La Dehesa de Navalvillar es un espacio natural
situado en el municipio de Colmenar Viejo. Existen referencias a ella desde el
siglo XI, donde se menciona que el Rey Alfonso X cazaba el oso en su parajes.
Desde hace algunos siglos perdió su masa forestal por la venta de la madera para
el pago de las deudas municipales. Debido a su situación en las estribaciones
de la Sierra de Guadarrama, protegida por el norte por el Cerro de San Pedro ha
sido lugar de asentamientos desde la antigüedad, entre los restos encontrados
se encuentran gran cantidad de viviendas visigodas de los siglos VI y VII que
perduraron hasta después de la toma de la península por los árabes del siglo
VIII y minas de metales. En Navalvillar se puede observar una zona de
viviendas, con una calle que delimitaba dos espacios diferenciados: uno,
dedicado al hábitat familiar y otro, a los servicios. También son destacables
las áreas de cementerios, siendo las más conocidas la de Remedios y la de
Fuente del Moro. El ritual de enterramiento es parecido, aunque en el caso del
yacimiento de Fuente del Moro, las sepulturas excavadas en la roca conviven con
las cistas, formadas con lajas de piedra donde se metían los ataúdes o
parihuelas, mientras que en las excavadas en la roca se realizaban con un
simple sudario. En ambos casos se han encontrado ajuares, formados por pequeñas
jarritas. En el caso de las excavadas en la roca, el ajuar es tardorromano: un
ungüentario de vidrio de cuerpo bulboso. En cuanto a la necrópolis de Remedios,
donde está situado el Santuario de la Patrona de Colmenar Viejo, Nuestra Señora
de los Remedios, cuenta con varias sepulturas, todas excavadas en la roca, con
un caso muy singular: se reutilizaba el mismo espacio para incluir dos
enterramientos. El ajuar funerario hallado es muy similar al de la Fuente del
Moro, destacando una jarrita decorada con dos bandas de seis líneas incisas.
También en la Dehesa de Navalvillar en el paraje conocido como Valdepuerco, se
encuentra el yacimiento de Navalahija, asentamiento hispanovisigodo datado en
el siglo VII. En la campaña de 2008 se descubrió una fragua. El yacimiento se
encuentra en fase de excavación y estudio (dato de abril de 2010) por parte de
un conjunto de expertos multidisciplinar. En la Dehesa de Navalvillar se
encuentran vestigios de minería de metales, si bien se encuentra en fase de
estudio (dato a fecha de abril de 2010). El pozo maestro y la entrada a una
galería completamente inundados son los dos puntos visibles en fase de estudio.
Los rodean los restos de desecho de la actividad minera. Los posibles metales
que se barajan como principal motivo de la explotación son: cobre, plata o
hierro. Algunas teorías indican la posible utilización desde tiempos visigodos
o anterior. Ya en época moderna ha sido usada para: rodajes cinematográficos,
más de doscientos (Espartaco, El Cid Campeador y gran cantidad de espagueti
westerns; prácticas de tiro militar, almacén de material municipal y lugar de
ocio). El hecho de haber sido una posesión municipal desde, al menos, el siglo
XVI, y probablemente desde el XV, le ha permitido conservar los restos
arqueológicos de una forma que no ha sido posible en otras zonas del municipio
más alteradas por la actividad humana.
(Información extraída de Wikipedia)
Datos Marcha:
Asistentes: 18
Distancia: 9'800 kilómetros
Desnivel: 270 metros
Duración: 3 horas 30 minutos
Crónica:
Aves en pleno vuelo, surcando el tono gris del
cielo, niebla esquiva que aparece y desaparece, algo furtiva, haciendo lo mismo
con el paisaje, que ahora me ves, que ahora me pierdes, animales en sus pastos,
en sus campos, los más grandes ni corren ni huyen, los pequeños a resguardo.
Arroyos secos, arroyos húmedos, agua corriente,
como afluente de esperanzas cristalinas, agua fría, fresca como el amanecer de
cada día, el aire levita, no se mueve, evita molestar, solo quiere agradar, el
paisaje parece modelado por unas manos finas, cariñosas, cincelado a base de
caricias.
La ruta de este día es fácil, sencilla,
vistosa, con algo de historia, tal vez por ello la introducción hecha,
arqueología y películas, helicópteros y minas, tiros de verdad y tiros de
mentira, artistas y caminantes como protagonistas.
Tras un par de kilómetros por pista se llega al
primer yacimiento de algunos ancestros, lo que queda de sus casas y retazos de
sus vidas, arquitectura básica, en piedra. A poco de avanzar algo más se llega
a un mirador, desde el que se ve poco, pues la niebla se posó entre el
caminante y el sol. Con ese vaporoso manto blanco, de frente y en el
retrovisor, se sigue avanzando hasta llegar a una chimenea, de ladrillo y
elevada, en mitad de la llanura, resto de un escenario que recreaba otros
tiempos con todos sus glosarios.
Girando hacia la derecha, entre ganado y
cercas, se va avanzando hacia una mina pequeña donde se hace un alto para tomar
el bocadillo, hacer un descanso, y volver de nuevo al camino, en dirección a
otros yacimientos, al campo de tiro y después hacia el inicio.
La marcha de este día ha sido una marcha agradable, en
su paisaje, en su encuadre, llanura para andar y montaña que observar,
escenario natural, actores sin mural, su obra era un suave caminar para,
primero disfrutar y, después, volverlo a intentar.
Tino
Siempre estás a la altura, Tino, en todas las partes de tu crónica. Un abrazo. RpN.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y ánimos. Otro abrazo
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