El
Castillo nuevo de Manzanares el Real es un palacio-fortaleza edificado en el
siglo XV sobre una iglesia románico-mudéjar, que quedó integrada dentro de la estructura,
diseñado con trazas gótico isabelinas y con influencias hispano-musulmanas
Sustituyó a un castillo anterior, que
estaba situado en un enclave cercano.
Actualmente
alberga un Centro de Interpretación sobre el Medievo, además de una colección
de tapices, pinturas, armaduras y muebles de los siglos XVI a XIX. Fue
declarado Monumento Histórico-Artístico en el año 1931. Es propiedad del Ducado
del Infantado, si bien su administración y uso corresponde a la Dirección
General de Turismo de la Comunidad de Madrid. Por último, destacar que
Manzanares es la cuna de la Autonomía Madrileña, siendo su Castillo el
emplazamiento elegido en 1982 para la celebración del acto de constitución de
la Asamblea de Parlamentarios de Madrid y para el nombramiento de la ponencia
redactora del Estatuto de Autonomía.
La
Pedriza es un conjunto granítico de los más grandes de toda Europa situado en
la vertiente sur de la sierra de Guadarrama, dentro del municipio de Manzanares
el Real (Comunidad de Madrid). En ella se encontraron Pinturas Rupestres de
forma casual en 1987, que están en El Abrigo de Los Aljibes finca particular. Se
trata de unos paneles de pinturas de figuras antropomorfas ejecutadas con
pigmento ocre rojizo parduzco. Datan de la Edad de Bronce avanzado y podrían
oscilar entre el año 1400 y el 1200 a. C. y nos permiten conocer cómo fue la
economía básica de aquellos tiempos, fundamentada en la agricultura, la
ganadería y, tal vez, el intercambio de metal.
En
La Pedriza hay un Punto de Información al Visitante, es un edificio situado
nada más pasar la barrera que da entrada, dispone de folletos, mapas de rutas
de la zona para consulta del visitante, recomendaciones para la visita etc.
ASISTENTES:
25
DISTANCIA:
11’500 kilómetros
DESNIVEL:
500 metros
DURACIÓN:
4 horas 30 minutos
Mañana
de jueves en La Pedriza, las vacaciones del pasado verano en el álbum de los
recuerdos, ahora equipo de senderista y dispuestos a engrosar la lista de
asistentes a otra marcha, esta como entrenamiento, de las que poco a poco se
harán el próximo invierno con mejor o peor tiempo.
Al
encuadre, La Pedriza, hay que empezar por pedirle aquiescencia antes de hablar
de ella, lo mismo que al escultor que la cinceló, corrientemente se diría que
son palabras mayores esta manifestación de la naturaleza. Aunque son esculturas
de granito parece que, al menos durante su formación en el taller del orfebre,
fueron de una masa maleable, grácil y amable, para dejarse modelar y llegar a
adquirir la forma que mantendrá desde entonces hasta el más allá.
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Si
hasta aquí, por necesidad, se ha ido en formación de uno, ahora se transita más
abiertos lo que facilita la charla y el contraste de opiniones, la sensación es
la de no estar solos, como si fuese el patio de butacas de un teatro medieval,
aflora la curiosidad de, con la mayor discreción, ir mirando a medida que se va
avanzando, a derecha, a izquierda, hacia el fondo, sentir que apetece
mimetizarse con ese mágico ambiente, que por unos momentos se hace uno un hueco
para colocar la figura personal, entre tanto personaje de piedra, pero con
toques de ser real.
A
poco se pasa por la zona de aparcamiento de Canto Cochino hasta atravesar el
arroyo por un puente de madera para girar un poco a la derecha y circular por
la senda denominada "autopista" como nexo de unión de buena parte de
La Pedriza. Paralelos al Arroyo de la Dehesilla, se va avanzando hasta ponerse
a la altura del Refugio Giner de los Ríos, donde habiendo atravesado el arroyo
por otro puente de madera, se toma la GR-10 que en progresivo ascenso pasa por
El Tolmo, destino de la ruta de hoy pues, aunque se
pensó en la posibilidad de
continuar hasta el Collado de la Dehesilla, se desechó por cuestión de tiempo
para el regreso. A la sombra de esta mole granítica, pudiendo percibirlo como
si fuese un yunque donde la naturaleza hubiese modelado alguna de las curiosas
formaciones por allí circundantes, se toma el bocadillo, se hacen unas fotos y,
tras un pequeño descanso, se hace el camino de regreso.
Antes
de llegar a Canto Cochino y cogiendo un pequeño desvío en cuesta, se sube al
Chozo Kindelan, construido por los hermanos del mismo apellido y que sirvió de
refugio para los montañeros que pernoctaban por la zona hasta que se construyó
el Giner de los Ríos. Hecha la visita se
emprende de nuevo la marcha utilizando la Senda de Quebrantaherraduras hasta llegar a
los coches.
Tino
Ruta y artículo muy trabajados y vividos. Ilustrativos, como siempre!
ResponderEliminarRpN
Muy agradecido por tu comentario. Saludos, Tino.
ResponderEliminarLa Pedriza, como dice Pablo Guerrero: "...aire que pule la dureza, la paciencia del agua." "... unión de opuestos, fuerzas en equilibrio imposible, vertical armonía"
ResponderEliminarLa parada del bocadillo, siempre da para encontrar y comentar formas curiosas: equilibrios "imposibles", formas de animales, rocas y paredes verticales, rocas solitarias, redondeadas, rocas amigas donde sentarse, intimidantes y misteriosas... Para todos los gustos. Muchos alicientes. Yo, nunca sé dónde estoy (para mi, siempre es igual y distinta), menos mal que nuestros guías si.
Leonor, no conocía esta frase del poeta/cantante extremeño Pablo Guerrero -si, como supongo, es a quien te refieres- en mi sentir, hablando de La Pedriza, lo mismo "la vertical armonía" que "la fantasía en el granito" van unidos, de la mano.
ResponderEliminarEn la línea de tu sentir, sobre el tiempo del bocadillo en el entorno de esta marcha, ya reflejé más arriba que apetece "mimetizarse" para, imaginariamente, sentir que se forma parte de esa maravilla.
Muchísimas gracias por tu lectura y comentario a mis escritos, espero que te sigan motivando y continúes leyéndolos. Saludos, Tino.