domingo, 3 de diciembre de 2017

Ruta 121: Hoyo Manzanares-Peñaliendre-Covacho-Hoyo Manzanares (30/11/17)

Documentación:

El municipio de Hoyo de Manzanares se encuentra dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, fue creado por la Comunidad de Madrid en 1985 Este espacio es Reserva de la Biosfera desde el 15 de febrero de 1993, y está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria en cumplimiento de la Directiva de Hábitats. Existen pruebas de ocupación antigua, como una necrópolis probablemente visigoda, el denominado Yacimiento arqueológico de La Cabilda.
Tras la reconquista, la repoblación de Hoyo de Manzanares se efectuó con moros granadinos y cristianos palentinos y navarros. Esta reconquista (siglo XIII) supone probablemente el origen reciente de Hoyo de Manzanares. Hacia 1247 Hoyo de Manzanares estaba poblado por ganaderos segovianos. Debido a los continuos enfrentamientos entre segovianos y madrileños, el rey Alfonso X El Sabio incorporó toda la comarca a la corona, con lo cual dio al Real de Manzanares un carácter señorial y de realengo a esta comarca.
En cuanto al nombre del municipio hay que decir que en sus orígenes se conocía el municipio como El Oyo de Manzanares. Pasado los años, alrededor del 1787 la localidad aparecía con el nombre de "El Hoyo de Manzanares” incorporando ya la “h”, en estos momentos ya tenía la categoría de Villa. El origen de este topónimo, como el de otros “hoyos” u “ojos” puede estar relacionado con el término árabe ‘’aaiun’’ que significa “ojos” y, de modo simbólico, fuentes o manantiales, que tan abundantes son en el término municipal.
En el siglo XV, Hoyo de Manzanares queda integrado en los bosques y montes de El Pardo como vedado de caza, hecho que supuso una reducción de la actividad ganadera y agrícola, actividades económicas principales de la época.
En el periodo que comprenden los siglos XVI al XVIII se vuelve a producir un vacío documental, ya que los archivos existentes son destruidos en su mayor parte, al invadir Madrid las tropas de Carlos de Austria, ocupando y saqueando los pueblos de la Sierra.
Durante el siglo XVIII el transporte de la leña y el granito producidos en Hoyo de Manzanares con destino a Madrid, constituía su actividad económica por excelencia.
Por último, en el siglo XX, a partir de 1947, la población experimenta un notable crecimiento, debido en parte al asentamiento, en el municipio, de la Academia Militar de Ingenieros del Ejército de Tierra y la Escuela Militar de defensa NBQ así como el campo de tiro 'El Palancar' que ocupa buena parte de la Sierra de Hoyo. Dentro del recinto militar se llevaron a cabo las últimas ejecuciones del franquismo.
En el edificio que hoy forma parte de las escuelas municipales se estableció también un hospital destinado a enfermedades respiratorias. En lo que el terreno económico se refiere, las tradicionales actividades de cantería desaparecen, debido a la prohibición de extraer piedra impuesta por el Parque Regional y en la actualidad depende fundamentalmente del sector servicios.
En el término municipal de Hoyo de Manzanares existen unos antiguos decorados de cine, donde se rodaron, en las décadas de los sesenta y setenta, numerosas películas, principalmente spaghetti westerns (entre ellos, Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo y otras menos conocidas). En la finca de El Pendolero, el director de cine Carlos Saura situó la acción de dos de sus filmes más conocidos, Ana y los lobos (1972) y su continuación Mamá cumple cien años (1979). Algunas secuencias de Los 2 lados de la cama también tienen como escenario el casco urbano de Hoyo de Manzanares

La Cascada o Chorrera del Covacho, en la Sierra de Hoyo de Manzanares, es un salto de agua producido por las aguas del Arroyo de Peña Herrera, estando también por esta zona los Arroyos del Cuchillar y de Peregrinos. No muy lejos de la cascada están el Cerro de la Lechuza, y, la loma de Peñaliendre con el Mirador del mismo nombre desde el que se pueden contemplar estupendas vistas.

Información extraída de Wikipedia y www.senderismomadrid.es


ASISTENTES:     22
DISTANCIA:        12´300 kilómetros
DESNIVEL:          450 metros
DURACIÓN:         4 horas 30 minutos





Crónica:

El frío de la mañana saluda a los caminantes y, con todo el respeto, les pide que, solo por un par de horas, se pongan gorro y guantes, que ya va siendo su hora, sí, que llega con algo de demora, pero que se le vaya dejando trabajar, que nunca es tarde...vaya, que a ver si ahora también se va a tener que justificar.
Habiendo cumplido, también del mejor grado, este sabio y acertado consejo, se comienza una marcha al principio por pista, después por senda, para estrecharse en senderito y, afinando más, por tramos más próximos a callejón que a la típica ruta de montaña, que se hace con entrega y pasión. Como es zona de rocas y bastante vegetación, se procura pisar donde no tropezarse y oler el perfume a naturaleza hasta saciarse. Al marchar en paralelo a una pequeña hilera de montañas, parece como que se va saboreando más el motivo de andar al aire libre, de dejar correr y remontar sobre esas pequeñas cimas, los pensamientos, las sensaciones, también alguna preocupación que, al dejarla libre puede que decida quedarse por allí y liberar a su porteador.
Un poco antes del plazo marcado por el sol, para comenzar a dar calor, se llega al mirador de Peñaliendre, en pequeña altura pero con grandes deseos de agradar a toda la gente. Unos cuantos metros antes se han quedado unos pocos para adentrarse, sin ningún riesgo, al cerro del mismo nombre que el mirador, bueno, en rigor es el mirador quien recibe ese nombre de dicho cerro. También hubo otros pocos que, más aventureros, hacen alguna pequeña trepada, no hasta las proximidades del cielo, pero sí alejándose bastante del suelo.
Hechas las visitas y tomado el bocadillo juntos ya todos, se llega a la Cascada del Covacho que, si en primavera con el deshielo llega a verter agua en abundancia, ahora todo lo que tiene es un pequeño charco como testimonio del agua caída en días anteriores. Foto de grupo, una pequeña inspección de la zona y regreso al punto de inicio para, como es habitual, repartirse en los que regresan a sus casas, los que vuelven a la universidad y los que se quedan a comer en algún pueblo próximo a la gran ciudad.


                                                                                                                                                  Tino


Pequeño álbum de fotos:

























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