domingo, 22 de octubre de 2017

Ruta 116 Frente del Agua (19/10/17)

Paredes de Buitrago fue un antiguo municipio de la provincia de Madrid que desapareció en 1975 al ser fusionado con los municipios de Mangirón y Serrada de la Fuente,  que junto con el de Cinco Villas, forman el municipio de Puentes Viejas.

En un bosque se encuentran una serie de construcciones militares semienterradas, como uno de los sistemas de fortificación militar más importantes del centro de España, llamadas "El frente del Agua", que defendieron los embalses madrileños del Villar y Puentes Viejas durante la Guerra Civil. El bando republicano movilizó a voluntarios: canteros, picapedreros, albañiles, marmolistas, zapadores, carpinteros, estuquistas, incluso pintores, adscritos a los sindicatos de izquierda UGT y CNT. Los hombres a su cargo desbrozaron y excavaron el accidentado terreno, entonces con poca vegetación arbórea, para adentrar en él los fortines e instalar su armamento en un tiempo récord. Por su parte, los mandos franquistas decidieron oponer a la red republicana otra enfrentada y paralela. Ambas líneas quedaron hasta hoy semienterradas por ingentes masas de tierra, maleza y arbustos.
Actualmente se ha creado una ruta para conocer estas fortificaciones tras una actuación de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, ideada en septiembre de 2012 e iniciada el mes de marzo de 2013, gozando ya todas las construcciones de protección como Bienes de Interés Patrimonial y que han sido conservadas en su integridad, nada se ha revocado, tan solo se ha adecentado y limpiado cuidadosamente.
Al igual que las que circundaban el pantano de El Villar, estas fortificaciones formaban parte de un campo de batalla donde se disputaba la posibilidad de que Madrid pudiera disponer de la codiciada agua potable represada en sendos embalses. Sin el agua de estos dos embalses madrileños, el asedio de la capital por Franco hubiera resultado irresistible para la ciudad sitiada.
Desde un enfoque más anecdótico, un nonagenario de la zona de Buitrago, que combatió desde estos mismos fortines, dejó escrito que, pese a las crueldades de la guerra civil, un enclave cercano, denominado La Peña del Alemán, fue escenario de un partido de fútbol entre combatientes de ambos bandos, cada uno de los cuales aportó un árbitro para cada tiempo del encuentro. Los mandos respectivos lanzaron cañonazos de aviso a soldados y milicianos futbolistas para disuadirles de confraternizar con el enemigo y para hacerles regresar a las armas.
El embalse de Puentes Viejas está situado en el curso medio del río Lozoya, en la Sierra de Guadarrama. Pertenece a la red de embalses del Canal de Isabel II y es el tercer embalse en el sentido de la corriente que se encuentra el río a su paso. Para la construcción de la presa se utilizaron algunas máquinas bastante novedosas para la época tales como hormigoneras y apisonadoras eléctricas que se movían gracias a la energía generada en la central que el Canal de Isabel II tenía en Torrelaguna. Para ello hubo que levantar un tendido eléctrico utilizado exclusivamente para transportar dicha energía a la obra. Igualmente y para abaratar costes se utilizaron sillares artificiales construidos en hormigón con cemento Portland. Este tipo de cemento también se utilizó para elaborar el hormigón con el que se hizo el grueso de la presa.

(Información extraida de Wikipedia y diario El país)


 ASISTENTES: 7

DISTANCIA: 10 kilómetros

DESNIVEL: 200 metros

DURACIÓN: 4 horas 30 minutos


Paredes de Buitrago, pueblo pequeño y tranquilo, diez de la mañana, unas nubes adormecidas, tal vez cansadas del trabajo del día anterior, parece que empiezan a desperezarse, dan algunos bostezos, estiran los brazos y avanzan poco a poco hacia algún cobijo no muy lejano, han llovido mucho durante la noche, la falta de trabajo durante tanto tiempo ha hecho que aparezca pronto el cansancio.
Mientras se va despejando el cielo, los caminantes de hoy van cogiendo forma y, adornados con su mochila y cortavientos, se dirigen primero cuesta abajo, después cuesta arriba, por una blanca senda, hacia el pinar que invita a transitarlo para conocer los restos de una pasada parte de la historia de un pueblo, de una gente, de un entorno que ahora acoge a otra gente con otros sentimientos, con curiosidad y recuerdos.
Hoy se anda y se observa, mientras de vez en cuando el viento refresca, hecho ya todo el desnivel de subida, se llega al primer punto de de visita, repaso a la información del sitio en una placa, hay quien la lee en voz alta, los demás atienden, la información lo merece, contraste de opiniones, interpretaciones, al final hay acuerdo, todo queda claro, se camina hacia el siguiente puesto. Ahora al cobijo de los árboles, por un senderito bien delimitado, grandes marcas en morado, van guiando al visitante, éste sólo tiene que no perderse ningún detalle, no es que vaya a haber un examen, pero sí que todas sus dudas se aclaren.
Búnkeres, Nidos de ametralladora, Trincheras, Posición Cerrillo, Posición Matillas, Loma Quemada, "Zona Republicana"...Peñas Bajas, Peñas Altas, Posición Pinar, "Zona Nacional". El repaso al pasado, ya quedó atrás, ahora se combina el presente y futuro, con sus otras Lomas y Peñas, la Historia el día de mañana las juzgará, el ciudadano venidero se dará un paseo por ella, a saber con qué se vertebrará.
Después de unos meses secos y de mucho calor, este día es aún húmedo, por la noche llovió, también hace fresco, hay quien piensa en saludar y dar la bienvenida a unos guantes, ligeros pero estimulantes. Una larga recta, delimitada por árboles a ambos lados, transporta al interiorismo, a pensar en no pensar sino sentir que sean la vista, los pasos, quienes se comuniquen con ella, quienes acompañen todas las sensaciones vividas...en convertir la ola en playa remansada, el erial en planicie no agostada, los malos tiempos en agua pasada.
Después del bosque se sale hacia una bajada para visitar los últimos puestos, pero antes suena la campana, hora del almuerzo, en un sol y sombra y apoyados en unas piedras, se cumple el requisito, hay quien con fruta, hay quien con bocadillo. Foto de grupo en automático, así salen todos y es bastante práctico. De nuevo en ruta, camino hacia más restos y, una vez vistos todos, hacia el encuentro de una senda que lleva hasta el pueblo.
Día amable, sin rigores de calor ni de frío, por un paraje apetecible a los sentidos, el esfuerzo ha sido aquilatado a una marcha suave, llena de historia e historias de unos protagonistas, ahora anónimos, pero que en su día les tocó dirimir los acontecimientos de su país.
                                               

                                                                                                                                 Tino



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