Documentación:
El Valle de la Barranca es un valle de
montaña situado a las faldas de la Bola del Mundo y La Maliciosa, en la Sierra
de Guadarrama. Administrativamente está dentro de los términos municipales de
Navacerrada y Becerril de la Sierra, Comunidad de Madrid. En él hay un espeso
bosque de pino silvestre por el que discurre un río de montaña, el Samburiel -afluente
del río Manzanares- remansado en dos pequeñas presas, y que desemboca en el Embalse
de Navacerrada.
Se accede al valle de la Barranca desde
la carretera autonómica M-607, poco después de la rotonda de entrada a la
población de Navacerrada. Casi al final de la carretera del acceso se
encuentran las ruinas del Hospital del Santo Ángel, abandonado desde hace unas
dos décadas, que fue construido en 1941 como Sanatorio para el tratamiento de
la Tuberculosis. Con el avance de la medicina, se fue haciendo innecesario este
tipo de hospitales para el tratamiento de la mencionada enfermedad, por lo que
pasó a ser un centro psiquiátrico hasta 1995 que cesó su actividad. Desde
entonces, por su estado de abandono, se ha ido cargando de leyendas e historias
de misterios. Continuando por esta carretera, junto al primer embalse, existe
un aparcamiento de vehículos y el hotel La Barranca. Desde este hotel sale una
pista forestal no asfaltada que asciende hasta la carretera M-601 -la que lleva
al Puerto de Navacerrada- y que pasa por la Fuente de la Campanilla.
Como curiosidad, la carretera de acceso
fue asfaltada en 1982, con motivo del Mundial de fútbol para facilitar el
acceso a los futbolistas de la selección francesa que se alojaban en el Hotel
La Barranca.
(Información
extraída de Wikipedia )
ASISTENTES: 19
Cómo llegar
Track de la ruta
ASISTENTES: 19
DISTANCIA: 12´500 kilómetros
DESNIVEL: 550 metros
DURACIÓN: 3 horas 40 minutosCómo llegar
Track de la ruta
Crónica:
Una mañana ya con tintes de invierno, va
diseñando su escenario para la ocasión, de esta manera hay unas nubes, algo perezosas, que poco a poco se detienen en su caminar, para
ir como abrazándose a la parte alta del Yelmo, no queda claro, pero semejaba que para recibir su calor, pareciendo también ir repartiendo los buenos días a su
alrededor. Mientras enfrente otras nubes, de abajo hacia arriba, como el humo
blanco de una hoguera, asemejan extender los brazos, a modo de bailarina de
ballet, hacia el cielo, alzándose también con la elegancia de la ingravidez. Un
visillo de niebla parecía querer ocultar este y algo más del paisaje, dando la
impresión de intentar quedárselo sin compartirlo con nadie pero, probablemente,
después de haberlo recapacitado, se fue disolviendo, sin prisas, dando la
sensación de hacerlo a regañadientes, pero al final complaciente.
Diecinueve caminantes en este día,
participando de esas condiciones y de unos presagios poco halagüeños de lluvia
y viento, comienzan su marcha de los jueves, los hay más antiguos, también los
que empiezan esta pequeña aventura de juntarse al principio de un camino y
recorrerlo, sobre piedras o sobre la nieve, haga frío o haga calor. Los primeros pasos
son por una pista de tierra en pequeña subida, como para ir cogiendo el tono
necesario en toda marcha. Decir que cuando se camina por pista es más cómodo
que por senda o sendero pero, igualmente, conviene prestar atención a los
cruces y desvíos que se van encontrando, es fácil tomar la incorrecta y lo que
puede haber delante pueden ser kilómetros y más kilómetros, que van
adentrándose por la montaña sin una meta definida y sin ningún tipo de
referencia (p.e.: marcas de ruta o hitos de piedras, auténticos lazarillos que
llevan de la mano por el mejor camino).
A diferencia de los precios, que cuando
suben difícilmente vuelven a bajar, en esta marcha pronto se empieza un notable
descenso, de en torno a un kilómetro y que, girando a la izquierda por otra
pista, el grupo se encamina hacia el embalse del Chiquillo, particular nombre
que le viene del arroyo que lo alimenta en descenso desde la montaña más
próxima. En el mismo sitio también está la fuente de igual nombre, jocosamente
se diría que está la familia al completo.
Acaba la visita se va hacia la carretera
que sube a los aparcamientos de La Barranca, dejando a la izquierda el hospital
abandonado, atravesando la carretera y siguiendo la PR-17 (ruta de Pequeño
Recorrido) se llega hasta la pista que sube hacia el Mirador de Las Canchas y que, una vez superada la zona de ocio para moverse por las alturas de los pinos, se
abandona al coger la Senda Ortiz, punto este en el que se hizo el descanso para
tomar el bocadillo. Transitando por esta senda se evoca ese andar tranquilo y
atractivo por caminos gratificantes en su avance y por sus frecuentes paisajes que
hay al alcance de la vista.
Una vez superada esta senda se vuelve de
nuevo a la pista del principio, atravesando la explanada del antiguo Hospital
de Tuberculosos de Navacerrada (hoy día desaparecido y en el que se rodó la
película La noche de Walpurgis, interpretada por el actor español Jacinto
Molina Álvarez artísticamente conocido como Paul Naschy), para en suave y
continuado descenso, dar por finalizada una marcha más y en la que no hubo el
mínimo contratiempo climatológico, por escaso margen horario, pues a poco de
finalizar se cumplieron los pronósticos ya indicados.
Senda Ortiz nevada |
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