Documentación:
El municipio de Hoyo de Manzanares se encuentra dentro del Parque
Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, fue creado por la Comunidad de
Madrid en 1985 Este espacio es Reserva de la Biosfera desde el 15 de febrero de
1993, y está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria en cumplimiento
de la Directiva de Hábitats. Existen pruebas de ocupación antigua, como una
necrópolis probablemente visigoda, el denominado Yacimiento arqueológico de La
Cabilda.
Tras la reconquista, la repoblación de Hoyo de Manzanares se
efectuó con moros granadinos y cristianos palentinos y navarros. Esta
reconquista (siglo XIII) supone probablemente el origen reciente de Hoyo de
Manzanares. Hacia 1247 Hoyo de Manzanares estaba poblado por ganaderos
segovianos. Debido a los continuos enfrentamientos entre segovianos y
madrileños, el rey Alfonso X El Sabio incorporó toda la comarca a la corona,
con lo cual dio al Real de Manzanares un carácter señorial y de realengo a esta
comarca.
En cuanto al nombre del municipio hay que decir que en sus
orígenes se conocía el municipio como El Oyo de Manzanares. Pasado los años,
alrededor del 1787 la localidad aparecía con el nombre de "El Hoyo de
Manzanares” incorporando ya la “h”, en estos momentos ya tenía la categoría de
Villa. El origen de este topónimo, como el de otros “hoyos” u “ojos” puede
estar relacionado con el término árabe ‘’aaiun’’ que significa “ojos” y, de
modo simbólico, fuentes o manantiales, que tan abundantes son en el término
municipal.
En el siglo XV, Hoyo de Manzanares queda integrado en los
bosques y montes de El Pardo como vedado de caza, hecho que supuso una
reducción de la actividad ganadera y agrícola, actividades económicas
principales de la época.
En el periodo que comprenden los siglos XVI al XVIII se
vuelve a producir un vacío documental, ya que los archivos existentes son
destruidos en su mayor parte, al invadir Madrid las tropas de Carlos de
Austria, ocupando y saqueando los pueblos de la Sierra.
Durante el siglo XVIII el transporte de la leña y el granito
producidos en Hoyo de Manzanares con destino a Madrid, constituía su actividad
económica por excelencia.
Por último, en el siglo XX, a partir de 1947, la población
experimenta un notable crecimiento, debido en parte al asentamiento, en el
municipio, de la Academia Militar de Ingenieros del Ejército de Tierra y la
Escuela Militar de defensa NBQ así como el campo de tiro 'El Palancar' que
ocupa buena parte de la Sierra de Hoyo. Dentro del recinto militar se llevaron
a cabo las últimas ejecuciones del franquismo.
En el edificio que hoy forma parte de las escuelas
municipales se estableció también un hospital destinado a enfermedades
respiratorias. En lo que el terreno económico se refiere, las tradicionales
actividades de cantería desaparecen, debido a la prohibición de extraer piedra
impuesta por el Parque Regional y en la actualidad depende fundamentalmente del
sector servicios.
En el término municipal de Hoyo de Manzanares existen unos
antiguos decorados de cine, donde se rodaron, en las décadas de los sesenta y setenta,
numerosas películas, principalmente spaghetti westerns (entre ellos, Por un
puñado de dólares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo y
otras menos conocidas). En la finca de El Pendolero, el director de cine Carlos
Saura situó la acción de dos de sus filmes más conocidos, Ana y los lobos
(1972) y su continuación Mamá cumple cien años (1979). Algunas secuencias de
Los 2 lados de la cama también tienen como escenario el casco urbano de Hoyo de
Manzanares
La Cascada o Chorrera del Covacho, en la Sierra de Hoyo de Manzanares,
es un salto de agua producido por las aguas del Arroyo de Peña Herrera, estando
también por esta zona los Arroyos del Cuchillar y de Peregrinos. No muy lejos
de la cascada están el Cerro de la Lechuza, y, la loma de Peñaliendre con el
Mirador del mismo nombre desde el que se pueden contemplar estupendas vistas.
Información extraída de Wikipedia y www.senderismomadrid.es
ASISTENTES: 22
DISTANCIA: 12´300 kilómetros
DESNIVEL: 450 metros
DURACIÓN: 4 horas 30 minutos
Crónica:
El frío de la mañana saluda a los caminantes y, con todo el
respeto, les pide que, solo por un par de horas, se pongan gorro y guantes, que
ya va siendo su hora, sí, que llega con algo de demora, pero que se le vaya
dejando trabajar, que nunca es tarde...vaya, que a ver si ahora también se va a
tener que justificar.
Habiendo cumplido, también del mejor grado, este sabio y
acertado consejo, se comienza una marcha al principio por pista, después por
senda, para estrecharse en senderito y, afinando más, por tramos más próximos a
callejón que a la típica ruta de montaña, que se hace con entrega y pasión.
Como es zona de rocas y bastante vegetación, se procura pisar donde no
tropezarse y oler el perfume a naturaleza hasta saciarse. Al marchar en
paralelo a una pequeña hilera de montañas, parece como que se va saboreando más
el motivo de andar al aire libre, de dejar correr y remontar sobre esas
pequeñas cimas, los pensamientos, las sensaciones, también alguna preocupación
que, al dejarla libre puede que decida quedarse por allí y liberar a su
porteador.
Un poco antes del plazo marcado por el sol, para comenzar a
dar calor, se llega al mirador de Peñaliendre, en pequeña altura pero con
grandes deseos de agradar a toda la gente. Unos cuantos metros antes se han
quedado unos pocos para adentrarse, sin ningún riesgo, al cerro del mismo
nombre que el mirador, bueno, en rigor es el mirador quien recibe ese nombre de
dicho cerro. También hubo otros pocos que, más aventureros, hacen alguna
pequeña trepada, no hasta las proximidades del cielo, pero sí alejándose
bastante del suelo.
Hechas las visitas y tomado el bocadillo juntos ya todos, se
llega a la Cascada del Covacho que, si en primavera con el deshielo llega a
verter agua en abundancia, ahora todo lo que tiene es un pequeño charco como
testimonio del agua caída en días anteriores. Foto de grupo, una pequeña
inspección de la zona y regreso al punto de inicio para, como es habitual,
repartirse en los que regresan a sus casas, los que vuelven a la universidad y
los que se quedan a comer en algún pueblo próximo a la gran ciudad.
Tino
Pequeño álbum de fotos:
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