domingo, 17 de diciembre de 2017

Ruta 123: Marcha al Embalse del Chiquillo - La Barranca (14/12/17)

Documentación:

El Valle de la Barranca es un valle de montaña situado a las faldas de la Bola del Mundo y La Maliciosa, en la Sierra de Guadarrama. Administrativamente está dentro de los términos municipales de Navacerrada y Becerril de la Sierra, Comunidad de Madrid. En él hay un espeso bosque de pino silvestre por el que discurre un río de montaña, el Samburiel -afluente del río Manzanares- remansado en dos pequeñas presas, y que desemboca en el Embalse de Navacerrada.
Se accede al valle de la Barranca desde la carretera autonómica M-607, poco después de la rotonda de entrada a la población de Navacerrada. Casi al final de la carretera del acceso se encuentran las ruinas del Hospital del Santo Ángel, abandonado desde hace unas dos décadas, que fue construido en 1941 como Sanatorio para el tratamiento de la Tuberculosis. Con el avance de la medicina, se fue haciendo innecesario este tipo de hospitales para el tratamiento de la mencionada enfermedad, por lo que pasó a ser un centro psiquiátrico hasta 1995 que cesó su actividad. Desde entonces, por su estado de abandono, se ha ido cargando de leyendas e historias de misterios. Continuando por esta carretera, junto al primer embalse, existe un aparcamiento de vehículos y el hotel La Barranca. Desde este hotel sale una pista forestal no asfaltada que asciende hasta la carretera M-601 -la que lleva al Puerto de Navacerrada- y que pasa por la Fuente de la Campanilla.
Como curiosidad, la carretera de acceso fue asfaltada en 1982, con motivo del Mundial de fútbol para facilitar el acceso a los futbolistas de la selección francesa que se alojaban en el Hotel La Barranca.

                                                                 (Información extraída de Wikipedia )






ASISTENTES:      19
DISTANCIA:         12´500 kilómetros
DESNIVEL:           550 metros
DURACIÓN:         3 horas 40 minutos



Cómo llegar


Track de la ruta


Crónica:

Una mañana ya con tintes de invierno, va diseñando su escenario para la ocasión, de esta manera hay unas nubes, algo perezosas, que poco a poco se detienen en su caminar, para ir como abrazándose a la parte alta del Yelmo, no queda claro, pero semejaba que para recibir su calor, pareciendo también ir repartiendo los buenos días a su alrededor. Mientras enfrente otras nubes, de abajo hacia arriba, como el humo blanco de una hoguera, asemejan extender los brazos, a modo de bailarina de ballet, hacia el cielo, alzándose también con la elegancia de la ingravidez. Un visillo de niebla parecía querer ocultar este y algo más del paisaje, dando la impresión de intentar quedárselo sin compartirlo con nadie pero, probablemente, después de haberlo recapacitado, se fue disolviendo, sin prisas, dando la sensación de hacerlo a regañadientes, pero al final complaciente.
Diecinueve caminantes en este día, participando de esas condiciones y de unos presagios poco halagüeños de lluvia y viento, comienzan su marcha de los jueves, los hay más antiguos, también los que empiezan esta pequeña aventura de juntarse al principio de un camino y recorrerlo, sobre piedras o sobre la nieve, haga frío o haga calor. Los primeros pasos son por una pista de tierra en pequeña subida, como para ir cogiendo el tono necesario en toda marcha. Decir que cuando se camina por pista es más cómodo que por senda o sendero pero, igualmente, conviene prestar atención a los cruces y desvíos que se van encontrando, es fácil tomar la incorrecta y lo que puede haber delante pueden ser kilómetros y más kilómetros, que van adentrándose por la montaña sin una meta definida y sin ningún tipo de referencia (p.e.: marcas de ruta o hitos de piedras, auténticos lazarillos que llevan de la mano por el mejor camino).
A diferencia de los precios, que cuando suben difícilmente vuelven a bajar, en esta marcha pronto se empieza un notable descenso, de en torno a un kilómetro y que, girando a la izquierda por otra pista, el grupo se encamina hacia el embalse del Chiquillo, particular nombre que le viene del arroyo que lo alimenta en descenso desde la montaña más próxima. En el mismo sitio también está la fuente de igual nombre, jocosamente se diría que está la familia al completo. 
Acaba la visita se va hacia la carretera que sube a los aparcamientos de La Barranca, dejando a la izquierda el hospital abandonado, atravesando la carretera y siguiendo la PR-17 (ruta de Pequeño Recorrido) se llega hasta la pista que sube hacia el Mirador de Las Canchas y que, una vez superada la zona de ocio para moverse por las alturas de los pinos, se abandona al coger la Senda Ortiz, punto este en el que se hizo el descanso para tomar el bocadillo. Transitando por esta senda se evoca ese andar tranquilo y atractivo por caminos gratificantes en su avance y por sus frecuentes paisajes que hay al alcance de la vista.
Una vez superada esta senda se vuelve de nuevo a la pista del principio, atravesando la explanada del antiguo Hospital de Tuberculosos de Navacerrada (hoy día desaparecido y en el que se rodó la película La noche de Walpurgis, interpretada por el actor español Jacinto Molina Álvarez artísticamente conocido como Paul Naschy), para en suave y continuado descenso, dar por finalizada una marcha más y en la que no hubo el mínimo contratiempo climatológico, por escaso margen horario, pues a poco de finalizar se cumplieron los pronósticos ya indicados.



                                                                                                                             Tino



Pequeño álbum de fotos:



Arroyo del Chiquillo



Embalse del Chiquillo











Fuente del Chiquillo





Senda Ortiz nevada








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