Documentación:
No se sabe con certeza el origen del
nombre, antiguamente era "Latazar", como se menciona en el Libro de
la Montería de Alfonso XI. Se atribuye una raíz celto-germánica e incluso
vasca, aunque la mayoría se inclina por una procedencia árabe. El gentilicio para
sus habitantes es "atazareño". Es posible que El Atazar se haya
formado en un campamento de origen árabe, en el siglo XII. En el término fue
encontrada una de las torres de vigías de la red de atalayas de la marca media
antemural.
En el año 1083 fue reconquistado
Buitrago del Lozoya por Alfonso VI y 13 años después también El Atazar, que
seguramente fueran tan solo cabañas. En 1368 pasó a formar parte
del señorío de Buitrago, y en 1490 se alzó con el título de villa, gracias
a don Íñigo López de Mendoza, al parecer se hizo con el título de villa porque
se encontraba lejos y aislada. En el siglo XVII El Atazar prosperó mucho,
alcanzó los 212 habitantes, su mayor cifra. Se vivía de la agricultura y ganadería
básicamente, a mediados del siglo XX, la mayor parte de la población abandonó
El Atazar, después de la guerra civil, aunque en los últimos años el turismo
amante de la naturaleza ha atraído muchos de turistas, los fines de semana o
vacaciones. Ya en el año 1833, al igual que muchísimos otros pueblos, pasó a
formar parte de la provincia de Madrid, ya que antes formaba parte de la provincia
de Guadalajara.
El gran atractivo del municipio es el embalse
del Atazar, el más grande de toda la Comunidad de Madrid. Fue construido en
1972 y su capacidad es un 45% de todo el abastecimiento de la Comunidad de
Madrid. El embalse del Atazar dejó completamente incomunicada la localidad,
porque pasó sobre la antigua carretera que unía el Atazar con Cervera de
Buitrago, ahora pasa por encima de la presa la carretera hacia El Berrueco y
Torrelaguna.
La Iglesia de Santa Catalina se
encuentra en la plaza de la Constitución, está hecha con mampostería de pizarra,
es barroca, y construida en el siglo XVII, aunque el presbiterio es del siglo
XVI. El núcleo urbano se asienta en una ladera de una montaña. Las
construcciones están dedicadas básicamente a uso mixto
residencial-agropecuario, con corrales o cuadras adosadas a las viviendas. El
parque de las Eras, solado con lanchas de pizarra, tiene un mirador hacia el
embalse y las montañas, cuyas cimas superan los 1300 metros, y en el que el
visitante puede dar un agradable paseo
(Información
extraída de Wikipedia)
ASISTENTES: 13
DISTANCIA: 10'500 kilómetros
DESNIVEL: 525 metros
DURACIÓN: 4 horas 15 minutos
Crónica:
De camino hacia el
pueblo del Atazar, desde la altura de la carretera, se percibe como una fusión
en el paisaje, del nivel del pantano con las montañas cercanas, las nubes algo
plomizas, pues amaneció un día con tonos grises, se reflejaban tímidamente
entre las unas y el otro, como queriéndose hacer un hueco para salir también en
la foto. Esa vista, medio aérea hasta que se desciende a ras de suelo, se
asemeja a un vuelo de ave casi rasante, de poca altura, para no perderse
detalle.
Ya en el pueblo, todos
juntos más un perrillo que se sumó al grupo, emprenden camino hacia un sendero
inicial que, ladeando una montaña de vegetación baja, la serpentea suavemente,
la remonta con algún desnivel más acusado y que, pasados unos dos kilómetros,
confluye en una pista más ancha para pesarla la responsabilidad de cuidar y
acompañar a sus viajeros. Ésta, dispuesta a no defraudar, proporciona un fácil
caminar, un paisaje como de ajuar de boda, elegante, hermoso, a veces casi de ensueño, en su muestrario estaban montañas lo
mismo sencillas de remontar que algo más apuestas, lo mismo aisladas que hermanadas en hilera.
Todos casi juntos, van
caminando, imaginando, disfrutando de una mañana, algo perezosa, pues se debió
trasponer dejando un hueco de penumbra que, aunque paciente, debió ir a
corregir este despiste para que, ahora sí, poco a poco, se fueran encendiendo
los focos diseminando una claridad que, ante todo, empezó a hacer desfilar en
el horizonte el paisaje que faltaba por ver y conseguir, ya, que se completase
una vista de la naturaleza que se podía confundir entre lo fantástico y lo real.
Mientras tanto, Canelo
-nombre ficticio, su pelaje era de esta tonalidad- el perrillo que se sumó al
grupo, iba y volvía, desaparecía y aparecía, lo mismo lideraba que cerraba el
grupo, solamente paró en el momento del bocadillo, en Cabeza Antón altura
máxima que se hizo en la marcha, dejándose caer entre unos y otros, excepto
entre los que solo tomaban fruta, para ver qué podía degustar. Desde esta
altura, aunque no por sus metros de desnivel (unos 1400m), pero sí por su
proximidad al punto exacto de un anfiteatro panorámico, se aprovecha para ir
mirando todo lo que ofrecía como estímulo paisajístico. Foto de grupo, fotos
individuales, casi, casi...foto a la propia foto,
De nuevo en el camino,
ahora ya en descenso, por sendero que irá acercando al pueblo aunque, bueno, no
del todo, por lo que hubo, primero que tomar otro de la familia y, después,
despedirse de este segundo también y hacer una pequeña travesía por vegetación,
no muy alta y que, gentilmente, iba dejando huecos para poder transitar eso sí,
avisando de que no se la pisara, lo que se cumplió con agradecimiento.
Último tramo del
recorrido, el pueblo a la vista, parecía como con una expresión de "a ver
si os aclaráis ya, ahora por aquí, después por allá" en realidad, lo que
hacía era felicitar a todos por su labor de acuerdo y participación en el
empeño de haber pasado una mañana de ejercicio, compañía y disfrute, y que
esperaba otra futura visita pues aún quedaba mucho por ver. De regreso a casa,
antes se hace una parada técnica en un restaurante de buen precio y mejor menú.
Tino
Pequeño álbum de fotos:
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