarse a la información existente, por mucho que temiera de los posibles riesgos que suponía hurgar en las andanzas, dichas y desdichas de algún personaje errante por su historia pasada, y el otro desafío, fue el de personarse en el lugar, junto con sus habituales compañeros que le fortalecerían el ánimo, para intentar reconstruir algo de lo que allí pudo suceder, además, una vez conocido que tenía que ir por el Camino Schmid al Puerto de la Fuenfría con vistas al Cerro Minguete,
Ruinas de Casarás
al Montón de Trigo, a Siete Picos, a la Peña del Águila, a Peñalara...al Pinar de Valsain, ¡cómo iba a dejar pasar la oportunidad de dar satisfacción a sus sentidos gratificándolos con un capricho de panorama, de trasportarse al bienestar de un cuadro dibujado por la naturaleza y admirado desde lo más pretérito!. Así como parece que Enrique IV acuñó la famosa frase "París bien vale una misa" pues se tuvo que convertir al Catolicismo para poder gobernar, nuestro cronista también debió pensar que moverse por esa cautivadora parte de la Sierra de Guadarrama, bien valía arriesgarse a enfrentarse a toda una fantasmática que, probablemente, solo
Fuente de la Fuenfria
existiría en el imaginario del pasado y del tiempo transcurrido.


Sobre las nueve y media de la mañana, del día catorce de julio de dos mil dieciséis, doce andarines, hoy por esos senderos guadarrameños, enfilan desde el Puerto de Navacerrada hacia el inicio del denominado Camino Schmid, que desemboca en el Puerto de la Fuenfría a través de su variante la Senda de los Cospes, para dirigirse después, por una histórica calzada romana, que actualmente define al Camino de Santiago entre las provincias de Madrid y Segovia, hacia un antiguo edificio de tres plantas y del que solo se conserva un portalón con su verja y restos de los muros que
Indicador de la calzada romana
soportaban el edificio, amén, de una variada amalgama de leyendas, tan habituales en un medio tan natural como lo es el de la montaña.

La andadura se hace de dos en dos, también en algún pequeño grupo o de alguien más independiente que prefiere ir solo dando pasos al ritmo de sus pensamientos. El caminar, tanto de ida como de vuelta, fue tranquilo, sin prisas, mientras el sol se entretenía jugando al escondite entre los pinos y el viento abanicando a los paseantes suave y dócilmente, se iba haciendo camino por unos claroscuros, en distintas tonalidades verdes, combinados con azules celestes, por lo que no se notaba el esfuerzo de los dieciséis kilómetros recorridos en total, ni de los aproximados cuatrocientos cincuenta metros acumulados de subida y bajada. En esto, también debió influir el recuerdo de la visita hecha a los restos de un edificio situado en medio de un pinar, a la ladera de una  montaña y que, en su momento, debió parecer como un espejismo emergente entre el blanco de la nieve y que, al ser de un posible uso real, también se asemejaría a un castillo encantado.

Pasadas unas cinco horas y media concluye esta última marcha que abre la puerta a las vacaciones veraniegas, hubo quienes se despidieron para regresar a sus casas y quienes continuaron en compañía, hasta el pueblo de Navacerrada, para tomar un buen menú como despedida de una temporada y empezar la cuenta atrás de la siguiente.

“Este peón albañil de la narrativa, os desea muy feliz verano y que os recuperéis, sin secuelas, de los ladrillazos que os ha endosado con sus crónicas, el sol y la playa siempre han dado muy buenos resultados en esa recuperación”

¡¡Un abrazo y hasta septiembre!!

1 comentario:

  1. Formidable ruta que siento no haber podido asistir.
    Habra que repetirla mas adelante.
    La cronica como siempre explendida, de aqui nos vamos a un concurso de relatos.
    No vemos en septiembre.
    Feliz verano a todos

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